El labrador y la serpiente

En una ocasión el hijo de un labrador dio un fuerte golpe a una serpiente, la que lo mordió y envenenado muere. El padre, presa del dolor persigue a la serpiente con un hacha y le corta la cola. Más tarde el hombre pretende hacer las paces con la serpiente y ésta le contesta "en vano trabajas, buen hombre, porque entre nosotros no puede haber ya amistad, pues mientras yo me viere sin cola y tú a tu hijo en el sepulcro, no es posible que ninguno de los dos tenga el ánimo tranquilo".

Mientras dura la memoria de las injurias, es casi imposible desvanecer los odios.

Esopo

jueves, 12 de octubre de 2017

EL DÍA "D" CHILENO. DESEMBARCO EN PISAGUA (II)

EL DÍA "D" CHILENO. DESEMBARCO EN PISAGUA


EL AMANECER EN PISAGUA: A las 2 AM, muy temprano comienza el día para Diego Dublé, cuando Rafael Sotomayor entró a mi camarote, y acercándose a mi litera me despertó, y me ordenó que fuese a su cámara.” Con rapidez se viste y al llegar al camarote del Ministro en Campaña, se encuentra con “Martiniano Urriola (jefe del Navales); comandante Ricardo Santa Cruz (Zapadores); mayor Baldomero Dublé; capitán Santa Ana, que se había embarcado como conocedor de aquellas costas y capellán, don Florencio Fontecilla.
El Ministro en Campaña “me dijo que creía indispensable hacer un reconocimiento previo (en las zonas de desembarco en Pisagua), y que me había elegido para que practicase esta operación, y para el efecto se hallaba lista una lancha a vapor. Acepta la mision pero pide que le acompañe un oficial naval[1]. “El ministro me encontró razón, y me dijo “Está bien comandante, lo acompañará Enrique Simpson”. “En ese caso, señor, repliqué, el capitán Simpson será el jefe de la comisión, porque tiene grado superior al mío”. – “Siempre ustedes con sus antigüedades y preocupaciones de grados, Simpson lo acompañará a Ud. y nada tendrá este que observar (dirá Sotomayor) …. Entre los oficiales de Marina elegí (ahora habla Dublé Almeyda) al teniente Policarpo Toro[2], para que dirigiese la embarcación que debía conducirnos. Este…con la mayor presteza, hizo colocar delante de la máquina que sobresalía de la borda, varias planchas de fierro para protegerle de los fuegos del enemigo y para protegernos nosotros mismos….”.
A las 4 A. M…., aún cerrada la noche, el capitán del Amazonas, reconoce (identifica) “la quebrada de Pisagua a ocho millas de distancia.” La nave rebaja su andar a 3 millas. Es la primera en asomar en la zona de desembarco y se queda ahí para esperar al resto de la flota de invasión, pues el el convoy “se había quedado atrás durante la noche, esperando los trasportes de rueda Paquete de Maule i Huanay.”. Nuevos atrasos
En la costa, el coronel peruano Isaac Recabarren, es avisado por el capitán de puerto, José Becerra, de “la presencia de dos vapores que navegaban hacia él y venían del norte.” alrededor de las 4 45. Primero son dos “humos” visto por el vigía por el noreste de Pisagua, luego aparecerán las formas de los primeros buques chilenos en arribar. Recabarren asume que son chilenos, ya que no se esperaban naves peruanas en el puerto. El coronel avisa a Juan Buendía, quien estaba en la ciudad. Transcurren unos minutos “y con horizonte más despejado quedó confirmada mi sospecha…, alcanzando entonces el número de los que se divisaban hasta dieciocho”. Recabarren pide órdenes a su superior. Buendía deja el asunto en manos de su subordinado.
A esa hora, una preocupación más se sumaba a los hombros de los aliados, “en la estación del ferrocarril quedó lista para salir a las 5.30 A.M. de ese día, la máquina que debió subir por haber abandonado su puesto el maquinista que la manejaba, y por no haber tenido absolutamente con quien reemplazarlo.”, con la posibilidad de dejar el material rodante en manos de los chilenos, facilitándoles su objetivo y la movilización posterior hacia el interior y las oficinas salitreras y los pozos de agua y víveres acumulados por los aliados en esos lugares
Mientras en la flota chilena, ya a las 5 AM, amaneciendo recién, se reconoce (se ubica) la población de Pisagua y se adelantan hacia la bahía el Cochrane, O'Higgins, Magallanes i Covadonga, buques destinados a atacar los fuertes y hacer despejar la playa y parapetos, para preparar el desembarco con el uso de sus piezas más pesadas.
A las 6 AM Recabarren procede a “distribuir entre las dos piezas de artillería colocadas una al norte y otra al sur de la bahía” las tropas disponibles “en todos los puntos de la plaza por donde pudiera efectuarse fácilmente un desembarque”, lo que no resulta difícil: sólo hay dos lugares aptos: las Playas Blanca y Huata.


COMIENZA EL BOMBARDEO NAVAL: Relata Isaac Recabarren que la flota chilena “rompió (los fuegos) a las 6.55 A.M. el blindado Lord Cochrane, inmediatamente secundado por la O'Higgins, Magallanes i Covadonga. El parte chileno de la batalla, redactado con posterioridad dirá que “habiendo tomado cada uno de ellos la colocación destinada al efecto i ordenado arriar sus botes tripulados convenientemente i situarse claros de la línea de buques, rompió el fuego el Cochrane a 1,300 metros de distancia…
Manuel J. Orella comandante de la goleta Covadonga cuenta que se rompió el fuego a las 7 h. 5 m. sobre el Morro de Pisagua, de la parte Norte (hacia el fuerte donde estaba instalado uno de los dos cañones Parrot  de cien libras que protegían la bahía). Con su primer disparo desde el parapeto, se levanta un penacho de humo que cubre todo el recinto. Luego se vio que los defensores de la Batería, presa del pánico se desbandaban en distintas direcciones. El tiro destruyó el cañón y mató al oficial y dejó heridos a varios sirvientes que lo atendían. En vista de tan buenos resultados (silenciada la artillería de esa zona), el comandante de la Covadonga decide virar para tomar la posición conveniente para concentrar los fuegos sobre la batería del Sur, que en ese momento la batían el Cochrane y la O’Higgins[3].
CAÑON DE LA CORBETA MAGALLANES
A su vez Carlos Condell, comandante de la Magallanes, toma la misma decisión luego de tres disparos al Fuerte Norte:  “…resolví hacer todo el mal posible a las baterías del Sur y a las posiciones de las tropas enemigas, acercándome hasta 200 metros de la plaza, sosteniendo con las fuerzas enemigas parapetadas tras de las piedras un vivísimo fuego de fusilería durante una hora[4], sin olvidar, de cuando en cuando, disparar con los cañones algunas granadas hasta las nueve, hora en que se dio orden de cesar el fuego.”

Durante el ataque a los fuertes de la población, situados el uno al Suroeste de ésta i el otro en la punta Norte de Pisagua, el Amazonas disparó algunas granadas sobre las tropas i campamentos que se divisaban en la cumbre de los cerros que caen sobre la ciudad. ”. El fuego primero se concentra en la batería sur. La batería norte casi no interviene en este primer momento “por razón de la distancia en que se encontraban, hasta las 9 A.M., en que cesaron los fuegos por espacio de cincuenta minutos próximamente.
Dice Erasmo Escala en su reporte del desembarco, que “apagados por completo los fuegos de tierra, se hizo avanzar a las 8¾ A.M. los transportes Copiapó y Limarí”. Estas naves transportan a las unidades destinadas a las primeras oleadas de chilenos que iban a invadir Tarapacá: Buin, batallón Atacama y dos baterías de montaña. “También se ordenó adelantarse al transporte Lamar, que llevaba a bordo la brigada de Zapadores, que por la instrucción especial que el comandante de este cuerpo, teniente coronel don Ricardo Santa Cruz, había dado a su tropa para ataques de esta especie, componía una sección separada.”


UNA PAUSA EN EL BOMBARDEO. RECONOCIMIENTO BAJO FUEGO: Al terminar el bombardeo no hay respuesta alguna desde Pisagua. Los fuertes están acallados y de los defensores no se tiene noticia alguna. ¿el bombardeo habrá reducido al silencio a todos los defensores? ¿será un simple desembarco sin mayor oposición?
El Cochrane avisa que se ve limpio el campo para comenzar el desembarco. Así lo relata Francisco Machuca: “El Ministro Sotomayor ordena que las tropas bajen a tierra. La orden no se cumple. El Ministro reitera sus mandatos. Es inútil. El desembarco no se inicia, aunque las tropas están listas.” La razón, el oficial a cargo de la operación, Enrique Simpson, está indispuesto (¿ebrio?¿pánico? Ninguna fuente lo dice). Son las 9 AM y desde el Cochrane se ordena continuar el bombardeo. Emilio Sotomayor “…Jefe de Estado Mayor General…secundado por el 2º comandante del “Loa”, capitán Constantino Bannen, toma a su cargo la organización del primer convoy”
En esos momentos sale lancha a vapor del Cochrane. Previamente se ha ordenado que ahora sean dos lanchas a vapor las que salgan. Avanza primero la de Dublé Almeyda, en dirección a la playa: situada junto al Amazonas, le acompañan “(el) coronel Luis Arteaga, y el teniente coronel Justiniano Zubiría, (quienes) a última hora fueron designados para formar parte del reconocimiento. La lancha a vapor partió en dirección a Pisagua Viejo, en cuya bahía creía yo más fácil el desembarco de las tropas. Cuando nos hallamos como a mil metros de la punta norte de la bahía de Pisagua, principiamos a recibir los fuegos de fusilería de los defensores del puerto, que no cesaron desde ese momento,… Pasamos con nuestra embarcación como a 500 metros de la punta norte, para internarnos en la ensenada de Pisagua Viejo. En este momento, la O’Higgins y la Magallanes rompieron sus fuegos sobre el fuerte aquí situado.”
“En el morro había gran número de soldados, que hicieron fuego sobre nuestra embarcación. Una granada de la Magallanes que explotó en la cima del Morro, los hizo abandonar la posición, y los obligó a bajar por la pendiente del norte para ocupar la orilla del mar y cubrirse con las peñas, desde donde continuaron haciéndonos nutrido fuego. El teniente Toro, con el cañón que montaba la lancha, les envió una granada al pasar, que hizo explosión en medio de ellos.”
“Al aproximarse a la playa de Pisagua Viejo, pudimos convencernos que sería imposible allí el desembarco de tropas, a causa de la braveza y agitación del mar; las embarcaciones, indudablemente, zozobrarían antes de llegar a tierra. Volvimos con presteza y recorrimos la orilla del mar dentro de la ensenada de Pisagua. Desembarcadero fácil solo encontramos en la pequeña playa que hay en el centro de la bahía y en algunos lugares con arrecifes bajos, pero con mar tranquila. Aquí habría que desembarcar bajo el fuego del enemigo, pero sin accidentes causados por la
Batería Sur de Pisagua, ya conquistada por los chilenos
mala mar….”
“Regresamos al Amazonas a dar cuenta de nuestro cometido, e inmediatamente se dio principio a la difícil operación de llevar a tierra a nuestros soldados, encomendada al coronel Sotomayor.” La fuerza expedicionaria se forme en dos líneas de botes, “4 de la “Magallanes”, 4 del “Loa”, 1 del “Cochrane”, 2 del “Abtao”, 3 de la “O'Higgins”, y los demás de otros buques, hasta enterar diez y siete.” Son las 9 30, mientras la flota dispara los últimos tiros contra los silenciosos defensores. Hay que imaginar que luego de los disparos el humo cubre la zona de desembarco, provocado por el efecto de las granadas y los incendios que se puedan haber iniciado.
El coronel peruano, Isaac Recabarren dirá en su reporte que las naves chilenas se ocuparon “en transbordar fuerzas de desembarque a cuarenta embarcaciones menores que al efecto tenía preparadas. Concluida esta operación, comenzó de nuevo a hacer disparos de artillería, dirigiéndolos a la parte no incendiada de la población, con el fin evidente de completar su destrucción, a la vez que proteger el desembarque de las tropas que ya se acercaban a las caletas y playas situadas entre la maestranza del ferrocarril y los cerros, puntos que se encontraban guarnecidos por fuerza de policía y de nacionales, respectivamente mandados por el sargento mayor Mariano Ceballos, el capitán Ignacio Suárez y el (capitán) de la guardia nacional José Vicente Rodríguez,….
Las tropas chilenas del primer escalón de desembarco van en dos líneas paralelas de botes. A su vez, la segunda lancha a vapor “a las órdenes del alférez del Nº 2 de artillería, José Antonio Errázuriz, embarca una ametralladora para impedir con sus fuegos a los de tierra la concentración de tiros sobre las lanchas cargadas de tropa.
Continúa el jefe militar chileno (Erasmo Escala) que el desembarco se inicia a las 9 30[5], “y al dirigirse a la playa las primeras embarcaciones, recibieron un nutridísimo fuego de fusilería de las fuerzas enemigas que se encontraban atrincheradas tras de las enormes y escarpadas rocas que forman esa playa, y de los parapetos que les ofrecían los accidentes naturales del terreno u obras especiales construidas al efecto. Ocultábanse asimismo en los edificios de la población, en los carros del ferrocarril de Pisagua, en las zanjas que quedan al costado de la línea férrea, que está un poco elevada, y tras de grandes rumas de sacos de salitre y pilas de carbón, que había en la estación, y en diversos puntos de la ciudad.



[1] Explica diego dublé almeyda sería conveniente me acompañase un oficial de Marina. Los marinos están acostumbrados a distinguir de noche la costa y saben donde hay rocas, rompientes o playas.
[2] Quien se haría famoso incorporando Isla de Pascua o Rapa Nui a Chile, años más tarde
[3] Luego del combate, rinde cuenta de la munción empleada: “100 granadas comunes con espoleta de percusión. 10 granadas de segmento con espoleta de tiempo. 17 granadas de a 9 libras.33 granadas comunes de percusión.10 ranadas comunes de tiempo.
10 tarros de metralla. 2,500 tiros Comblain.

[4] Durante el combate, Condell informa su gasto de munición: 12 granadas comunes de a 115 libras, 1 granada doble de a 115 libras. 18 granadas comunes de a 64 libras. 20 granadas comunes de a 20 libras…..1.680 tiros a bala Comblain.

[5] Carlos Condell, comandante de la Magallanes a las 9:4.5 se disparó sobre la población por haberse izado señales de incendiar al enemigo, lo que se ejecutó haciendo algunos tiros.

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