Conforme a Hernán Vásquez
Villegas, quien pertencía a la Unidad
C.1.3 de la CNI…., entre los meses de marzo y abril de 1989 el Capitán Sanhueza los reunió para darles
la misión de vigilancia y seguimiento de un sujeto identificado como Jécar
Nehgme, según dijo, por instrucciones del mando, ya que al parecer se estaba
reorganizando el MIR político. Ese dirigente mirista llegaba periódicamente a unas oficinas ubicadas en el 4° piso de calle
Bandera N° 465, el cual no representaba ninguna importancia de carácter
político, ya que toda su actividad era en el ámbito público y por lo mismo, al
asumir la misión no les pareció relevante y sólo fue un trabajo más de los que
realizaban y, además, ya no se encontraban motivados puesto que la CNI se
estaba terminando y serían prontamente encuadrados en otras Unidades.
Orlando Torrejón Gatica[1] cuenta que en Marzo del ’89…por
instrucciones de Sanhueza Ros comenzaron a realizar investigaciones en torno a
distintos dirigentes del MIR, entre ellos, a la persona de Nehgme, hecho que le
consta porque recuerda que le correspondía digitar los informes que entregaban
los equipos acerca del trabajo realizado y además, porque el nombre de esta
persona era poco común.
Patricio Vega Trujillo integró la agrupación a
cargo del Capitán Arturo Sanhueza Ros que tenía la misión de investigar las
actividades del MIR que este movimiento comienza a resurgir políticamente y era
liderando por…Nehgme, razón por la cual el Capitán Sanhueza, en una reunión con
la agrupación, les informa que se ha resuelto realizar un seguimiento y para
ello determina a dos equipos que deben vigilarlo en forma permanente –Vásquez
Muñoz “El Pablito” y Muñoz Orellana “El Cordillera”- cuya función específica y
principal era lograr determinar las actividades políticas y reuniones que Jécar
Nehgme desarrollaba en forma cotidiana. Agrega que los sectores que éste
frecuentaba eran más en el centro de la ciudad y él, que se desempeñaba como
conductor, sólo debía ingresar a una calle determinada o estacionarse en un
lugar; que estos seguimientos eran esporádicos, los cuales comenzaron más o
menos tres meses antes de la muerte del sujeto y todas las informaciones
diarias de sus actividades las entregaban también diariamente al Capitán Sanhueza
y éste a los estamentos superiores….Nehgme no representaba para ellos ningún
riesgo, toda vez que sus labores políticas eran públicas y por lo tanto, sabida
por todos.
Hernán Vásquez Villegas A fines del mes de mayo, fue
llamado a un curso de requisito para ascender al grado superior y al
reincorporarse al mes siguiente, se informó que al sujeto ya no se (le) estaba trabajando. Recuerda también que hubo
un tiempo en que Capitán Sanhueza
pasó transitoriamente a depender directamente del Director de Operación
(Leddy). Luego de unos dos meses más de
vigilancia, hubo una orden del escalón superior, en el sentido de que al señor
Nehgme se le debía dar un “escarmiento” -golpiza- con el objeto de retirarlo
temporalmente de la actividad política y para ello se iban a utilizar unos
usleros.
Jaime Silva Ratz formaba parte de la Unidad
de Reacción “Apache” y que en el año
1989, habiéndose trasladado la Unidad completa a Grajales con República, más o
menos en julio, luego de haber hecho uso de una licencia médica, encontrándose
sus compañeros de equipo fuera de Santiago, quedó en calidad de disponible en
el cuartel. Fue requerido entonces por Sanhueza
Ros, el cual era jefe interino de las Brigadas Verde y Azul que
investigaban al MIR y al FMR para que los acompañara, junto al conductor
llamado “Vitoco”, dirigiéndose hacia la Plaza de Maipú, lugar en que
permanecieron por un lapso de una hora más o menos.
En tanto, por la frecuencia del radio
transmisor se escuchaba el seguimiento de una persona distinguiendo la voz de
un agente apodado “Cordillera” quien
se dirigía al “Telele” y este último
le mencionaba que se encontraba cerca del “Olafo”.
Dice que luego se trasladaron hasta el Templo Votivo de Maipú, específicamente
a la calle Olimpo.
Allí Sanhueza Ros (Ramiro) le indica que descienda del vehículo,
señalándole que siga a una persona que transitaba por una calle como a unos 150
mts. de distancia y a quien solo vió por la espalda. Dice que Ramiro le ordenó
que no lo perdiera de vista hasta que el sujeto se internó en uno de los
pasajes de la población, él corrió para no perderlo y cuando dobló hacia el
pasaje donde había caminado la persona se encontró con el vehículo en que se
desplazaba, ordenándole Ramiro que subiera de inmediato.
Acota que fue dejado en su domicilio,
advirtiéndole que era probable que al día siguiente nuevamente lo requerirían,
hecho que efectivamente aconteció, dirigiéndose a la Plaza de Maipú, junto con
el Vitoco y allí estuvieron aproximadamente una hora, escuchando luego que la
persona se encontraba en el centro de Santiago, así que regresaron al cuartel. Nehgme realizaba su trabajo a la
luz pública y, por lo mismo, no constituía para nadie un personaje de mucha
relevancia política.
Víctor Manuel Muñoz Orellana participó de algunos seguimientos
esporádicos que se les ordenaron practicar con la instrucción de esperar en el
estacionamiento de calle Morandé entre las calles Compañía y Catedral, lugar
desde el cual se prestaba apoyo a otro equipo que realizaba la vigilancia.
Luis del Carmen Roldán Olmos[2], a principios del año
1989, se les entregó una orden de investigar las labores de trabajo y domicilio
particular del vocero del MIR Jécar Nehgme, el que se materializó y entregó en
el mes de mayo, al escalón superior; que establecieron que tenia su lugar de
trabajo en calle Bandera, frente al antiguo Congreso y en calle Bulnes, al
llegar a Agustinas o Moneda y su domicilio particular en la comuna de Maipú,
detrás del templo Votivo. Recuerda que en una oportunidad, en el seguimiento,
participó toda la Unidad, encabezada por el Capitán Droguett, y el sujeto
abordó un colectivo a eso de las 20:30 horas, siguiéndolo hasta su
domicilio….Nehgme no era un político relevante que pudiera originar problemas
futuros…, ya que sus actividades las desarrollaba dentro de un marco reducido
de personas y a la luz pública. Afirma que el día en que se produjeron los
hechos investigados fueron despachados como de costumbre a las 18:00 horas por
el propio Sanhueza Ros.
Lo mismo recuerda José Arturo
Fuentes Pastene: en el mes de julio
del año 1989, por instrucciones de su jefe de equipo, y junto a él, comenzaron
a realizar seguimientos alternados a una persona respecto del cual sólo tenían
antecedentes que se trataba de un dirigente político. Recuerda que uno de los
lugares que frecuentaba era el CODEPU
en calle Bandera y otro, uno de los sectores de la comuna de Maipú, en una
plaza Templo Votivo, donde permanecían varias horas en espera de su salida.
Asevera que la misión era sólo “marcarlo” e informar luego al jefe de equipo
sobre las actividades por él desarrolladas. A mediados del mes de agosto del mismo año se recibió la instrucción de
cesar en los seguimientos, sin señalar los motivos.
Jaime García Torres
Luis Sanhueza Ros, recuerda que en el mes de agosto
de 1989, yo había sido designado como Comandante de la Unidad que investigaba
las actividades al MIR[3]
situada en el nuevo Cuartel de Grajales.
En esta Unidad, formada cinco meses antes, tras abandonar el Cuartel
Borgoño y la salida de Alvaro Corbalán, dedicándose (en su declaración) más a la recepción y análisis de las
informaciones del MIR, en atención a que ese mismo año se había perdido el
Plebiscito y prácticamente las Unidades se preparaban para disolver la Central
…e incorporarnos a la DINE, tanto así que el Director de la CNI lo ejercía el mismo Director de
Inteligencia del Ejército, el General Abarzúa. Las misiones que yo tenía con mi personal, conformado por unos treinta
agentes, era la comprobación de las carpetas que se nos habían traspasado de
las antiguas Unidades de Borgoño que combatían el MIR. En estas carpetas
existían los antecedentes de muchos miristas (Manuel Cavieses Donoso, Roberto Toro, Pascal Allende, Sergio Aguiló,
Jécar Nehgme, etc.) Cada una o cada
dos semanas comprobábamos la información de esas carpetas, referidas a
domicilios, actividad del momento y rutinas a través de seguimientos, si es que
la persona estaba ubicable. De todas estas informaciones cada quince días se
insertaban en el informe que se elevaba al escalón superior, vale decir a mi
jefe directo que era Hugo Acevedo,
quien… traspasaba la misma información al Comandante de la División
Metropolitana, Brigadier Enrique Leddy.
Por orgánica, éste debía traspasarla al Departamento
de Análisis y Operaciones de su Cuartel General, a cargo del entonces Mayor
Pedro Guzmán.
Por esos días Jaime Norambuena
Aguilar la CNI, su tarea fue la de
vigilancia y control del MIR, entre 1988 y 1990. En particular…realizar seguimientos y vigilancias a las
personas más connotadas del MIR. En el año 1989, pertenecía a la Brigada
C.1.2.3, al mando del Capitán Arturo
Sanhueza Ros. Al mismo tiempo realizaba en la Escuela de Infantería de San Bernardo el curso de requisito para
ascender al grado de Capitán, desde principios de marzo hasta el día 19 de
agosto del ‘89.
Por esos mismos días de agosto Sanhueza
Ros es citado a la oficina del
Brigadier Enrique Leddy con la totalidad de las carpetas de los sujetos del MIR
que poseíamos en nuestra Unidad. Una vez en la oficina del Brigadier, me ordenó
que le hiciera un resumen de la información de cada una de ellas y de la
situación actual. Una vez revisada cada una de estas carpetas, apartó la de
Jécar Nehgme y me ordenó exponerle la rutina y las actividades de este
último. “A partir de este momento, con
sus Oficiales y el mínimo de personal debe eliminar a este mirista”. Pide
que le aclare la orden: “Que a partir de
este momento se efectúa la operación de eliminación de este mirista”, por lo
cual le respondo lo siguiente: “Mi Brigadier, como Comandante de esta Unidad,
debo hacerle presente que el MIR, en estos momentos, no está actuando en la
clandestinidad. Es más, precisamente, el vocero del MIR político y no militar
es Jécar Nehgme, considerando, respetuosamente mi Brigadier que sería un error
efectuar una operación de esta naturaleza…este sujeto ha sido seguido y
vigilado en reiteradas ocasiones por mi personal a cargo, por tal motivo, no
sería una operación que tuviera características de secreta. Le hace
presente que no es el sujeto apropiado ni
el momento para efectuar dicha operación.” En esas condiciones mi Brigadier,
con una actitud molesta y definitiva, me ordena nuevamente que le diera
cumplimiento a su orden y no le pusiera problemas… y recalca que se debía hacer lo más rápido posible. Antes
de retirarme de su oficina, recuerdo que él se paró de su escritorio para
hacerme salir de su oficina y yo, aún cuando iba retirándome hacia la puerta,
le volví a repetir que se evaluara la situación para suspenderla. Recuerdo que
en ese preciso momento se encontraba su ayudante personal, el Teniente Manuel
Allende que debió haber escuchado mis negativas. Del mismo modo recuerdo que
salí con mis carpetas molesto, efectuando un comentario a la salida con el
ayudante en el sentido que no me encontraba de acuerdo con la misión. Lo
repite Allende Tello[4],
quien es el ayudante de Leddy, el Capitán Sanhueza salió muy molesto de la
oficina del Brigadier Leddy portando una carpeta bajo el brazo y le manifestó
“Esto no debe hacerse” o algo similar.
El en ese entonces teniente Norambuena
Aguilar recuerda que el 21 de agosto
de 1989 me presenté al Comandante de la Brigada, el Capitán Sanhueza, después
de haber finalizado el curso…, y me parece que al día subsiguiente, me hizo
presente que había que dar inicio al seguimiento y vigilancia de Jécar Nehgme, vocero del MIR, a quien, por
orden del propio Brigadier Leddy, había que “neutralizar”… Terminada la
reunión con Leddy Sanhueza Ross se va a su oficina
y reúne al Teniente Jaime Norambuena y Teniente
Silvio Corsini[5],
comunicándoles la orden…les dije que me sentía muy mal, ya que no quiso aceptar
mis argumentos…luego de exponerles mi discrepancia…, les señalé que íbamos a
cumplir esta misión a nuestra manera, vale decir, que a partir de ese momento
“vamos a salir de la Unidad con los vehículos del Teniente Corsini y el mío,
que era un Charade, pero vamos a realizar vigilancias y seguimientos y
comunicaciones radiales para que el mando, a través de la radio, estuviera
informado que estábamos en la actividad ordenada.”
Corsini Escarate el Capitán Sanhueza nos
comentó que la orden que había recibido de parte del Brigadier Leddy era
eliminar o “neutralizar” al sujeto mencionado. Al conocer ésta, le manifesté al
Comandante de Brigada que dicha acción no podía ejecutarse por los momentos que
estaba atravesando el país, se había perdido el Plebiscito, la Central Nacional
de Informaciones estaba culminando su actividad como tal y por tratarse de una
persona que desarrollaba su actividad política en forma pública. El Capitán Sanhueza
me contestó que él ya eso lo había representado, pero que el Brigadier le
ordenó continuar. Por ello es que tratábamos de dilatar la misión, abortando
los seguimientos, ya que incluso a veces durante las tardes realizábamos
cuestiones particulares.
La rutina que hicimos diariamente era ir a
vigilar una oficina que quedaba ubicada en calle Bandera y las salidas que
hacía esta persona a diferentes lugares del centro las controlábamos para que
el mando se diera cuenta que estábamos cumpliendo. Pasaron muchos días y no
teníamos los resultados que el Brigadier esperaba,…en tres ocasiones se
trasladó al centro a reunirse con él…en los estacionamientos que tenía la
Central…en calle Bandera con Catedral. Se le reprende severamente porque no se había efectuado la misión. Aprovecha
de reiterarle nuevamente que este sujeto
era público y se desplazaba como cualquier ciudadano por el centro de Santiago
y que evaluara la posibilidad de suspender la misión, teniendo como testigo
a Norambuena…y aún así, el Brigadier seguía con su decisión…. Luego que el Brigadier
se retiraba…comentábamos entre los tres (él, Cossini y Norambuena) el desagrado de la actitud obsesiva e
irracional del Brigadier Leddy a ese respecto.
Lo apoya Normabuena Aguilar…fueron de seguimiento y vigilancia portando una pistola CZ de 9 mm, ordenado por el Capitán Sanhueza, labores que
desarrollé junto a él y Corsini,
consistiendo como misión específica ir a su domicilio particular…en la comuna
de Maipú y seguir la rutina diaria que realizaba…desde su domicilio hasta el
centro, que era lo que hacía frecuentemente. Dentro de estos seguimientos, que
duraron entre ocho y diez días, detectamos que su rutina era siempre la
misma,…, hubo varios días que no lo realizamos Dirá Luis Sanhueza muchas veces
hablábamos por radio sin tener idea de que dónde estaba el sujeto, ….Sigue Norambuena en su relato: Junto al Capitán Sanhueza y Corsini,
nos trasladábamos al centro y simulando que lo seguíamos, actividad que
realizamos en varias oportunidades. Como consecuencia de lo anterior, le
representé al Capitán Sanhueza que no hiciéramos esta operación, ante lo cual
me respondió que el mando lo estaba apresurando.
Enrique Leddy
El papel del teniente Corsini
Escarate era de conductor, siendo
que Nehgme no vivía en la clandestinidad,
se le hicieron seguimientos para chequear sus desplazamientos y es por ello que
quien lo “marcaba” era Norambuena y
yo me quedaba en el vehículo….en algunas ocasiones también acompañó en esta
misión…el Capitán Sanhueza.
En una segunda o tercera ocasión de las
visitas, narra Luis
Sanhueza Ross, el Brigadier Leddy me
ordena que junto con eliminar al sujeto, en el lugar de los hechos debía lanzar
una cantidad de panfletos…y me entrega un papel que decía algo así como
“Amarillo burgués traidor”. Le pregunté qué significaban esos términos, a lo
cual me manifestó que leyendo los últimos informes de la actividad del MIR
había detectado que hacía dos o tres meses antes se había efectuado una
concentración en el Teatro Caupolicán, en donde en uno de los pasajes habla al
público el vocero del MIR, Jécar Nehgme, y un sector de la audiencia le gritaba
“Jécar Nehgme, traidor, amarillo burgués”. Entonces consideró que debía quedar
en el sitio del suceso para desvirtuar cualquier vinculación con la Central….
Esos panfletos llegaron a mi poder ese día en la tarde.
Esperando que tanta demora…terminaría
en un desistimiento de la orden. Sin embargo, a los 12 o 15 días siguientes, el
Brigadier Leddy, a través de un llamado radial, me ordena presentarme
inmediatamente en su oficina. Una vez en ella, en tenida operativa, es decir de
ropa sport, inmediatamente al hacer ingreso a su despacho, visiblemente molesto
y en una actitud agresiva, me dice “Qué es lo que le está pasando, por qué no
ha dado cumplimiento a la orden. ¿O es que tiene miedo o pretende hacerle
problemas al mando? Me extraña que Ud. tenga estas actitudes”. Le respondí que
…las condiciones para efectuar la
operación no se daban, por lo cual, de manera agresiva y molesta, me ordena que
me retire de la oficina y espere en terreno nuevas resoluciones. Al salir de la
oficina, al ver esta actitud, pensé que iba a ser sancionado o destinado a otra
División.
Este enfrentamiento lo relata también Norambuena el Brigadier Enrique Leddy Araneda…, Comandante
de la División Metropolitana C.1., concurrió al centro donde nos encontrábamos
desarrollando la vigilancia y seguimiento de Jécar Nehgme, a comprobar en
terreno y acelerar el cabal cumplimiento de la misión,….el Capitán Sanhueza le
representó al Brigadier Leddy la inconveniencia de llevar a efecto este
operativo, replicándole éste con cierta dureza algo así como “Y..¿cuándo se iba
a cumplir la orden que él habìa dado?”….no estábamos de acuerdo con la orden
impartida, el Brigadier Leddy quien se
molestó
Al retornar nuevamente al centro, informé a
mis Oficiales la situación que había vivido, es más, les señalé que en
cualquier momento me llamarían para firmar mi hoja de vida o me iban a relevar
del mando. En ese instante recibí un absoluto apoyo de mis Oficiales quienes me
manifestaron que si me destinaban, ellos solicitarían voluntariamente su
destinación porque la actitud del Brigadier era, por decir lo menos, muy
desmotivadora y sin criterio.
Corsini Escarate: Un hecho que me llamó la
atención es que unos días antes de la comisión de este hecho, llegó al
estacionamiento ubicado en calle Morandé o cerca de los Tribunales de Justicia,
el Teniente Manuel Allende conduciendo un auto fiscal, a cargo. Este Oficial se
desempeñaba en ese tiempo como ayudante del Brigadier Enrique Leddy, Jefe de la
División Metropolitana. Luego de saludarnos y al consultarle qué andaba
haciendo en el centro, me contestó “traje a mi Brigadier Leddy a hacer una
diligencia”, replicándole, por mi parte, que estaba esperando al Teniente
Norambuena y al Capitán Sanhueza, sin mencionarle nada más. En esa oportunidad,
estos últimos se encontraban “marcando” al sujeto en el sector de Bandera.
Luego de unos quince minutos apareció el Brigadier Leddy y se retiraron. Poco
después, el propio Capitán Sanhueza comentó que el Brigadier Leddy había venido
a verificar si estaban trabajando en lo ordenado.
Creo que al día siguiente, al mediodía, luego
que regresamos al Cuartel con el Teniente Norambuena, el Capitán Sanhueza nos
dijo “Mi Brigadier Leddy está molesto porque nos hemos demorado mucho en
cumplir la misión”.
Que Allende Tello a los días siguientes me correspondió
trasladar al Brigadier Leddy, en el vehículo que tenía a cargo, hasta un
estacionamiento que estaba ubicado en calle Morandé con Catedral. Allí él se
bajó y me encontré en el mismo recinto con Corsini que estaba en un taxi de su
Brigada. Recuerdo haber conversado con éste algunas palabras, en tanto el
Brigadier se bajó y no sé hacia dónde se dirigió. Corsini me preguntó qué
andaba haciendo y yo le respondí que acompañando al Brigadier y no comentando
nada…. Cuando regresó el Brigadier no hizo comentarios y nos regresamos al
Cuartel.
El mayor Pedro Guzmán Olivares Jefe de Análisis y Operaciones del Cuartel
General de la División Metropolitana, recuerda que uno o dos días antes de la muerte de Jécar Nehgme, en conformidad a una
orden superior, el Brigadier Leddy me manda a buscar para que concurra a su
oficina y en presencia de su ayudante Manuel Allende me ordena integrar la
Unidad del Capitán Sanhueza para controlar y apurar la ejecución de Nehgme porque la orden impartida a la Unidad iba
demasiado lenta. Yo le representé en dos oportunidades que no era prudente mi
participación, primero, porque yo no conocía a esta persona; segundo, yo no
cumplía funciones operativas y desempeñaba el cargo de asesor en el Cuartel
General de la División…. Además, que el Capitán Sanhueza, en su oportunidad, me
había referido que las condiciones de seguridad para el cumplimiento de la
misión eran malas considerando que al sujeto lo había seguido toda su Unidad….Al
Brigadier le pareció mal, me levantó la
voz y me ordenó el cumplimiento estricto de la orden y que debía hacerse a como
diera lugar. El Teniente Allende, su
ayudante, fue ordenado para que se
integrara también a la Unidad.
Allende Tello Como a los dos días después, el Brigadier
Leddy mandó a buscar al Mayor Pedro Guzmán quien se desempeñaba en ese entonces
en la Oficina de Análisis u Operaciones, y como la puerta de su oficina estaba
abierta, escuché que le dijo que debe eliminar a un sujeto y que él debía tomar
el mando de ese operativo, puesto que Sanhueza había “aculado”, y luego me
llama a integrarme a la conversación, ordenándome en el mismo acto que debía
participar en la operación. Al salir de la oficina le pregunté al Mayor Guzmán
de qué se trataba la misión y él me respondió que había que eliminar a un
sujeto militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario. También recuerdo
que después de haber recibido la misión, el Mayor Guzmán concurrió a la oficina
del Brigadier y yo le acompañé. En mi presencia le sugirió no llevar adelante
esta operación debido a que a este sujeto la Brigada de Sanhueza hacía tiempo
que le estaba siguiendo, que ello no resultaba conveniente y además que se
trataba de una persona que no estaba en la clandestinidad. El Brigadier Leddy
insistió en mantener la orden dada, visiblemente molesto. Luego nos retiramos
puesto que no había nada más que hacer.
El agente de la CNI Manuel
Morales Acevedo recordó que uno o dos días antes del asesinato, alrededor de las 10:30 horas, en
circunstancias que se encontraba de Comandante de Guardia en los
estacionamientos del Cuartel Grajales, notó que dos personas estaban en un
rincón del recinto, que se acercó a ver que ocurría, percatándose se trataba
del Capitán Sanhueza y otro funcionario a quien conocía como el “Cordillera”,
los cuales estaban probando una pistola Llama, calibre 7,65 mm. con
silenciador, quienes al consultarles que estaban haciendo le comentaron que la
estaban probando porque el silenciador estaba fallando, esto es, “estaba
metiendo mucha bulla”.
El Inspector Víctor Caro (Ventura) al encontrarse
con su amigo, Jaime Torres Gacitúa,
le cuenta en la cafetería que terminaba
sus servicios en la CNI por haber tenido un problema con el que era su
Comandante, el Capitán Sanhueza Ros, y ello se habría originado porque este
Capitán le habría ordenado integrar un equipo destinado a la eliminación de un
dirigente del MIR, y junto con negarse a cumplirla, solicitó su retorno a
Investigaciones que era su institución. De esto dirá Víctor Caro Pizarro, que como miembro de la unidad habría apoyado esporádicamente labores de
vigilancia de Jécar Nehgme, pero en aquel entonces no sabía con precisión
acerca de la importancia de tal o cual sujeto, ya que a todos los que les
correspondió vigilar a algunos. Pero en esa época tenía reiteradas confrontaciones por razones de
trabajo con el Jefe de la Unidad, Capitán Luis Arturo Sanhueza, ya que le daba
la impresión de que planificaba con el mando alguna acción grave…hizo público
su descontento al comentar con algunos Oficiales de Ejército respecto a este
problema, ya que les hizo saber que tenía “muy mal olor” y que no se prestaría
para participar en ninguna de las planificaciones desquiciadas que pudiera
tener Sanhueza.
Ahora Luis Sanhueza Ross Ese día (el del enfrentamiento con
Leddy) seguimos deambulando por el centro
hasta que aproximadamente las 18:00 ó 19:00 horas me llama por radio el Mayor Guzmán, Jefe de Operaciones del
Cuartel General, quien me solicita mi ubicación y que lo espere porque debía
conversar personalmente conmigo. En esas circunstancias nos contactamos, me
parece, en Bandera con Catedral y me informa lo siguiente. “Capitán, vengo por
orden expresa del Brigadier Leddy a tomar el mando de la operación. Mi
Brigadier está extremadamente molesto por su actitud. Ya se le agotó la
paciencia y me ha enviado a mí como Jefe de Operaciones a ejecutar, a dirigir y
a controlar efectivamente el trabajo con respecto a la operación. Por tal
razón, mañana asumo el mando, junto con el Teniente Allende y nos
incorporaremos para dar cumplimiento a la orden emitida por el mando”.
Sigue Norambuena Aguilar Creo que dos días antes de que se concretara
la orden, el Mayor Guzmán concurrió junto a nosotros a los lugares en que se
practicaban los seguimientos para ver en terreno la actividad…. Al ver al Mayor
pensé que éste iba a comprobar en terreno que dicha misión no se podía realizar
por la situación del país, pero me dí cuenta que la operación ya venía ordenada
desde arriba. De ahí, el Capitán Sanhueza nos hizo presente que le habían
quitado el mando, no de la Brigada, pero sí de este operativo específico,
quedando en definitiva subordinado bajo las órdenes del Mayor Guzmán.
Corsini Escarate: posteriormente, en una
oportunidad, concurrió a la Brigada el Mayor Guzmán, quien se desempeñaba a la
época, como Jefe de Análisis u Operaciones que cumplía órdenes directas del
Brigadier Leddy y no tenía ninguna relación de mando directo sobre los
integrantes de la Brigada. El Mayor Guzmán nos comentó algo así como “vamos a
trabajar juntos”. Esto nos dio la certeza absoluta que no podíamos rehusar el
cumplimiento de la misión encomendada.
Continúa Sanhueza Ros, que
terminada la reunión con Guzmán, quedó
tremendamente desmoralizado al ver que había perdido la confianza y la
“lealtad” de mi superior… Fue una situación incómoda porque todo lo que
anteriormente habíamos conformado para dilatar la operación llegaba a su fin,
porque para nosotros y para mí específicamente, el Mayor Pedro Guzmán era una
persona muy seria, enérgica y de plena confianza del Brigadier. Además, al
analizar que también se incorporaba su ayudante personal, sin duda, reflejaba
la absoluta desconfianza que ya había demostrado.
[1] haberse desempeñado al año 1989 como
Plana Mayor o encargado de las operaciones de la Brigada que investigaba las
actividades del MIR, cuyo comandante era el Capitán Arturo Sanhueza Ros.
[2] pertenecía a la Unidad MIR al mando del
Teniente Luis Sanhueza Ros
[3] Dirá Sanhueza Ross que tanto él ,como
Comandante de la Unidad, mis Oficiales y el personal de planta, en todos los
análisis y actividades de información referidas al MIR, sabíamos que
definitivamente el MIR no estaba ejerciendo actividades clandestinas ni
militares, situación que informábamos permanentemente al escalón superior.
[4] a fines del mes de agosto del año 1989
yo me desempeñaba como ayudante del Brigadier Enrique Leddy, vale decir, en
funciones de secretario en cuestiones administrativas, las que cumplía en una
oficina al lado de la que ocupaba el Brigadier Leddy, donde debía estar desde
antes que llegara él y hasta después que se retirara.
[5] Teniente de Ejército destinado a la
Central Nacional de Informaciones a la Unidad C.1.2.3 que investigaba las
actividades del MIR, me correspondió desarrollar actividades operativas y
administrativas, ya que en ese tiempo la CNI estaba terminando su labor como
tal y debíamos ser traspasados a la Dirección de Inteligencia del Ejército.
Dentro de los actos administrativos, era Oficial supervisor de todo lo
relacionado con material de guerra y vehículos motorizados de la Brigada; y en
lo operativo, informar de actividades que desarrollaban los sujetos con
actividad subversiva que estaban en carpeta en nuestra Unidad, pero sólo en lo
que se refiere a observación de sus desplazamientos, de lo que dejaba
constancia en las carpetas pertinentes.
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