EL DIVORCIO
O LA SEPARACIÓN: EL QUIEBRE DEL FRENTE. NACEN LOS AUTÓNOMOS Y LOS DEL PARTIDO
1986-87 (III)
Y EN CHILE… Para 1986 las confrontaciones
entre el encargado de la coordinación paramilitar en el Área Metropolitana del
PCCH y el encargado Militar de la Comisión Política, hicieron de paralelo de
las que tenía con la Dirección Nacional del Frente. Recriminaciones de abandono
de oportunidades y debilidad en la explotación y uso de los resultados
concretos alcanzados eran respondidas con acusaciones del mal financiamiento y
de estarse inflando la importancia de la perspectiva militar.
Para la Comisión Política del PC, en un documento oficial[1]
de la época expresaba una defensa al tema military y, dice Luis Rojas en su
completo estudio, “asegura que era una
adquisición estratégica incorporada para siempre a la política del PC, y
reivindica todo lo obrado en ese plano”. Agrega, en otra parte, que "el accionar armado es una obligación del
partido en las condiciones del fascismo". Hay que hacer notar que para
el Partido el término “fascista” está dedicado a todo lo que esté a su derecha,
siempre y cuando el Partido no haya pactado con ella, caso en que la
designación desaparece y se convierten en paladines del Pueblo, junto a ellos.
Pero siguiendo con el documento de marras, respecto al accionar armado queda
limitado a "el momento y el tipo de
acciones que corresponde implementar está en relación con la situación política
existente en un momento dado y en relación con el avance del conjunto de la
línea del partido".
Dos acusaciones cruzan hacia los frentistas rebeldes: "desconocimiento de la línea política"
y esquematismo al querer aplicar
experiencias de otras revoluciones (lease Cuba y Nicaragua). Los critica es
por su "bajo nivel político
ideológico habría facilitado la circulación de ideas extrañas a la línea del
partido… no consideran la situación política a la hora de realizar sus acciones
militares, tienen una lectura alejada de la realidad ". Disciplina es
la respuesta que da el Partido (respeto a las normas partidarias, la
subordinación a la mayoría, de los órganos inferiores a los superiores). Sin
embargo no están perdidos para el Partido, ya que en el mismo documento apunta
a "salvar a la inmensa mayoría de
los que se fueron". Recapacitar y volver. Y se le da la tarea de hacer
volver al redil a los "confundidos o
engañados" fueron arrastrados a la ruptura por algunos jefes.”
Finalmente en octubre de 1986 la
dirección del PCCH se encontraba decidida a terminar con el Frente vía
desmantelación. El Partido decide rápidamente: “reestructuración y reordenamiento de su funcionamiento;
fortalecimiento de los Mandos Zonales donde las estructuras militares estaban
subordinadas al mando político; determinación de una serie de tipos de acciones
y cuáles de ellas requerían la aprobación del partido; cursos de educación
política, encaminados a superar las "limitaciones" político-ideológicas
de los oficiales y jefes.” Todo
ello bajo el argumento de “fortalecer,
ordenar, organizar y dinamizar el trabajo militar”[2]
Como una respuesta interna del Partido, dentro de las filas comunistas (y
frentistas) apareció un documento (diciembre de 1986) "Sobre
el Proceso de Discusión Interna", según Luis Rojas Núñez, emanado
de Galvarino Apablaza[3],
víctima de las Veinte Medidas de
octubre. En él se denuncian “los informes
falsos, denunciados por los jefes de TMM regionales y locales, que aumentaban
la cantidad de células, grupos y acciones” lo que provocaba que la
Dirección del Partido tuviera una visión errada de la realidad, todo lo cual
pasaba primero por las manos de la Comisión De Organización (la gran villana de
la historia[4]); “la adjudicación de los éxitos en las
acciones militares al PC y de los fracasos y errores a la Comisión Militar; el
incumplimiento crónico del paso de militantes al FPMR y al TMM, que propiciaba
el "pirateo"; el envío al Frente, por parte de algunos dirigentes, de
sus militantes más conflictivos (los militante-problema o como se dice en
Chile “de todos los cachos”), y cierto
grado de desconfianza política respecto a los integrantes de la Comisión
Militar.” Acusaba a la dirección del PC (EDI o Equipo de Dirección Interior)
de aplicar “métodos de investigación
policial, coartación de la democracia interna, deformación y ocultamiento de
información, presiones internas y externas, y análisis de carácter técnico,
exclusivamente, de las dos grandes operaciones fallidas.” Y finalmente, la
Comisión Militar estimaba que se intentaba dar una respuesta técnica a un
problema de corte ideológico-político: “se
había pospuesto la discusión ideológica y que existía una gran presión para
fiscalizar el trabajo militar. "La discusión ha sido frenada, el
desarrollo dialéctico de nuestro proceso hará aflorar más adelante las
contradicciones".
Un oficial de los autónomos que emitió un informe al respecto a finales de
1987, indicó que al momento de tomar las decisiones, no se tomaban en cuenta a
nadie: se planteaba la desarticulación de
las unidades de los sectores poblacionales, estudiantes y del pueblo mapuche.
Unido a la decisión de disminuir los recursos económicos y materiales, lo
que se hace bajo la fundamentación del
momento político. A pesar de todo asumimos
por disciplina de comunistas estas resoluciones… producto de las discusiones se
lograron parar algunas de (las discusiones).”
Galvarino Apablaza |
En una conversación de Tito Tricot, militante frentista, con otro de sus
compañeros, este último le dice “…ya no
hay vuelta atrás. Le respondo que lo sé, que hace tiempo lo tengo decidido. No
sabemos lo que pasará pero sabe que puede contar conmigo. Me pregunta cuánta
gente o medios tengo porque debemos seguir en proceso de rearticulación…”[5]
Entre noviembre de 1986 y junio del ’87 se desarrollaron unas doce
reuniones entre la Dirección del Partido y la del Frente. Pellegrin fue su
principal interlocutor, quien siempre rechazó la idea de desmantelar la
organización. La idea, según los autónomos, era enviarlos a Rusia a escuelas de
cuadros políticos. Esto último es rechazado por los comunistas, quienes también
sostienen que el Frente no tenía vinculaciones con el PC[6].
En marzo del 87 la Comisión Política decidió profundizar las medidas de intervención y
control en su trabajo militar. Esta vez, estaban dirigidas al FPMR en
particular…La Comisión Política
decidió relevar del cargo a la mayoría
de los miembros de la Dirección Nacional del FPMR, incluido su jefe, Raúl Pellegrin. Gran parte de estos
jefes y oficiales fueron destinados a pasar escuelas políticas y de superación,
principalmente en Cuba y en los desaparecidos países socialistas del este
europeo. Dicho de manera poco elegante, los echa, los exilia y toma el
mando del FPMR.
Por esas fechas, Guillermo Teillier (Sebastián) estaba en Cuba. Pellegrin envía a La Habana a su
ayudante Armando, (tras traerlo del
extranjero y citarlo en Santiago para que fuera a “explicarles a los cubanos y al propio Sebastián las últimas medidas de
la dirección del PC y hacerles comprender las razones de su resistencia a ellas”. El ayudante lleva una carta del mismo Pellegrin. Cuenta el mismo Armando
que Pellegrin le dice que: nadie en la
organización estaba dispuesto a tolerar tal medida. Para el PC no había ninguna
otra posibilidad, el relevo de cuadros, la subordinación a la medida era
condición primera para cualquier otra solución. No había negociación posible.”[7] Pellegrin pedía independencia, pedía que las relaciones, las comunicaciones y la
colaboración con el FPMR tuvieran su propia vía, separada del PC.” Los
cubanos habrían aceptado.
Según Armando,
Teillier no sabía lo que pasaba.
Cuando le cuenta lo que ocurre en Chile fue “muy cauteloso, en ningún momento intentó polemizar ni descalificó la
decisión de Pellegrin, ni
tampoco mostró intenciones de plegarse a
lo que hacían Pellegrin y Salvador… . Era un "hombre de partido" y no iba a aventurarse con…Pellegrin. Fue respetuoso e hizo unas
cuantas recomendaciones para impedir que por estos problemas se perjudicaran
las partes en conflicto, y trató de atenuar cualquier clima beligerante".
Cuenta Cristobal Peña en su texto sobre el Atentado a Pinochet que “Manuel había llegado en los últimos meses de 1986 a Chile, después de cumplir por largos años diversas misiones,
primero en el Partido Comunista y después en el Trabajo Político Exterior del
FPMR. Fue “…de los que se
quedan en el Frente. Y realta que hubo…resistencia
o desinterés de determinados jefes y combatientes a darle sentido político a
las acciones combativas que se planificaban, o al menos discutir esa
posibilidad….se realizaba una distribución cuantitativa de acciones para una
campaña determinada, sin consideraciones de otro tipo. En la propia estructura
del mando de Santiago a la cual pertenecía Manuel,
donde el jefe era Recaredo Valenzuela, (Benito), no se hacía ni se daba a
conocer informe político alguno, era como un rechazo a todo lo que recordara al
PC.”
Manuel debía reunirse a la una de
la tarde del 15 de junio con Benito,
a quien habían asesinado una hora antes de la cita. Casi todos los jefes que
murieron en la Operación Albania habían sido objeto de seguimientos y, aunque
se percataron de ello, continuaron con la misma dinámica; no se le hacía caso, confiesa Manuel. A Benito, en
particular, lo habían seguido durante largo tiempo, y es casi seguro que fuera
así como la CNI llegó a Manuel, al
que detuvo en septiembre de 1987, a raíz del secuestro de Carreño.
Guillermo Díaz, a su vez, señala (que) la fácil incorporación y promoción de
nuevos militantes y funcionarios, las múltiples deficiencias y deformaciones
que había en la aplicación estricta de las medidas de seguridad, así como la
actuación displicente y hasta de arrogante irresponsabilidad de algunos jefes y
combatientes ante el chequeo. En ese momento, ya existían en el Frente señales
del combatiente pistolero, que hacía
alarde del uso del arma personal y de un desprecio autosuficiente hacia el
enemigo. Por otra parte, para algunos miembros de la organización, cualquier
denuncia de seguimiento de los aparatos de seguridad podía ser interpretada
como una debilidad o temor infundado
Para Junio de 1987 se vuelve a repetir la misma situación y ante la
protesta por parte de la Dirección, el PC resuelve destituir a toda la
dirección[8], rompiendo
todo vínculo con el PC. A esas fechas la dirección se integraba por seis
comandantes: José Miguel (Raúl Pellegrin), Bernardo (José Valenzuela Levi[9]) Aurelio (Roberto Nordenflycht); Benito (Ignacio Valenzuela) Aureliano y Daniel.
Detonante de la crisis fue el nombramiento del encargado de Santiago, el PC
apoya a una persona que se inclina en contra del trabajo de las unidades
territoriales y plantea eliminarlas, y mientras se discute empieza a
desmantelarlas, agrega José Miguel (Pellegrin), quien realiza la
descripción: …se propuso posponer la
reestructuración de los cuadros hasta después de septiembre, propusieron
contribuir al trabajo militar de masas, y tratándose de los cuadros él se haría
cargo ya que la Dirección le dijo que tenía confianza como para hacerse cargo
de Santiago mientras el asunto se arreglaba. Esta reunión se verificó con
la Comisión Militar del PC en el primer semestre del '87. Para el Partido era
la ocasión de eliminar a Pellegrin y su predominio en el Frente, vía copamiento
de las principales jefaturas del Frente. Integrado por los primeros oficiales
entrenados en Cuba, sostenían que la única manera de conservarse vigentes era a
través de la vía armada. Para los dirigentes pro PC la idea era producir hechos políticos que reactivaran la
movilización[10].
Carabinero Vasquez Tobar, asesinado por el Frente en un asalto |
Integrantes del FPMR-Partido decían que en definitiva lo que ocurría es que
era problema de estilo, mientras ellos se iban por el lado político los
autónomos pretendían seguir la línea militar. Ya las desconfianzas se
aumentaron con el asunto del arsenal en la que el PC no se hizo cargo, y
quienes reivindicaron el derecho del pueblo para tener armas fueron Buschmannm, Malbrich y Molina, todos
militantes del PC o vinculados a él.
Aceptado que Carrizal fue una derrota tremenda, igual que el atentado a
Pinochet, el Frente lo aceptaba como obra suya (las dos operaciones), los PC lo
rechazaban e incluso culpaban a la CIA de ambos actos (Carrizal y Atentado).
Esta actitud derivó en otro problema porque los autónomos aceptaron el atentado
como una victoria y no una derrota, mientras el Partido decía que era el eterno
problema, porque de esa manera usaban la lógica de que hay que accionar aunque
nada ocurra.
La vía de la sublevación nacional era plenamente vigente señaló José Miguel. Ante la Comisión Militar
del PC exigió que ante los ataques de que eran víctimas se abriera una
discusión dentro del partido incluido el Frente acerca de la política de
sublevación nacional y rebelión popular, y declara casi una rebeldía al negarse
a seguir operando con órdenes y resoluciones que atentan contra esa estrategia.
Las cosas estaban bastante mal en cuanto a las relaciones del PC y el Frente y en una reunión en el mes de Junio ante la amenaza de un comandante, un combatiente desenfunda su arma contra un dirigente del PC[11] fue respondida con un gesto similar de una metralleta que empuñó el comandante Daniel. Cristóbal Peña lo cuenta así: Unos días atrás, en unas de las últimas reuniones celebradas entre las dos partes, José Miguel comunicó que a partir de ese momento se negaba a acatar cualquier resolución del partido. La paciencia estaba agotada, la lucha no podía seguir demorando. Puede haber sido poco antes o inmediatamente después de esa reunión, con los ánimos caldeados y la sensibilidad a flor de piel, que Bigote, ante lo que interpretó como una provocación inaceptable, desenfundó su arma para amenazar a uno de los jerarcas del partido. Quién sabe qué hubiese ocurrido si el propio José Miguel, ayudado por el comandante Daniel, no hubiese contenido a Bigote.
La guerra interna se extendió en La Habana, señala La Tercera, en una
balacera y persecución en auto que no terminó peor simplemente porque todos
fueron detenidos por la seguridad cubana, todo ello supuestamente ocurrido en
el elegante barrio de Miramar. En Chile se inició una rápida ofensiva para
controlar el armamento, afirmando representar al pueblo y que los fierros
pertenecían al pueblo. Al mismo tiempo no se escatimaba en amenazas, pistolas
en la sien, para lograr la entrega de los barretines. Luis Rojas Nuñez no da
detalle alguno de esos momentos, pero si que sería uno de los puntos mas bajos
para ambas partes. La falta de recursos obligó a instalar las escuelas
guerrilleras en barrios populares.
Cuenta
Cristobal Peña que “la división recién se había hecho público y
los frentistas experimentaban un proceso de definiciones. Había un ambiente
enrarecido, de secretismos y desconfianzas, que nunca se disipará por completo;
por el contrario: con el sucesivo traslado del resto de los presos políticos a
la Cárcel Pública, que iba camino a convertirse en una cárcel de alta
seguridad, ese ambiente tenderá a tornarse cada vez más espeso.”
Y continúa que para julio o agosto de 1987 la
confusión y la crisis. El Secretario Regional de Pudahuel (Platino) elaboró el
siguiente documento[12] crítico con la inestabilidad
en la línea que seguía el Partido:
OPINIÓN DEL SECRETARIADO DE PLATINO SOBRE INFORME DEL 25 DE JUNIO 87 Participan: Secretaría política, Orgánica,
Sindical, Propaganda, Militar, Poblacional.
Camaradas: En primer lugar, saludamos la oportunidad y franqueza de este
informe, con lo cual se nos permite a todos opinar frente a la situación
política, las tareas del momento y las dificultades internas que se presentan.
Recoger la opinión de las bases es una sana práctica y debería hacerse más
frecuentemente, porque así se enriquece la línea y el quehacer del Partido. No
ayuda cuando los informes no son francos y oportunos. Tenemos el ejemplo de la
información que bajó y después de los sucesos de Carrizal[13],
que no tuvo la misma franqueza, y como consecuencia, después de ella quedó un
gran desconcierto y muchas conjeturas en la militancia.
Estamos claros de que éste es un momento difícil y decisivo, en el que no
valen las medias tintas. La única posibilidad de salida, la vemos en impulsar
con fuerza y verdadera decisión nuestra política, que responde a los intereses
de la clase y del pueblo. Pensamos que, en la medida que se irrumpa con fuerza,
los sectores vacilantes se irán plegando a la movilización. Imposible ya pensar
en repliegues tácticos: es momento de ofensiva y de jugarse el todo por el
todo. Así lo indica el estado de ánimo de las masas y del Partido, y desde
luego, las condiciones objetivas de miseria y crisis generalizada. Hay que
echarle para adelante con las tres patas de nuestra política: lucha de masas en ascenso, clara política de alianzas y trabajo militar a todo trapo[14].
Panadería Lautaro. El asalto que complicó la relación FPMR-PCCH |
En lo que respecta a las alianzas, las vemos y las trabajamos como alianzas
de clase, no de cúpula políticas, basándonos en las movilizaciones y acciones
concretas. En lo militar, hay unanimidad en apreciar que hay un retraso
inmenso. Y no se trata de cosas puntuales solamente, sino de un problema
político. El Partido, como conjunto, todavía no ha asumido el trabajo militar.
Las comisiones nacionales de masas, por ejemplo, no plantean alguna
exigencia en cuanto a ADM. A lo más, hablan en forma ganeral de éste o plantean
que hay que tener un encargo de ADM en la comisión. Las otras comisiones, por
lo consiguiente. Se siguen planteando
cursillos políticos donde no se toca lo militar, como si fuera algo
separado de nuestra política. Se siguen pagando los estipendios de los
camaradas del TMM en forma separada del resto y sólo este mes se le entregó el
reajuste que los demás gozamos desde comienzos de abril. Todo esto muestra una
actitud de poco manejo, de poca comprensión de lo que significa el TM para un
partido revolucionario, una actitud que parte desde más arriba de los
regionales. Impresiona que hay camaradas
que comparten las ideas de la dictadura de que lo militar en nuestro partido es
sólo un trabajo de "cabezas de pistola" y no algo indisoluble en
nuestro quehacer.
El día 20 de Junio se realizó un activo de secretarios de CL (Comités Locales)
en este regional, para discutir nuestro plan hasta Septiembre. A pesar de que
no era el tema central, todos pusieron el acento en exigir urgentemente
instrucción combativa y logística y más medios para realizar acciones de mayor
envergadura que las que realizan hasta ahora. Sin excepción, todos preguntan
"¿Hasta cuándo nos dejamos golpear?". Y esto pasa por implementar lo
militar.
En torno a algunos problemas con camaradas del F. Patriótico; no pensamos
que sea un problema simple, de desviaciones de actitudes puntuadas porque sí.
Partimos haciéndonos una autocrítica por no apoyar como es debido al FP, tanto
en cuadros como en infraestructura, como en preocupación por el funcionamiento
del Partido en el interior del FP. Creemos que los camaradas de la Dirección
del FP fueron colocados allí no sólo por su capacidad militar, sino también
reconociendo, por parte de la Dirección, un alto nivel ideológico. Pero, por lo
general, son más jóvenes que los correspondientes miembros del Partido y, como
tales, más intolerantes respecto a
aceptar burocracia y conciliación, porque a los jóvenes la dictadura les ha
negado todo, más que a los mayores. Y de hecho, nos guste o no, hay burocracia,
hay conciliación y hay tendencias
derechistas entre los camaradas que implementan no sólo lo militar, sino en
muchos terrenos. La cuestión militar es la que se ve más entorpecida, hasta
límites extremos en ocasiones. Y entonces vemos la actitud de la gente del FP
como algo lógico, y que, si no corregimos primero, los otros errores, van a
seguir apareciendo en más y más gentes que de verdad quieren avanzar. Tal vez
lo más notorio de estas tendencias son María Maluenda, A. Toro y otros, pero
hay más. Pensamos que es éste un problema muy de fondo, que hay que discutirlo
sin pelos en la lengua, con el fin de fortalecer al máximo nuestro Partido en
estos momentos. Creemos que el problema no es en este momento si los compañeros
del FP son más o menos puntuados; pensamos que el problema es al contrario:
cómo damos la batalla ideológica interna para impedir la proliferación de las tendencias de derecha, que son las de más
peligro[15].
Queremos entregar algunos antecedentes para manejo de la Dirección que muestran
que esto de tendencias de derecha no es solo un fantasma o un decir :
1.
Durante lo que va del año, hemos recibido numerosas
órdenes y contraórdenes en lo militar, cambiando a última hora programaciones
enteras, generalmente suspendiendo casi todo. O no se hace nada porque no
entregan materiales[16]. Eso no da precisamente
una impresión de pisar sobre seguro en lo militar ante los militantes.
2.
Hasta hace un mes, estaba Absolutamente Prohibido el uso
de explosivos. Para el aniversario del Partido queríamos saludar la mañana con algunos ruidos y se nos prohibió
tajantemente hacerlo, a nosotros y a la J (Juventudes Comunistas). porque eso echaba a perder los posibles acuerdos con DC. No hubo
ruidos ni acuerdos tampoco.
3.
En enero, se nos planteó suspender el castigo a un sapo,
porque "el peor castigo para un sapo es el castigo moral" (esto, por
vía 1). Al preguntar si eso corría también para gente como el Fanta[17] se nos contestó que sí.
4.
En la segunda quincena de febrero bajó un camarada de la
Dirección a atender al secretariado. La secretaria le consultó si había nuevas
orientaciones para reactualizar el plan de SN (Sublevación Nacional).
Su respuesta fue una encogida de hombros y decir que nos preocupáramos de las
alianzas mejor, porque no era momento de pensar en la SN. Cierto que se había
planeado que el momento táctico exigía Privilegiar las alianzas. Pero ¿eso
impide pensar en la movilización? ¿Los secretarios tenemos que trabajar al día,
sin pensar en metas? ¿Es que sólo se hacen los planes inmediatos?
5.
Se dice en el informe que hay que implementar fuertemente
el TM (Trabajo Militar). Pero los cortes presupuestarios apuntan
exactamente a lo contrario. Por ejemplo: en diciembre pasamos un funcionario
nuestro, buenísimo, al FP. A poco de estar allí hubo un recorte presupuestario
y le bajaron el estipendio a la mitad. El hombre tuvo que dejar el FP y buscar
pega en otro lado para mantener a su familia. En lo interno no es posible
conseguir elementos para operar, tales como mecha, pitos u otros, porque el TMM
no tiene presupuesto para eso. ¿Cómo entonces conciliamos lo que la Dirección plantea
-que pensamos que es correctísimo- con lo que en realidad se hace?
6.
A fines de abril el MIR lanzó unas granadas a la casa de
una dirigente vecinal del MAN en nuestro territorio. Se nos presionó bastante
para que sacáramos una declaración diciendo que no era posible que gente de
izquierda hiciera esto, que debían ser de los mismos oficiales (léase el Gobierno Militar) que trataban de desprestigiar a las fuerzas populares . En realidad
nos resistimos a hacer esta declaración porque sabíamos que la masa estaba
contenta con la acción. Y cinco días después, el día 1o de Mayo en la tarde,
una masa de cerca de 500 pobladores, cercó a pedradas la casa de la misma
dirigente y casi se la deshicieron , porque la gente la identifica como una de
las que fue a amenazar a la Luisa Riveros a su propia casa. ¿Por qué negamos la
legitimidad de la violencia revolucionaria, siendo la propia masa la
legitima?
Podríamos seguir mencionando botones de muestra, pero lo concreto es que
pensamos que son estas cuestiones las que dan pie a que algunos compañeros se
empiecen a desesperar y tomen la conducta de unos pocos como la línea de
conducta de la dirección. Y esto se ve reforzado porque todos los compañeros
que bajan, incluso los de las comisiones nacionales, bajan diciendo que "vienen
a nombre de la Dirección del Partido". Y toca escuchar opiniones que a
veces obligan a preguntar directamente si son opiniones de la Dirección,
resultando muchas veces que son opiniones personales y que se vierten con tanta
soltura y liviandad que dejan en mal pie a la Dirección si uno no se toma el
trabajo de preguntar si son personales o no.
Por otra parte, desde hace mucho tiempo que estamos manifestando nuestra
preocupación por otra situación, que, en cierto modo, también se relaciona con
el informe porque tiene que ver con el funcionamiento del Partido y que es el
fruto de las comisiones nacionales. No sólo nos toca ver lo que aportan en sus
bajadas, sino que en nuestro secretariado hay 2 ex-miembros de comisiones
nacionales que conocen su ritmo de trabajo y su funcionamiento y pueden hablar
con más propiedad del tema. En general, bajan camaradas que viene entre el 1 a
3 semanales, generalmente a pedir estadísticas a cuentas, que no tienen nivel político para ayudar a
resolver nada y, por lo tanto, no se justifica su presencia como
"aporte" al frente respectivo. O, si tienen nivel político, no alcanzamos a enterarnos, porque la verdad
es que no hay aporte. Después de la información por vía 1 el CR (Comités Regionales)
programa sus acciones y movilizaciones y las comisiones que bajan se limitan a
constatar.
[1] Documento
titulado "Información del Partido producto de la situación producida en el
Frente Militar". Copia del documento conservado en la oficina del FPMR en
La Habana. Este se encuentra explicado en el invaluable trabajo de Luis Rojas
Núñez, “De la rebelión popular a la Sublevación imaginada” y es de donde lo
extraemos para esta exposición.
[3] Así lo sostiene ese autor Por la forma y contenido del
documento, por las correcciones manuscritas hechas al margen presumo que
pertenece a Salvador, segundo jefe de la Comisión Militar, que en ese momento
ya estaba removido de su cargo. Según Mauricio, la dirección del PC en su
conjunto nunca se involucró de lleno en las cuestiones militares, más bien se
percibía una reticencia, urticaria sobre los problemas militares de la lucha y
de la política.
[4] “Se identifica principalmente a la Comisión
Nacional de Organización, centro y guía del funcionamiento partidario, como la
que bloqueaba, impedía o suspendía coordinaciones y relaciones de la Comisión
Militar con la Sindical, la de Pobladores y otras, así como los del TMM con
militantes y estructuras de base, y la que habría distorsionado, tergiversado o
minimizado los planes dedicados al trabajo militar. Se afirma que por esas
razones no crecían las unidades de combate del partido en el sector productivo,
en la clase obrera organizada, a pesar de que había trabajadores dispuestos a
integrarlas.” Rojas
Nuñez, op cit.
[6] Revista 7+7 El fantasma sin cabeza,
semana del 23 de agosto de 2002
[7] Entrevista con
Armando, jefe de la infraestructura de Pellegrin. Santiago, julio 2007. Rojas
Núñez, Luis, “De la Sublevación….”
[8] Según La Tercera sólo eran tres.
[9] Tras salir al exilio en 1975 ingresó a la Escuela de
Cuadros Wilhelm Pieck, y le decían ricitos por su cabello crespo. De militancia
comunista vivió en Estados Unidos y luego estudió en el Nido de Águilas. En
septiembre de 1977 el ex diputado comunista Gilberto Canales le propuso
ingresar a la Escuela Militar de la República Socialista de Bulgaria, para
formarse dentro de 5 años como oficial de tropas generales. Valenzuela aceptó
junto a otros hijos de exiliados. Siendo 30 plazas en total, llenándose los
cupos también con jóvenes que venían de la URSS en la ciudad cosaca de
Saporoche, llegados ahí el 9 de septiembre para capacitarse como tractorista
pero el golpe arruinó ese plan, y quedaron olvidados hasta ese momento. Cuando
en 1981, los llamados búlgaros egresaron Orlando Millas les pidió que
integraran el dispositivo militar del PC en Cuba, a los que se quedaron se les
advirtió que nunca podrían salir de Bulgaria para evitar filtraciones. En ese
momento adoptó el nombre de Rodrigo, estimado como el mejor oficial del grupo.
Partieron el ’83 a Nicaragua como parte de los seis Batallones de Lucha
Irregular conformados por chilenos para combatir a la Contra. En el Frente
Norte estuvo entrenando tropas y se enamoró de una nicaragüense y rompió su
matrimonio con una médico militar chileno, y luego quiso llevar a su nueva
mujer a La Habana, pero el PC se le impidió y sólo ante la amenaza de renuncia
el Partido cedió. Regresó a Chile en 1984 llegando a ser uno de los seis jefes
del FPMR y el Frente le encargó la tarea de organizar el atentado para lo que
cambió de nombre, siendo ahora Ernesto.
Fue asesinado en la Operación Albania. Información del Diario La Tercera en su
especial Los años de verde olivo capítulo IV.
[10] Diario La Tercera, citando a un ex
frentista formado en Europa Oriental (Santiago, febrero del 2001).
[11] La Tercera cuenta: A cargo de las tensas conversaciones con los rebeldes, la postura del
dirigente comunista Jorge Insunza era inflexible:”No hay alternativa. El Año
Decisivo falló y el FPMR debe desmontarse” En uno de los encuentros, Pellegrin
lo encañonó con su pistola. Otro jefe frentista desenfundó su revolver en
defensa del dirigente comunista. Aunque el tenso momento se diluyó cuando “José
Miguel” bajó el arma, era claro que la convivencia estaba definitivamente rota.
Un informe de la CIA señalaba que en julio de ese año jóvenes de la facción
rebelde del FPMR fueron instruidos por altos oficiales frentistas para ejecutar
a un militante del PC cuyo único crimen había sido en estar en desacuerdo con
la línea militar. Tal información no ha
sido verificada.
[13] En
ese momento el Partido Comunista rechazó tener participación en esa operación
(declaraciones al principio), acusando de montaje de la dictadura su origen.
[15] Como
Pellegrin reconoce la existencia de este sector del Partido que desea el fin
del Frente como obstáculo para avanzar en una política de alianzas con los
partidos de la Alianza Democrática (futura Concertación de los Partidos para la
Democracia), que nunca se dará. De esta ala derechista identifica el texto a
dos, María Maluenda y Alejandro Toro.
[16] No
hay que olvidar que era el Partido Comunista (y no el Frente, si es que se
pueden distinguir) el que internó las armas de Carrizal Bajo y quedaron bajo su
estructura orgánica, tanto en el transporte como en su mantención.
[17] Miguel Estay
Reyno, un militante del PC, integrante de su rama de Inteligencia, quien fue
capturado y severamente torturado y amenazado por los agentes del Comando
Conjunto, en los años ´70. Condenado en el caso del Triple Degollamiento de
1985.
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