LOS MISTERIOS DE LA TRANSICIÓN: EL HOMICIDIO DE UN CORONEL (II)
EL 29 DE ENERO. LA MAÑANA Y LA TARDE: A las 7 AM Huber Olivares
acompañó a su hija Astrid a dejar a su pololo Jorge (al
aeropuerto), dirigiéndose posteriormente
a la casa. Adriana Polloni agrega que desde la mañana su cónyuge tenía la intención de comunicarse con la
unidad (FAMAE), a fin de entregar
algún teléfono o forma de contactarse con él en caso que se le requiriera, pero
cuando ella estuvo con él no se comunicó,…le dijo que tuviera presente la casa
de don Augusto Pinochet, que es abuelo del marido de su ahijada, Loreto Tapia,
que desde ahí podría llamar. Para
ella su marido se encontraba contento,
tranquilo, relajado, de hecho desde que prestó declaración con el Ministro
Correa.
En la tarde, junto al resto de
la familia viajan a a San Alfonso,
transcurriendo el día en forma normal, tomaron once-comida. Según Alex notó a su padre normal y tranquilo. Adriana
Polloni relata “que durante ese día su marido había dormido
siesta, que estaba tranquilo, había salido a dar un paseo con su hijo y que
estaba completamente normal.”
Matilde Hinojosa Olguín[1] recuerda que cuando ella estaba en la
casa de su hija Carmen Collins, sola,
llegó Gerardo Huber a eso de las 18.00 horas con su hijo menor, conversaron un
rato, lo vio muy bien vestido y lo encontró tranquilo, pero como un poco “ido”.
Agrega que Huber le preguntó por dónde pasaba el tren y el río y en ese momento
su hijo le pidió que lo llevara a la cueva, que se ubica al fondo de su casa,
pero sólo caminaron unos metros y se devolvieron encontrándose con Elwyn, quien
al parecer los andaba buscando
Ya en la casa de los Tapia Guerrero, sus compadres, en horas de la tarde, dijo Elwyn Tapia Cuevas “salió con Gerardo a caminar por los
alrededores de la casa de San Alfonso, caminata que duró unos veinte minutos,
durante los cuales no dijo una sola palabra. Y al anochecer y mientras se tomaban un trago en la terraza y
planificaban un paseo para el día siguiente, se acordó que era la hora de las
noticias, por lo que fue a prender el televisor y a los minutos llegó Gerardo a
su lado.” Al lugar sólo llegaba la señal de TVN, canal que ese día no
transmitió noticia alguna del tráfico de armas a Croacia. Los Huber Polloni más tarde
tenían que ir a buscar al hijo menor de Huber a la casa de un familiar.
Astrid Huber Polloni y su marido Juan Manuel Koenig
EL 29 DE ENERO DE 1991 AL ANOCHECER…. La casa de la familia Tapia-Guerrero
recibía visitas esa tarde: a Gerardo Huber Olivares y su cónyuge Adriana
Polloni. Estos eran compadres de Ana Guerrero Hinojosa y Elwyn Tapia[2]. También Marcela Polverelli
Hinojosa.
Contará Ana Guerrero Hinojosa, que “cerca de las 22:00 horas,
mientras se encontraba en compañía de su marido Elwyn Tapia y sus compadres
Gerardo Huber y Adriana Polloni “ además de Loreto Tapia Guerrero y Hernán
García Pinochet (el nieto del General Pinochet y yerno de los dueños de casa),
los últimos “viajaban a Bucalemu al
aniversario de matrimonio” Pinochet-Hiriart.
Hernán García Pinochet[3] lo recuerda “como era costumbre
se encontraba con Loreto Tapia y su hijo en la casa de los padres de ella
(el matrimonio Tapia Guerrero), ubicado
en Carmen Grossi Nº12 de San Alfonso,
a eso de las 19.00 horas hicieron once-comida, encontrándose presente además
Gerardo Huber, su esposa e hijos y los padres de Loreto.”
Salió el choclón familiar en dirección a la casa de la señora Carmen Guerrero Hinojosa. Aprovechando
el frescor de la noche, decidieron salir
a dar un paseo por la localidad de San Alfonso, sin embargo cuando estaban por
hacerlo, Gerardo decidió quedarse en la casa para ver noticias (sólo
recibían la señal de TVN en esa época). Agrega
Adriana Polloni Becker que Huber quedó de ir
a buscarlos después, ya que tenía conocimiento del lugar que visitarían, que
correspondía a la casa de unos amigos y antes de que salieran le había
preguntado a Elwyn Tapia si estaban las llaves del auto en la casa, éste le
contestó que sí precisamente en el tablero donde ellas se dejan en la casa,
junto a las llaves de los vehículos.
Tapia le dice “que cuando terminaran las
noticias se fuera donde la tía Carmen.”
Elwyn Tapia Cuevas recuerda que salieron todos a
eso de las 09:30 horas, quedándose en la casa, el Coronel Huber, su hija Loreto
Tapia, su marido Hernán García y el hijo de ambos, ya que éstos últimos
viajarían en dirección a la casa de don Augusto Pinochet, a la celebración de
su aniversario de matrimonio.
Hernán García Pinochet relata que una vez finalizada (las noticias), se pusieron a ordenar sus pertenencias, ya
que debían viajar a Bucalemu; a eso de las 21:00 horas todos salieron con
destino a la casa de la tía Matilde, quedando en casa sólo Gerardo Huber, él,
Loreto y su hijo. Tras unos cinco o diez minutos, partieron con destino a Bucalemu,
Matilde Hinojosa Olguín cuenta que llegó a la casa de su
sobrina Carmen Guerrero, la que se ubica al lado de la suya y pronto llegó también el matrimonio Tapia Guerrero y la señora Adriana Polloni, pero Gerardo
no llegó con ellos, retirándose todos como las 22.30 horas.
HUBER SALE DE LA CASA: Mientras su familia se encuentra en San Alfonso, el matrimonio
García-Tapia preparaba un viaje. Loreto Tapia Guerrero en esa época cónyuge de Hernán
García (en la actualidad divorciada de él), es la que recuerda que “eran aproximadamente las 20.30 o 20:45 horas
aproximadamente, las noticias no habían terminado y todavía estaba claro,
mientras su tío Gerardo veía televisión, se quedó con el niño y cuando se
despidió, insistió mucho en que no se fuera, que cómo iba a viajar en la noche
con guagua, dándole un beso a ella y a su hijo,… al salir ella apagó algunas luces de la casa quedando Huber Olivares solo viendo televisión…el portón (que daba a la calle) quedó abierto de par en par como
acostumbraba a permanecer cuando había gente,… Cuando iban en dirección a
Bucalemu por el camino a San José, le llamó la atención que en la berma de
costado sur había tres autos oscuros[4],
modernos para la época, estacionados en fila india, metros antes de llegar al
Puente El Toyo (Hernán García no los recuerda), pero sin rastro de sus ocupantes.
Tomemonos unos instantes y veamos el parque automotriz con que contaba
el BIE. El agente Patricio Hernández San
Martín señala “que….disponían de
automóviles que eran renovados anualmente así utilizó un Susuki Forza, de color
azul, un Chevy Chevet, de color gris y un Monza de la Chevrolet, los que
estaban equipados con radio transmisores, con excepción del último de los
nombrados.” Hernán Urtubia Flores, recuerda que “en el estacionamiento de automóviles en el cuartel de García Reyes, habitualmente
habían unos treinta vehículos que eran utilizados en las actividades del
Batallón, todos los cuales tenían instalada una radio de comunicaciones, marca
Motorola que se conectaba con una central existente en el mismo cuartel y que
estaba a cargo de suboficiales del mismo Batallón y tiene memoria que había uno
o dos vehículos modelo Monza, marca Chevrolet, oscuros y que utilizaba Briones
o Provis.
En el G-2, comandada
por Jaime Vicuña Pérez tenía a su cargo un vehículo nuevo, marca
Subarú, modelo Loyale, de color blanco, el que nunca prestaba a otras compañías[5]
o secciones para ningún tipo de actividad, por lo que afirma que siempre fue él
quien utilizó ese auto, esto es sin perjuicio que cuando estaba de vacaciones o
ausente por algún motivo, quedaba a disposición de la sección segunda, por lo
que puede haber sido que mientras él no estaba en funciones, se prestara a
alguna Compañía del BIE, pero aquello no le consta, agrega además que ese
vehículo
Recuerda Juan
Carlos Soto Torres que “el Batallón…tenía varios autos a su cargo,
entre los cuales recuerda los Chevrolet Monza, incluso en su Compañía había un
Monza blanco y el Comandante de la Unidad el Coronel Manuel Provis utilizaba un Monza oscuro, de color azul,
haciendo presente que ambos vehículos tenían una radio transmisora, al parecer
marca Motorola, la que se contactaba con la Central de Radio del Batallón de
Inteligencia” Alberto Depix Morales
indica que había alrededor de veinte o más, eran de diferentes
marcas y colores, pero mayoritariamente eran Chevrolet modelo Monza y él usaba
uno de éstos, de color gris…algunos de éstos tenían radio transmisor y se
comunicaban con una central que estaba en el cuartel de García Reyes Nº12 e
independientemente si el vehículo tuviera radio o no. Al salir a la calle los autos llevaban radios portátiles y creo que eran marca de
Motorola o Kenwood….la Central de
Operaciones funcionaba en el segundo piso del cuartel y allí mismo operaba
la central de comunicaciones que
estaba constituida por un equipo transmisor que estaba comunicado con todos los
equipos de la calle y era atendida por un suboficial o empleado civil, bajo el
control del oficial de turno y recuerda que el experto en comunicaciones era el
Capitán Valdovinos.
El oficial de telecomunicaciones (encargada
del transmisor), y el oficial de turno cumplían su trabajo en un período de 24 horas,…el funcionario a cargo
de la radio y el oficial de guardia o de turno…comenzaban a las 08:00 ú 08:30
horas de un día y terminaba a las 08:00 ú 08:30 horas del otro día.
Miguel Camilo Ahumada recuerda los Subarú J-10 y
J-12, furgones utilitarios y el Monza que estaba a cargo del Comandante Juan Soto Espinoza. Aunque la mayoría eran oscuros, Jorge
Tejos Oyarzo informa…que había uno
blanco. Alfredo Wistuba Almonacid
precisó que los Monzas se ocupaban para
escolta y seguridad militar, éstos vehículos utilizaban una radio de marca
Motorola y se comunicaban con la Central de radio que tenía la Unidad de Calle
García Reyes N°12, la que era atendida por turnos funcionando las 24 horas del
día. Según Ricardo Ortega Prado éstos vehículo eran de todo tipo de
colores, no usaban vidrios polarizados y tenían radio, ya que en el Batallón
había una central y una antena para tal efecto. El alcance de estas radios,
según Jorge Sierra Mejia de veinte a treinta kilómetros
Rene Leiva Villagra agrega al
listado un minibús, un camión y dos jeep
marca susuki.
Los restos del Cuartel García Reyes del BIE
Hernán Schmidt Einike reconoce que “en lo personal ocupaba un automóvil Monza de color gris y estos
automóviles eran equipados con radio marca Motorola,…no todos contaban con
radio y operaban a través de una Central de Comunicaciones…atendida por
suboficiales de acuerdo a un turno preestablecido.” Prosperino Ortiz Torres aclara que “existía un grupo
predeterminado integrado por suboficiales y oficiales quienes hacían los turnos
de la citada central de radio, de 24 horas y estaban conformados por uno o más
funcionarios y el total del grupo asignado a estas labores no superaba las diez
personas.”
Enrique Lehuedé Martínez contó que los vehículos del BIE
se comunicaban con la central de comunicaciones, por radio de mano o handy y
también por radio VHF Motorola, ya que no todos los automóviles contaban con
esa instalación, por ello se recurría a las radios de mano y el alcance de
estos equipos era más o menos de 20 kilómetros y entre vehículo y vehículo no
más de trescientos metros y agrega que la DINE y otras reparticiones del
Ejército tenían en sus vehículos radios Motorola, pero ignora si los vehículos
asignados a la Dirección de Logística, disponían de tales equipos, pero sí sabe
que todos los jefes en esa época disponían de celulares.
Siguiendo con los García-Tapia, en la reconstitución de escena
realizado por el tribunal (hecha a las 10:30 AM). Saliendo alrededor de las
20:45 horas de la casa ubicada en Calle
Carmen Grossi Nº12, San Alfonso, a una velocidad promedio de 60 kilómetros por
hora (según Loreto Tapia iban a 100),
en dirección al Puente El Toyo y siendo las 10:34 horas, llegan al lugar donde estaban los dos vehículos oscuros[6].
En la casa ahora Gerardo Huber
Olivares se encuentra sólo. ¿Qué ocurre ahora? No hay testigos ni grabación
alguna disponible, pero ayuda acá el testimonio de Adriana Polloni, la que conoce la ropa de su familia y qué falta
cuando ellos retornan a la casa: el
coronel se cambia de ropa, “colocándose
blue jeans (que es de su hijo Alex),
un sweter marengo (que es de su hija Astrid) y zapatillas de gimnasia”. También porta todos sus documentos
personales y “su arma de servicio.”
Referida al arma, la secretaria en FAMAE de Huber, Teresa Carvajal Garate, el Coronel usaba (además del arma
fiscal) un arma particular y la portaba
en la parte superior de la cintura, debajo de la pretina del pantalón y
solamente la guardaba en la cartuchera cuando la ponía en su maletín para
retirarse de la oficina. Adriana
Polloni lo refrenda: no usaba cartuchera estando de civil, guardando el arma debajo de la
pretina del pantalón. Toma el auto de su amigo, Elwyn Tapia, y sale de la
casa.
Frente a la casa de los Tapia-Guerrero vive Patricio Ramos Vallejos, quien cerca de las 22.00 horas, sintió un ruido de motor de un vehículo que
bajaba, pero no se asomó para mirar, porque fue un solo automóvil (y) la calle Carmen Grossi, es perpendicular al
camino principal y el tráfico de vehículos es muy poco frecuente…es posible que
el vehículo que escuchó hubiese descendido de las casas que están más arriba.
Se supone que es el auto que conducía Gerardo Huber Olivares.
¿Iba acompañado o sólo? Sólo. Y esto se sabe porque en la “intersección de camino El Volcán con Carmen
Grossi,” es visto por Julia
Salamanca Ancamil[7]
la que cuenta que ”alrededor de las 21:00
horas, mientras se encontraba con su
prima, en la plazoleta ubicada en el camino al Volcán, frente a Calle Carmen
Grossi vio bajar desde la mencionada calle, el auto de don Elwyn Tapia, al
que conocía, y como su prima lanzó un
anillo al camino, adelantándose a fin de recogerlo, momento en el cual levantó
la vista y divisó el mencionado vehículo haciendo señas a fin de saludar a su
conductor, pensando que era el señor Tapia, percatándose que no era él, sino
que otra persona (Huber Olivares) que viajaba solo, el que dobló hacia el Melocotón (como
yendo hacia Santiago). Ahí se pierde la senda del Coronel. Es la última persona
en verlo vivo.
Volviendo con Loreto Tapia
y su marido Hernán García, una vez
que hubieran pasado el Puente El Toyo,
pasando el Melocotón Bajo se dio cuenta que se le había quedado la cartera (Hernan
García calcula que eso pasó transcurridos
unos diez minutos de viaje), por lo
que se devolvió, con su marido, a la casa y antes de llegar paró en el Puente
El Toyo a botar una bolsa de basura, percatándose que los autos oscuros ya no
estaban (en alrededor de 20 minutos, quizás un poco más, esos vehículos
sospechosos que ella había visto en el sector del Puente el Toyo, desaparecen y
en su regreso a la casa no ve el auto de su propio padre manejado por Huber, ni
en tránsito ni en el puente), continuó
hasta la casa, y al llegar ya no se
encontraba el vehículo Nissan de Elwyn Tapia, el portón de acceso estaba igual que cuando salió, le sorprendió
encontrar la puerta de acceso a la casa propiamente tal abierta, hasta la
mitad, y en el interior la televisión encendida, los cigarros y el encendedor
del tío Gerardo no estaban y había muchas más luces encendidas de las que ella
había dejado, pensó que su tío estaba en el baño, lo que no comprobó y luego se
fue con su marido, el que no se bajó del auto. Sin embargo, su marido, Hernán García Pinochet, si bajó y, de
hecho, entró a la casa, pues él cuenta que al
volver le extrañó que la puerta de acceso estuviera semiabierta, las luces y el
televisor prendido y que no hubiera nadie en el lugar, recuerda perfectamente
haber recorrido la casa (es decir que si se bajó del auto) y llamando sin recibir respuesta, no
existiendo signos de que hubiera ocurrido algo extraño, por ello pensó que su
tío Gerardo había ido a buscar a su señora y resto de la familia, no recuerda
si apagaron el televisor, pero que sí cerraron la puerta.
En la reconstitución del tribunal a
las 10:37 horas se llegó hasta la intersección del referido Puente con Camino
El Volcán, lugar que corresponde a la zona en que Loreto Tapia se devuelve (en
total 6,3 kilómetros desde la casa)…, la distancia existente entre el lugar
donde fueron vistos los vehículos y la zona en que Loreto Tapia se devuelve, es
de 800 metros. El tribunal no indica el tiempo que demoró en darse cuenta
que algo faltaba, decirlo y dar la vuelta, pero si se le dan 10 minutos, como
máximo, a lo que se suma detenerse, botar la basura y continuar, redondeando,
20 minutosen total y su camino de regreso son 7 minutos más para buscar lo que faltaba y revisar la casa, que ya
estaba sola, otros 5 minutos (y todo ello si es que viajaron a solo 60 o 70
km/h, cuando ella testimonia que lo hacían a 100). Es menos de 25 minutos,
cuando ya están en la casa de nuevo.
A su vez Julia Salamanca
Ancamil y su prima se mantuvieron en el sector hasta la 01:00 de la madrugada, sin ver que por Calle Carmen Grossi,
subiera o bajara algún otro vehículo, llamándole la atención a eso de las 01:00
horas, en el sector de las canchas, debajo de la plazoleta hacia la ribera del
río, unos focos que presume eran de un auto, ya que se movían e iluminaban el
sector. Recuerda también que en un momento dado y no habiendo transcurrido más
de media hora, desde que vio el auto del señor Tapia salir desde Calle Carmen
Grossa para dirigirse hacia el Camino El Volcán, se percató que por ésta última
vía venía la familia Tapia y los Huber con ellos (doña Adriana y sus hijos).
Y falta otro testigo, uno presencial en el Puente El Toyo: José
Manuel Vargas Abarca, quien “vivía
en el domicilio ubicado en el Puente El Toyo, Camino a Pirque N° 24.230, San
José de Maipo…dice que no escuchó absolutamente nada, ni menos un balazo,
tampoco advirtió algo que le llamara la atención… Nunca fue interrogado por
Carabineros, pero sí por varias personas de civil, ignorando si eran de
Investigaciones o Militares, lo cierto es que fue citado a la Fiscalía Militar
a fin de declarar respecto a estos mismo hechos, pero nunca lo citaron a los
Tribunales de Puente Alto.”
Loreto Guerrero no se cruzó con el auto que conducía Huber Olivares (y
que era el de su propio padre) ni lo vio en el puente cuando volvían a pasar
por ahí. Y si alguien que vivía en la zona de El Puente no sintió ruidos
extraños, es posible que el auto encontrado en el Puente El Toyo haya sido
llevado allí por quienes, ahora, tenían en su poder a Huber y no por el propio
coronel cuando bajaba desde su casa.
Y la tesis del juez es que secuestraron
a Gerardo Huber, lo retuvieron en un lugar por varios días y luego lo
ejecutaron, mediante un francotirador, y lo arrojaron al río en un punto
distinto en el que habían dejado el auto de Elwyn Tapia, y que era usado por el
coronel al salir de su casa y que fue hallado el primer día de su desaparición,
en el Puente, con el objeto de apoyar la tesis de un suicidio.
EL REGRESO DE ADRIANA POLLONI: A la vuelta del paseo a San Alfonso cuenta Ana Guerrero, cerca de las 23:00 horas, encontraron la
puerta de entrada completamente abierta y todas las luces prendidas y
verificaron que Huber no estaba, ni tampoco el auto de los
Tapia-Guerrero. Adriana Polloni da
más detalles:…el portón de acceso estaba
cerrado pero sin llave pues Huber no
tenía llaves de la casa por lo que no podía haberle puesto llave al portón,…la
puerta de acceso a la casa propiamente tal estaba abierta hasta la mitad, había
luz en el comedor, pasillo y en la pieza que el matrimonio ocupaba…se veía todo
iluminado, y el televisor del living
estaba apagado. El auto de su comadre, un Nissan, que habían dejado al
salir estacionado en la calle, paralelo
al seto, pasado el portón de acceso al inmueble, mirando con el capot hacia el
río…no estaba (era aquel que usó Huber Olivares)…En cambio su “vehículo
estaba estacionado en el interior del inmueble y cuando volvieron se encontraba
en el mismo lugar. En la casa de sus compadres no había teléfono, pero su
vehículo contaba con un equipo de radio que abarcaba una zona amplia; agrega
que si la radio y el Handy hubieran estado en el auto no es posible que su
esposo hubiere recibido algún llamado, dada la distancia entre el auto y la
casa, no recuerda si el handy estaba en la casa, pero de haber sido así pudo
haber recibido una llamada. Efectivamente Gerardo pudo haberse comunicado por
radio con muchas personas, entre ellas un grupo de amigos que tenían su misma
frecuencia…. pensaron que había ido a hablar por teléfono.”
Cerca de la medianoche según Ana Guerrero (24:10 horas según Adriana Polloni) se preocuparon, y salieron a
buscarlo, Adriana Polloni[8]
narra: Ana Guerrero y ella decidieron
salir a buscarlo, dando una vuelta por el pueblo, luego fueron a la compañía de
teléfonos, la que estaba cerrada, acto seguido fueron a Carabineros de San José
de Maipo a preguntar si su marido había llegado hasta allí pidiendo el
teléfono, pero los funcionarios le contestaron que no, luego fue hasta el
Melocotón (a la guardia) donde
solicitó el teléfono para llamar a su casa, desde donde nadie contestó. Elwyn Tapia Cuevas reconoce que estaba
acostado mientras la señora Polloni y su
esposa hacían averiguaciones y que se comunicarían a través del radio
transmisor quedándose además a cargo de Astrid y José Ignacio-hijos de Huber-
explicando que no se acostó por despreocupación, sino que esperando noticias al
respecto.
Y EN SANTIAGO, EN LA MADRUGADA…: En el Cuartel principal del BIE[9],
en calle García Reyes N° 12, en el centro de la capital (comuna de Santiago), el día 29 de enero de 1992, el Oficial de Ronda fue el Mayor Ricardo Manthey Valenzuela y el Oficial de Reacción el Capitán Esteban Castro Saint Jean y
que el día 30 de enero de ese mismo año, el Oficial de ronda corresponde al mismo Mayor Manthey y el Oficial
de Reacción al Teniente Patricio
Hernández San Martín.
Por lo tanto había un Oficial
de Ronda, Moritz Manthey Valenzuela quien debía cumplir esa tarea los días 29 y 30 de enero de 1992… Su
función principal era reemplazar al Oficial de Reacción, en el caso que éste saliera de la Unidad,…él
realizaba sus labores diarias cumpliendo horarios como todo el personal del
Batallón desde las 08:30 a 18:00 horas, pero después él podía retirarse a su
domicilio y desde allí seguía cumpliendo con su función de Oficial de Ronda.
Como el capitán Castro Saint Jean,
el oficial
de reacción, no le llamó ni
le comunicó nada, afirma Manthey, él
no se enteraría sino hasta el día siguiente en el Cuartel García Reyes, de la
desaparición de Huber. La única manera en que Manthey debía concurrir al
Cuartel era que Castro Saint Jean, abandonara la Unidad
Más aún, en su calidad de
Oficial de Ronda, no le correspondía
ordenar o disponer que los carros de alerta
azul se movilizaran. Pero como eso si ocurrió, lo que debe haber pasado
(reglamentariamente) es que el Capitán Esteban Castro Saint Jean, se
haya comunicado con el Jefe de la Central de Operaciones, el Teniente Coronel Víctor Guzmán Martínez,
quien dispuso finalmente que se movilizaran los carros de alerta azul, si esto
no fue así, las únicas personas que pueden haberlo ordenado eran el segundo
Comandante del BIE el Teniente Coronel Luis Briones Valenzuela
o bien el propio Comandante el Coronel
Manuel Provis Carrasco, ya que nadie más tenía la atribución de disponer
algo así.
Jorge Tejos Oyarzo estaba dentro de esos equipos
de reacción, los que hacían “turnos
de 24 horas,…debiendo permanecer en el cuartel durante todo el turno. Él y
su gente estaban situados “en el cuartel
de Calle García Reyes Nº12” y para ello “disponía de un vehículo que se encontraba estacionado a un costado del
Batallón y las personas que están de turno debían permanecer en su interior, ya
que no había dependencias dispuestas para que pudieran dormir y mientras no les
ordenaran salir del cuartel se debía estar allí… en caso de que hubiese
ocurrido algún hecho en que su equipo de reacción debiera haber intervenido, se
les comunicaba a la radio del vehículo y ahí se cumplía con lo ordenado y la
referida comunicación se hacía a través de la central de radio del mismo
Batallón,… la duración de ese turno era de 08:00 a 08:00 de la mañana, por lo
que fue desde las 08:00 horas del día 29 de enero, a las 08.00 de la mañana del
día 30 de enero.” Y esa noche no fueron llamados a ninguna tarea.
El oficial de Reacción del Cuartel García Reyes, Esteban Castro Saint Jean expresa que se impuso de esa situación (la
desaparición de Huber) porque en el
propio Batallón los formaron y el Comandante del Batallón, Manuel Provis les
ordenó concurrir al sector del Cajón del Maipo, a fin de buscar al Coronel
Huber en ambas riberas del río Maipo. Y repite lo mismo que Tejos Oyarzo “nadie lo llamó a la Unidad para darle cuenta
de la desaparición del Coronel Huber, razón por la cual él no llamó a ningún
jefe de equipo de reacción para ponerlos en alerta con el objeto que se
dirigieran al sector del Puente El Toyo…”
El oficial de reacción del 30 al 31 de Enero (es decir al día
siguiente, 8 AM del día 30 de enero a 8 AM del 31 de Enero), fue Patricio Hernández San Martín quien por
esos días de Enero se encontraba en
funciones en el cuartel de Calle García Reyes Nº 12, en la Compañía de
Seguridad Militar (G-2), a cargo de
un equipo que estaba compuesto por el suboficial Fermín Maldonado y el empleado
civil Rosamel Candia, entre otros. Explicó Hernández San Martín que ese turno se hacía cada tres semanas aproximadamente y la labor de este turno era
específicamente de seguridad del cuartel e información y sólo excepcionalmente
se salía del mismo, si así se ordenaba por parte del Comandante del Batallón.
Su subordinado Rosamel Candia Miranda[10]
cuenta que como en todas las
unidades donde estuvo, oficiaba como chofer…”el día 30 de enero de 1992, se encontraba de
guardia en el Batallón, explica que ese servicio no tenía un lugar específico
de guardia en el complejo, sino que se iba rotando entre las diversas
instalaciones,…el libro de novedades
era llevado por el Suboficial de Guardia, al igual que una bitácora de los vehículos que salían del recinto, se consignaba la
hora de salida y de llegada y él como guardia le colaboraba en esta función,
pero no era su responsabilidad,…dentro del servicio de guardia, había un
vehículo de reacción, el cual dependía del oficial de turno (Hernández San Martin)”.
Continúa su relato que en
el BIE había una oficina que era
destinada para el oficial de reacción, que se encontraba al lado de la central
de radio (manejada exclusivamente por suboficiales)….cuando se encontraba de turno de reacción
permanecía en el cuartel y recuerda que su labor consistía en revisar noticias
que fueran de interés institucional, radiales o audiovisuales, además debía
llamar a las Divisiones de todo el país para informarse de situaciones de
interés para el Ejército[11]
y dejar constancia escrita de lo que sucediera durante el turno, mediante un Memorandum de Información Diario o Registro de Información Diario, ó
Memorandum de Información, de aquello debía dar cuenta al Comandante del
Batallón de Inteligencia,…el Coronel Manuel Provis, y éste a su vez debía
informarlo al Director de Inteligencia. En ese documento quedaba constancia de lo que sucedía en el
turno y que fuera de interés institucional….era la forma de registrar lo que
sucedía durante el turno. Y en el caso
de la desaparición del Coronel Huber… se tiene que haber confeccionado un Memoramdum de Información, del día 29
de enero de 1992 y el oficial de
reacción de ese día era el que estaba a cargo de esa misión (Castro Saint Jean, quien ya se ha visto
no tuvo noticias de la desaparición de Huber).
No pudo corresponderle a él ya que
él comenzó su turno a las 08.00 de la mañana del día 30 de enero de 1992,
cuando en el Cuartel ya sabían de la
desaparición del Coronel Huber.
Finalmente Hernández San Martín
asegura nuevamente que el día 30 de enero
de 1992, estaba de turno,…pero no recuerda que nadie le haya informado nada
respecto de la desaparición del Coronel Huber, ni…haber efectuado alguna
diligencia relacionada con esa situación. Su subordinado, Rosamel
Candia Miranda dice lo mismo: que el
día 30 de enero de 1992, encontrándose de guardia en el cuartel del BIE, no
advirtió una actividad fuera de lo corriente.
En el Cuartel Toesca,
cuenta Luis Bravo Lagos, quien
perteneció al equipo de reacción del personal de la dependencia de Toesca,
que era una casa de solteros de los clases o del cuadro permanente del
Batallón,…el personal de reacción permanecía en el cuartel y en el caso de que
algo ocurriera se debía operar, de acuerdo a lo que les fuera ordenado, siendo el oficial
de reacción quien debía darles la orden. Y nadie dijo nada
¿Y LA GUARDIA EN EL CUARTEL GARCIA REYES EL 29
y 30 DE ENERO?: El 29 de enero a Carlos Alarcón Alarcón le
correspondía…efectuar guardias, y a él le tocó ser el Comandante de Guardia, quien se preocupaba de velar por la seguridad del cuartel propiamente tal y
su puesto de trabajo se ubicaba físicamente en la entrada de la Unidad, él
debía dejar constancia en el libro de
guardia de las salidas y entradas de vehículos y si había alguna novedad
muy importante, dejaba nota de ello en el referido libro. Esa noche a él personalmente nadie le informó nada, ni
tampoco vio algo anormal y si había que movilizar equipos de reacción o cumplir
con una determinada misión, eso debía hacerse a través de la Central de
Operaciones, es decir a través del Oficial
de Reacción, Capitán Esteban Castro
Saint Jean, pero no por medio del Comandante de guardia, que sólo se
preocupaba de la seguridad del cuartel propiamente tal. Y vuelve a repetir
en su declaración que si se comunicó al
Batallón de Inteligencia, alguna noticia referida a la desaparición del Coronel
Huber el día 29 de enero de 1992, tendría que haberse hecho al oficial de
reacción y éste a su vez debió haber movilizado los equipos respectivos y
posteriormente dar cuenta a la superioridad de lo que sucedía y tiene entendido
que la Central de Operaciones, a través del Oficial de Reacción, debía a eso de
las 05:00 de la madrugada elaborar un documento dando cuenta de las novedades
del turno al Comandante del Batallón (Manuel Provis) y éste a su vez darle cuenta al Director de la Dirección de
Inteligencia del Ejército,…o a quien lo subrogara (en este caso el Coronel
Lizárraga).
En un oficio enviado al Tribunal por el Estado Mayor del Ejército, “se informa que el día 29 y 30 de enero de
1992, desempeñaron la labor de suboficial de guardia el Sargento 1° Miguel Quijada San Martín y el Suboficial Orlando Torrejón Gatica, respectivamente; asimismo se
informa que la Central de Comunicaciones dependía de la Sección de
Telecomunicaciones, bajo el mando administrativo del Capitán (R) Pablo Valdovinos Hernández.”
Miguel Quijada San Martín[12] dirá: “,…en esa fecha realizaba
la labor de Suboficial de Guardia, actividad que debiera haberse extendido
desde las 08:00 de la mañana del día 29 de enero, a las 08:00 horas del día 30
de enero del año 1992…en ningún caso se impuso por la novedades del servicio de
guardia que habría realizado el día 29 de enero de ese año, ya que por la
confección del parte de novedades, debiera haberse estampado una anotación y
además se recordaría.“ A su vez,
Orlando Torrejón Gatica Suboficial de
Guardia, realizó un servicio de
guardia el día 29 de enero de 1992,… y en cuanto a la desaparición del Coronel Huber,…nunca se impuso de aquello por las
novedades del servicio de guardia, ni tampoco telefónicamente, aclarando que
como Suboficial de Guardia no tenía acceso a los teléfonos, ya que los llamados
eran recibidos por la central telefónica,
dándole cuenta de las novedades al oficial de turno y que éste no le informaba
nada a la guardia, sino que al Oficial
de Ronda y Comandante de la unidad.
Manuel Riveros Matamala también estaba de guardia el día
29 de enero de 1992, en el cuartel…en calle García Reyes Nº12…sin perjuicio de
estar asignado como escolta al fiscal Torres Silva, le correspondía hacer
guardias,…no tiene memoria que en alguna guardia de las que hizo en el
Batallón, haya existido algún movimiento anormal de vehículos o de personal,
pero específicamente del día 29 de enero de 1992, no recuerda nada fuera de lo
normal. Lo confirma Jorge Nuñez
Guerrero, quien había estado de turno ese día 29 de enero de 1992,
y ese turno se llevaba a cabo por 24 horas,…físicamente él hacía una vigilancia
exterior del cuartel, esto es debía vigilar a pie, los perímetros de la unidad,
es decir rondar por calle Alameda y Calle García Reyes que eran los límites de
la misma y no se encontraba físicamente en la unidad…ya que cuando descansaba o
dormía, lo hacía en una dependencia que estaba en la entrada del cuartel,
específicamente en la guardia, donde habían unas camas habilitadas para el
efecto. No recuerda que el día 29 de enero de 1992 haya sucedido algo anormal,
tampoco tiene memoria que se le haya informado algo respecto de la situación
del Coronel Huber.
A su turno Gustavo Apablaza
Meneses, quien formó guardia el día 30 en el Cuartel García Reyes N° 12
cuenta que ese servicio consistía en
cuidar la calle del complejo y realizar aseo en el mismo, éste duraba 24 horas,
se iniciaba a las 08:00 horas y terminaba a la misma hora del día siguiente.
Y confirma a Alarcón, su superior
jerárquico en esa actividad: encontrándose
de guardia en el cuartel del Batallón el día 30 de enero de 1992, no recuerda
haber advertido actividades fuera de lo corriente. Y Alfredo Wistuba Almonacid
relata que la labor de Comandante de
Guardia, consistía en controlar sólo la seguridad exterior del cuartel y la
entrada y salida de vehículos, además había un control de visitas a la Unidad,
de las cuales quedaba constancia en un libro que se denominaba “libro de control de visitas” y además
había un “libro de control de vehículos”,
donde se registraba la entrada y la salida de los vehículos al cuartel. El turno de Comandante de guardia duraba 24
horas, el que comenzaba aproximadamente a las 08:00 de la mañana del primer día
y terminaba a las 08.00 de la mañana del día siguiente, cuya frecuencia
dependía de la cantidad de personal que hubiera en el Batallón y que cuando
estaba todo el Batallón, era aproximadamente una vez al mes, pero en los
períodos de verano, los turnos eran más seguidos.
Y otro más, Manuel Santelices
Elgueta el año 1992, estuvo destinado
al Batallón de Inteligencia del Ejército y…el día 30 de enero de 1992, se
encontraba de guardia en el BIE, señala que éste no tenía un lugar específico
de guardia en el complejo, sino que se iba rotando entre las diversas
instalaciones, ese servicio era de 24 horas, por 24 horas libre, el cual se
iniciaba a las 09:00 y terminaba a la misma hora del otro día. Señala que no
recuerda si el día 30 de enero de 1992, encontrándose de guardia en el cuartel
del Batallón, no advirtió una
actividad fuera de lo corriente. Mario
Antonio Valenzuela Muñoz el día 30 de
enero de 1992, se encontraba de guardia, en calle Alameda con García Reyes.
Y el mismo resultado: ninguno. Finalmente en esta larga lista de testigos, Eric Agüero Lara no recuerda nada de ese día que fuera especial o que mereciese un
espacio en las bitácoras o libros que llevaba la Guardia.
LA “REACCIÓN” DE LOS EQUIPOS DE REACCIÓN: Desaparecido Huber en la noche del 29 de
Enero se activa en el BIE la decisión de buscarlo, colocando la primera duda
del caso ¿quién en el BIE avisó que los equipos de reacción que debían ir al
Puente El Toyo?
Patricio Belmar Hoyos, integrante del BIE relata que en
aquella época todas las Unidades operativas del BIE, esto es G-2 Seguridad Militar, G3 Contraespionaje y G-4 Operaciones Especiales (anteriormente
Unidad Antisubversiva o Poblacional),
tenían un equipo de reacción
conformado por un oficial y dos funcionarios cuya finalidad era actuar
rápidamente frente a situaciones especiales o de emergencia, pero que no hacían
guardia propiamente tal en la Unidad, sino que se iban a sus domicilios donde
permanecían en estado de alerta a disposición del mando, así cada jefe del
grupo de reacción tenía una radio personal marca Motorola, manuable o utilizaban los “busca personas” o “beeper”
y un auto y cuando eran alertados éste
activaba a los otros dos funcionarios y se reunían en un lugar previamente
determinado. Esto es confirmado por Roberto Villegas Cancino: los grupos de reacción o carros de alerta,
estaban compuestos por un grupo de cada Compañía, es decir había un grupo de
reacción de G-2 “Contrainteligencia”, uno de G-3 “Contraespionaje” y otro de
G-4 “Antisubversión”. Esto aparte del que estaba en el Cuartel García Reyes.
Uno de los oficiales a cargo de una de las unidades de reacción era Enrique Concha Sandoval[13],
puestas en alerta azul, narra
que cada unidad operativa formaba equipos de reacción. En el caso de G-2 a la
que él pertenecía, esta unidad se integraba por
cuatro o cinco equipo, los que se
turnaban semanalmente para el hacer el “turno
de reacción”. Esa semana le tocó a él y, el día 30 de enero de 1992, a eso de las 04:00 de la madrugada[14],
recibió un llamado a su beeper, lo que significaba que debía llamar de
inmediato al Batallón. Se supone que habla con el Oficial de Guardia, capitán Esteban Castro Saint Jean, a
objeto de informarse de lo sucedido[15].
Sale de su casa a llamar a un teléfono
público, pues no contaba en esa época
con celular, ni teléfono de red fija en su casa. Ahí le informan que el
Coronel Huber había desaparecido y que debía que constituirse, con su
equipo, en el Puente El Toyo a fin de buscarlo. ¿quién se lo dice? No lo recuerda.
Uno de sus subordinados Raúl
Valdés Zapata “Jovino” altera un poco los hechos pues cuenta que se encontraba de alerta azul y lo mandaron a buscar…no recuerda bien el horario, ni
quien le informó, señala que lo pasó a
buscar el Capitán Concha a su domicilio y se dirigieron hacia el Cajón del
Maipo. En cambio Concha Sandoval declara
que “...se encontró con los integrantes de su equipo, en un lugar
preestablecido como punto de encuentro en caso que algo sucediera durante el
turno, cercano a la Escuela Militar. Se
reunió en ese lugar con el Cabo Raúl
Valdés, pero no está seguro si con el empleado civil Galarce, pero el hecho es que desde allí partieron hacia el Puente
El Toyo, en un auto del Batallón, un Subarú Justi, el que condujo hacia el
punto de encuentro, ya que él se lo llevaba a su casa cuando estaba de turno.”
Rio Maipo. Puente El Toyo
Roberto Villegas Cancino se encontraba a cargo de un
carro de alerta o grupo de reacción,
el que estaba compuesto por tres personas[16],
en un auto fiscal el que generalmente se llevaba a su casa o que lo haya tenido alguien de
su grupo,,…el día 30 de enero de 1992 recibió un llamado por radio por parte de
la guardia del Batallón, donde le ordenaron que debía concurrir al Puente El Toyo sin indicarle el motivo.
Patricio Belmar Hoyos jefe del otro equipo de reacción llegado al lugar cuenta que su
equipo estaba integrado por el “Gitano”
un suboficial (que) vivía en una
población en el sector de Pudahuel y el Suboficial
José Roa, (quien) vivía en la
Comuna de San Miguel o El Bosque. Conforme al sistema de trabajo cuando eran alertados procuraba juntarse con los
demás miembros del equipo, así en la noche del día 30 de enero de 1992,
permanecía en su domicilio cuando recibió un llamado por radio o por beeper o
por teléfono (no recuerda por qué medio ni con quien habló) de la Central
de Operaciones del BIE en que se le ordenaba concurrir al Puente El Toyo
ubicado en el sector del Cajón del Maipo, también sin indicar razones….
…Y EN EL SECTOR ALTO DE LA CIUDAD: Adriana
Polloni decidió colocar el portavoz del equipo portátil de radio en la mesa de
la terraza, ya que su vehículo contaba con radio, colocándolos en la misma
frecuencia para tener comunicación con la casa, saliendo nuevamente, en su
auto, Ana Guerrero, Alex (hijo mayor de Gerardo
Huber) y ella, …con la intención de
llegar hasta el retén de Carabineros de San Gabriel, donde todas las personas
que pasan por allí quedan registradas, pero al llegar al lugar fue informada
que su marido no había pasado por allí,…volvieron nuevamente a la casa, pese a
que se habían comunicado radialmente para hablar con Elwyn, a fin que éste se preocupara de la radio; luego de esto
bajaron directamente a dar cuenta a Carabineros que no encontraban a su marido,
los que llamaron al Hospital de San José de Maipo, en donde verificaron que no
había ningún lesionado con el nombre de su esposo y del Retén Las Vizcachas le
informaron que no había accidentes de tránsito.
Ya eran alrededor de las 02:45
horas al salir de Carabineros, por una corazonada, decidieron doblar hacia el Puente
El Toyo y cuando iban en la mitad del mismo, al extremo contrario, a mano
izquierda pudieron distinguir el automóvil en el que había salido su marido,
que estaba muy bien estacionado. Para ser exactos el vehículo estaba distante a unos 30 metros al poniente del
Puente El Toyo, el que cruza el río
Maipo, el cual tiene una altura aproximada de 30 metros, con barandas en ambos
lados, de una altura aproximada de 1.10 metros, cada una[17].
Sigue Adriana Polloni: “pasaron por el lado del auto tocando la
bocina y su hijo alumbrando con un foco que portaba y diciendo papá, pero no se
detuvieron (lógico, pues no había nadie más allí), tenía los vidrios empañados …regresaron a Carabineros (la
subcomisaría de San José de Maipo) a eso
de las 03:00 de la madrugada dando cuenta de lo ocurrido, allí esperaron
alrededor de 25 minutos. La razón de la demora fue que el Jefe de la Subcomisaria de San José de Maipo,
Patricio Reyes Morales, el personal de guardia de la Subcomisaria lo
alertó en su domicilio que se encontraba ubicado a un costado del cuartel, que
una persona había desaparecido quizás se
hubiese caído o lanzado al Río Maipo en el acto se levantó y dispuso alertar al
resto del personal y enseguida cuando concurrió a la guardia de la Unidad, se
encontró con…Adriana Polloni y Ana Guerrero, le explicaron lo que pasaba.
Acto seguido se trasladó al Puente El
Toyo y allí encontró el automóvil que habría ocupado el Coronel Huber, estaba
estacionado en el lado sur del Puente, mirando hacia el Norte, al costado
derecho y primeramente le llamó la atención que el vehículo se encontraba
perfectamente estacionado, que sus puertas estaban sin llaves y que éstas
estaban colocadas bajo el volante en condiciones normales.
También arriba Elwyn Tapia[18],
con quien se habían comunicado radialmente (este calcula que fue alrededor
de las 3 AM) le avisaron que habían
encontrado el auto …en el Puente El Toyo. Cuando estaban ahí llegaron otros vehículos particulares,
grandes, eran dos, le parece que uno era claro y el otro oscuro y las personas
que viajaban en éstos, conversaron con Adriana y además revisaron el auto,
indica que no los conocía, pero tenían aspecto de militares. Ana Guerrero sitúa la hora de llegada
de los militares…alrededor de las 05.30
de la madrugada del día 30 de enero de 1992.
Huber en tenida de combate
En este momento aparece el equipo de reacción del capitán Concha. Es el primero en llegar: “lo primero que hizo fue inspeccionar el
Puente, es decir revisar si había alguna vainilla, sangre u otros vestigios,
que les dieran antecedentes respecto de lo que había sucedido con el Coronel
Huber, pero no encontraron absolutamente nada, luego se dedicaron a recorrer la
orilla del Río Maipo, primero desde Puente El Toyo, hacia arriba y luego desde
éste hacia abajo del Río, buscando antecedentes…, sin resultados positivos.”
Luego llegaron otros dos equipos. Está amaneciendo. Se trata del Capitán
Patricio Belmar Hoyos,
perteneciente a la Compañía G3 “Contraespionaje”
y además otro equipo que estaba a cargo del Capitán Roberto Villegas, pertenecía a la Compañía G4 “Operaciones Especiales”. Estos
recién llegados “buscaron por ambos costados de la ribera el Río y se retiraron a esos
de las 09:00 de la mañana, en cambio su grupo y él, se fueron a eso del
mediodía.”
Roberto
Villegas Cancino relata que “,…al llegar observó un vehículo Nissan celeste, el cual estaba muy bien
estacionado a un costado de dicho puente, custodiado por funcionarios de
Carabineros, a quienes les consultó por lo sucedido, quienes le dijeron que
había desaparecido el Coronel Huber. Era aún de noche, estaba bien oscuro (es
decir el aviso a las unidades de reacción del BIE fue en la madrugada)…cuando estuvo en el Puente no advirtió
ningún rastro que evidenciara algún hecho violento. En el lugar había personal
de Carabineros y personas civiles.” Acá Villegas identifica a los grupos
del capitán Concha y del capitán Belmar como llegando posterior a él, y estos “comenzaron a inspeccionar las inmediaciones”.
Por su parte él (Villegas), “escuchó comentarios de personas presentes en
el lugar quienes decían que el Coronel Huber, había concurrido a la frontera
con un civil, en días anteriores a su desaparición.”
Patricio Belmar
Hoyos lo recuerda así: al llegar al Puente el Toyo “era de madrugada y pueden haber sido
aproximadamente las 05:00, o un poco más y allí se encontraban los otros dos
equipos: el de Capitán Concha y el
de Capitán Villegas; ellos
inspeccionaron el Puente, pero no encontraron rastros de ningún tipo, tampoco
habían huellas de sangre o de otra especie.”
Sigue Ana Emilia Guerrero: allí revisaron el vehículo y verificaron que
estaba con sus puertas cerradas y sólo la puerta del conductor cerrada sin
seguro y la llaves puestas en el contacto e indica que no le faltaba ninguna
especie de las que tenía en su interior, luego se retiraron del lugar, quedando
Carabineros a cargo de la situación.
Adriana Polloni, agrega que “Carabineros
hizo funcionar el auto, pero sin moverlo, sólo para saber si tenía una “panne”,
allí permanecieron como 45 minutos y luego regresaron a la casa de San Alfonso.
Según su marido Elwyn Tapia Cuevas permanecieron en el Puente El Toyo, junto con su señora Ana, Adriana Polloni, y Alex,
el hijo mayor de Huber, hasta que
amaneció, esto es después de las 05:00 de la madrugada más o menos.”
Entonces la viuda y sus demás acompañantes partieron “en el auto de Ana Guerrero y conducido por ésta, además iba su hijo
Alex y otro vehículo, en una camioneta de propiedad de Hernán García, iba Elwyn
Tapia.…se dirigió hasta la guardia
guardia del Melocotón[19]…
a eso de las 05:00 a.m….el joven que estaba de guardia, fue a despertar al
telefonista y cuando éste llegó le contó lo que había pasado, intentó
contactarse con Richter Nuche, y ante la imposibilidad de hacerlo… Adriana Polloni sugirió que llamara al BIE (ellos no sabían que los militares
presentes ya en el lugar eran precisamente de esa unidad), acto seguido el telefonista llamó a su Unidad para dar cuenta de lo
que le había relatado… él fue quien dio cuenta al Batallón[20].
Como se nota, la primera información que apareció para el BIE de la
desaparición del coronel llegó algunas horas después que los equipos del
capitán Concha y del capitán Belmar y Villegas ya estaban en el lugar.
¿TENDRÍA QUE HABERLO SABIDO EL MANDO DEL BIE?[21]
Enrique Concha Sandoval dirá que el mando, el Mayor Víctor Guzmán y el Comandante del Batallón, Manuel Provis, tenían pleno
conocimiento de lo que estaba pasando[22],
ya que cuando llegaron todos los equipos de reacción al puente y se comenzó la
búsqueda nadie le llamó la atención por haber concurrido al lugar, ni cuestionó la labor que se estaba
realizando, lo que implicaba que necesariamente la orden provino del mando del
Batallón al oficial de guardia. Y otra razón de peso es que el oficial de guardia, Capitán Castro Saint Jean, no tenía facultad para movilizar todos
los equipos de reacción, en consecuencia si así se hizo es porque los hechos
estaban en conocimiento al menos del Comandante del Coronel Manuel Provis y obviamente del segundo, el Comandante Briones (el que lo niega y
lo achaca a Provis Carrasco) y del Jefe
de Operaciones que era el Mayor
Víctor Guzmán y por ello y siguiendo
la cadena de mando, fue Guzmán quien tiene que haberle informado al oficial de
guardia la movilización de los equipos, o en su defecto, directamente el
Comandante Provis al oficial de guardia. Si lo hubiese ordenado el Comandante Briones,
o Guzmán habría sido con el conocimiento o la orden del Coronel Provis.
Manuel Provis, jefe del BIE
Luis Briones Valenzuela recuerda que el día 30 de enero de 1992, llegó a su
oficina en el Batallón, ubicado en Calle García Reyes N°12 y allí el Comandante
Provis[23]
que se encontraba en el cuartel, le informó a él y a los demás oficiales de la
situación,…alrededor de las 08.30 horas. Dirá mas adelante este mismo
oficial, segundo comandante del BIE que desconoce quien le avisó al Coronel Lizárraga o al Comandante Provis, sobre la desaparición del
Coronel Huber y tampoco sabe quien le puede haber avisado al Capitán Concha
sobre la situación que ocurría. Y esto porque declara a renglón seguido que
a él nadie lo llamó avisándole de la desaparición Y él no dio alguna orden
para activar los equipos de alerta azul y disponer que éstos se constituyeran
en el Puente El Toyo a fin de buscar datos, por lo que si él no dio la orden, tiene necesariamente que haber sido el
Comandante del Batallón de Inteligencia (BIE), el Coronel Manuel Provis, ya que los equipos debían movilizarse con
la anuencia del Comandante de la Unidad y si una determinada situación requería
urgencia de reacción, los equipos podían salir, pero siempre debían llamar al
Comandante para darle cuenta de tal situación y éste a su vez consentir en la
misión. Dicho de otro modo: apunta a que el sospechoso es Provis Carrasco.
Otro testigo Enrique Lehuedé Martínez conocía
bien a Manuel Provis por haber trabajado con él antes y señala que en los días del extravío del
Coronel Huber, siendo Provis una
persona aparentemente tranquila, lo advirtió nervioso, ansioso, que demostraba
una preocupación no habitual por la situación.
Falta aún la declaración de
Víctor Guzmán Martínez el día 29 de enero de 1992 se encontraba de
vacaciones y sólo se impuso de la desaparición del Coronel Huber, en la mañana
del día 30 de enero de 1992… no dispuso que los carros de alerta azul se
constituyeran en el Puente El Toyo en la madrugada del día 30 de enero de 1992,
ya que a él nadie le informó respecto de la desaparición del Coronel Huber y en
todo caso no le correspondía a él dar tal orden, ya que eso era responsabilidad
del Comandante del Batallón,…y si
hubiese estado informado de alguna situación importante, lo que podría haber
hecho era solicitar autorización y proponer la salida de los vehículos en caso
de algún incidente que afectara la seguridad militar.
Y recalca que el día 30 de enero de 1992, siendo las 08.30
horas aproximadamente regresó de sus vacaciones y se presentó a trabajar al
Batallón de Inteligencia de Ejército, asumiendo el mando de la Plana Mayor y
allí se percató que había muy poco personal en el cuartel…y se le informó por
parte del oficial de guardia,…que
todos andaban en el Cajón del Maipo buscando al Coronel Huber que había
desaparecido… se percató que en el cuartel no estaba ni el Comandante Coronel Manuel Provis, ni el segundo
Comandante, Teniente Coronel Luis
Briones y le informaron que habían ido al Cajón del Maipo concretamente al
sector de San Alfonso para hacer las averiguaciones de lo ocurrido…nunca
recibió esa información (la desaparición del Coronel) de
parte del mando del Batallón,…
Enrique Concha Sandoval indica que “para movilizar a
todo el Batallón en esta misión (la búsqueda de Huber), era pertinente una orden por parte del Director Subrogante de la
Dirección de Inteligencia del Ejército, (Coronel Lizárraga), ya que su
Titular, General Covarrubias se encontraba de vacaciones. Jaime Vicuña Pérez, jefe del G-2,
respecto a quienes les debe haber
correspondido entrevistar a los familiares del Coronel Huber para averiguar
mayores antecedentes relativos a la desaparición de él, horas después de los
acontecimientos, (debían ser los) que
integraban el “equipo de alerta azul”, ya que ellos toman conocimiento de los
hechos, a través de los mandos de la Unidad, es decir, si en este caso se
movilizaron los equipos, tienen que haber recibido la orden, ya sea del
Comandante de la Unidad (Manuel Provis
Carrasco), o del segundo
Comandante (Luis Briones Valenzuela) o
del Jefe de Operaciones del BIE (Mayor
Víctor Guzmán Martínez).
[1] en la madrugada
llegaron a su casa Adriana y Ana Guerrero, las que le manifestaron que Gerardo
no había vuelto a la casa que no lo encontraban y que el auto había aparecido
en el Puente El Toyo.
[2] Huber era padrino de bautismo de su señora
Loreto Tapia Guerrero
[3] en el año 1989, trabó
amistad con don Elwyn Tapia, debido que comenzó a pololear con su hija Loreto,
contrayendo matrimonio con ella en el año 1991 de cuya unión nació un hijo,
Felipe quien en la actualidad tiene 14 años y vive con su madre, ya que en 1994
anularon el matrimonio, manifiesta que es hijo de Inés Lucía Pinochet Hiriart y
que el General Pinochet es su abuelo.
[4] el día 29 de enero de 1992, en la noche su hija Loreto Tapia vio en el
Puente El Toyo, tres vehículos detenidos de color oscuro, ya que ella misma se
lo confidenció dijo Elwyn Tapia
Cuevas.
[5] se
lo llevaba a su domicilio, por lo que no quedaba en la Unidad después del
horario de oficina, ni tampoco los fines de semana.
[6] Conforme a Loreto Tapia Guerrero el
tiempo de recorrido que existe entre el puente el Toyo y las Vizcachas es de
veinte minutos, en vehículo y a una velocidad de 100 km/hora,
[7]Según Julia
María Salamanca Ancamil Loreto Tapia le consultó esa misma noche si había
visto a alguien bajar desde la casa o llegar a la misma, contestando lo
relatado precedentemente según Loreto
Tapia Guerrero: días después de la
desaparición, conversó con la hija de la empleada de la casa de su amiga, la
que se encontraba jugando al corre el anillo
[8] Ella misma narra que
el motivo por el que ella se dirigió al Melocotón y a Carabineros de San José
era porque su marido quería llamar a su oficina o dar un teléfono dónde
pudieran ubicarlo. A la guardia del Melocotón no entraron ni consultaron, ya
que como no estaba el auto siguieron en dirección a Carabineros., por el caso
armas, se relajó completamente y el documento que mostraron por televisión y
que vio días más tarde, no tenía la firma de su cónyuge, ni siquiera se le
asemejaba.
[9] conforme al
oficio del Estado Mayor General del
Ejército enviado al Tribunal
[10] En 1991, pasó a la
Compañía G-2 “Seguridad Militar”, donde integró un equipo, siendo su jefe el
Capitán Hernández, permaneciendo en esa Compañía hasta que fue trasladado a la
DINE en el año 1993.
[11] en una época, que no
recuerda, se hacía por parte del Batallón de Inteligencia informes escritos
para dar cuenta a la Dirección de Inteligencia del Ejército de lo que sucedía
durante el turno, a nivel nacional, pero no recuerda si en enero de 1992
todavía se seguía con ese procedimiento, en el sentido que se debía llamar a
todas las Divisiones del Ejército del país o si ya en esa época, la referida
labor se encontraba a cargo de la mencionada Dirección
[12] en julio de 1980, fue
destinado al Batallón de Inteligencia del Ejército, donde estuvo hasta fines
del año 1992. Explica que en 1992, desempeñó labores en la Compañía de
Logística, como jefe de la Plana Mayor, trabajo relacionado con las hojas de
vida del personal, las órdenes internas de la Compañía y las licencias médicas.
[13] a mediados del mes de
enero de 1992, llegó al Batallón de Inteligencia del Ejército, siendo
encasillado en la “Compañía G2”, de Contrainteligencia o Seguridad Militar y se
encontraba a cargo de un equipo, el que estaba compuesto por el Cabo Raúl Valdés o “Jovino” y un empleado civil de apellido
Galarce. Aunque Raúl Valdés dice que
era un cabo de apellido Figueroa. Y Galarce niega cualquier participación
en actividades relacionadas con la búsqueda de Huber Olivares
[14] Aclara que es posible
que el llamado a su beeper haya ocurrido mucho antes que a las 04:00 de la
madrugada atendido el tiempo que se requiere para reunir al personal de los
grupos de reacción y llegar hasta el Puente El Toyo. ¿cómo el Batallón de
Inteligencia, se impuso de la desaparición del Coronel Huber? supone que la
familia fue quien dio la alerta ya que cuando él llamó, a eso de las 04:00 de
la mañana, no le dijeron nada a Enrique Concha acerca de dónde sacaron esa información.
Pero en todo caso él se impuso a través del Batallón.
[15] Ya se ha visto
que en su declaración, el Capitan Castro Saint Jean, indicó que nunca recibió
información o llamado alguno y menos efectuó algún aviso o llamado a los
equipos de reacción
[16] forma que tenía de
comunicarse con el personal que integraba su equipo, era la radio o bien el
teléfono de red fija, pero era más habitual por radio,
[17] inspección personal del Tribunal
[18] Según Alex Patricio Huber Polloni Elwyn Tapia
ya estaba en el lugar
[19] Ana Emilia Guerrero cuando
salieron de la casa con el objeto de buscar al Coronel Huber, se dirigieron al
Retén de Carabineros de San Gabriel, a la Subcomisaría de San José de Maipo y
hasta la guardia de la casa de don Augusto Pinochet, a preguntar si éste había
llegado hasta allí a pedir el teléfono, sin obtener resultados positivos, luego
se dieron la vuelta por la plaza y regresaron nuevamente al Melocotón, donde
Adriana pidió el teléfono de la guardia y se retiraron del lugar.
[20] De esta parte
de Adriana Polloni, queda la duda de por qué avisó al BIE, si ya había agentes
o miembros de él en el Puente El Toyo.
[21] Hay que hacer
notar que Adriana Polloni señala haber llamado al BIE, alrededor de las 5 AM,
por lo que oficialmente desde esa hora se encuentra informado ese organismo y a
partir de ahí avisar a los jefes superiores: Provis, Briones y Guzmán. Lo que
explicaría que a las 8 estuvieran en el cuartel de García Reyes. Salvo por un
detalle importante: ni el oficial de guardia, ni el de reacción ni la guardia
del Cuartel García Reyes informaron de novedad alguna en la noche.
[22] de no haber sido así, el Mayor Víctor
Guzmán le habría preguntado porqué razón concurrió al Puente con su equipo
[23] que el día 29 y 30 de enero de 1992, el
Comandante Provis estaba de vacaciones, pero había asumido el mando para
organizar la búsqueda de Huber y permaneció como hasta el 19 de febrero en
estas labores, pero después continuó haciendo uso de sus vacaciones y entonces
él asumió el mando en plenitud continuando con la búsqueda e informa que esto
se extendió hasta el 16 de febrero de 1992, fecha en la cual retiró su personal
y sólo quedó en la búsqueda miembros del Regimiento de Ingenieros de Puente
Alto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario