EL DÍA "D" CHILENO. DESEMBARCO EN PISAGUA (V)
El desembarco de apoyo: A las 11 h. (del 2 de
Noviembre), habiendo recibido órdenes del
señor Jeneral en Jefe para dirijirme a Junin, según lo acordado el dia
anterior, hice señales al Itata i Magallanes de "seguir mis aguas" i
al Angamos de cruzar fuera del puerto, fondeando en aquel surjidero a las 11h
35m. AM. Dirá Erasmo Escala que “la
primera división del ejército, compuesta del regimiento 3º de línea, batallón Naval
de Valparaíso, dos baterías de montaña y el batallón Valparaíso, embarcada en el Amazonas
y en el transporte Itata, se dirige,
convoyada por la Magallanes, sobre
la caleta de Junín, un poco al sur de Pisagua, donde debía desembarcarse para
tomar el camino que debía conducirla al mismo campamento del enemigo, en el
cerro de Pisagua, y sorprenderlo allí por la retaguardia.
Vista área de Pisagua |
Esta caleta presentaba también muchas dificultades y peligros para el
desembarco, pues las olas reventaban con una gran fuerza sobre las rocas de las
playas, que pueden parapetar una fuerza insignificante para rechazar a un
ejército, por numeroso que fuera, que tratase de desembarcar allí. Felizmente la
pequeña guarnición que había, compuesta de unos 30 hombres, huyó a los tres
primeros tiros que se le dirigió de a bordo, y pudo efectuarse con toda
tranquilidad el desembarco.” Sigue el oficial naval con que a las “11h 35m, el oficial encargado de la división,
teniente 1° don Emilio Valverde, pisó en tierra i enarboló el pabellón
nacional.”
Relata Dublé Almeyda que acompañó
este desembarco: “A Junín llegamos a las 11 a.m. Dos o tres
disparos de cañón que desde a bordo se hicieron sobre esta mala caleta, pusieron
en fuga a los 30 o 40 soldados que allí estaban de guarnición. Se dio principio
al desembarco. El primer chileno que salió a tierra fue el ingeniero don
Federico Stuven, soldados del Navales y 3º de Línea desembarcaron en seguida,
vivando a Chile, llevando nuestra bandera que fue plantada en tierra…. El único
desembarcadero consiste en un angosto golfo de cuarenta metros de ancho entre
altos y rocosos cerros, con una constante mala mar, que no permite atracar
lanchas ni botes a la orilla, cubierta de piedras, que hacen la playa casi
inabordable. Los soldados desde las lanchas y botes saltan a las rocas. Este es
el desembarcadero. Ha habido que colocar escalas desde las lanchas a un alto
perfil de piedras para que la gente pueda subir con más facilidad.
el área de los combates |
…la batalla termina: A las 13:00
ya los bolivianos estaban ascendiendo en retirada hacia Hospicio, donde se
situaba su campamento, dejando sus atrincheramientos, perseguidos por los
chilenos y a veces devolviendo el fuego y continuando la retirada, pues no se
había declarado una huida. En la historia del Atacama se cuenta que “Uno de los oficiales bolivianos prisionero
decía que los del “Atacama” parecían
leones hambrientos y que su sola presencia paralizaba a sus soldados hasta el
punto de que necesitaba a cada momento ser animados para que no emprendiesen la
fuga[1].
Y luego, el estampido y los efectos de los disparos de los buques chilenos, los
tenían “sonsos”, según la expresión del mismo prisionero, porque no estaban
acostumbrados a oír aquellas detonaciones, que los aterrorizaban y confundían. Agregaba
que cuando una granada de los gruesos cañones estallaban sobre sus cabezas, les
parecía que el cielo se desplomaba sobre ellos. Y luego, cuando los proyectiles
chilenos no destrozaban algunos, caía sobre sus cabezas una avalancha de
tierra, que casi los sofocaba.”
Hay
que recorder que las piezas de artillería pesada del Cochrane, con sus granadas
que se calculan en 250 mm (9 pulgadas)
Junín |
A la 1 PM, dice Recabarren, que ve
cómo “se retiraban las fuerzas bolivianas
situadas en los cortes de la línea férrea, circunstancia que me obligó a
disponer la retirada de los que se batían en la playa; efectuándola…media hora
después y por la vía de Junín, única que aun se encontraba expedita y que
continué hasta dominar la pampa del Hospicio, de donde me dirigí a la estación
de San Roberto….
Ya a las 14 hrs llegan los primeros chilenos a l
pampa de Hospicio, tardando en total dos horas para subir la cuesta “De inmediato se izó el pabellón chileno en un
poste de telégrafo en Alto Hospicio y la Escuadra chilena suspendió por
completo sus fuegos.
…en Junin: Cuenta Dublé Almeyda
que “A las 3 p.m. los primeros soldados
llegaron a la altiplanicie, ocupando las tropas el gran camino que allí conduce
desde la orilla del mar. A las 6 p.m., venciendo toda clase de dificultades,
habíamos desembarcado 2.300 hombres. Emprendimos la marcha para atacar por la
retaguardia las fuerzas acampadas en la altiplanicie de Pisagua.” En eso
llega una orden de Escala: “que la
división marche inmediatamente por la pampa del Arenal para atacar el
campamento boliviano; que de los 165 hombres de caballería que van en la
división, se de la mitad de este número al comandante de ingenieros señor
Martínez, para que lleve a efecto las órdenes que ha recibido respecto a los
ferrocarriles y telégrafos enemigos; el resto de la tropa de caballería marcha
con la división. De los caballos que llevan los soldados de caballería se puede
disponer para que monten los jefes. Y, en fin que se cumpla todo con prontitud
lo que le ha ordenado de antemano”.
El ferrocarril de Pisagua conquista esencial en Tarapacá |
Después de trasmontar las alturas de Junín, (2.070
pies), la división[2]
se dirigió por la llanura al lugar de su destino…. Después de avanzar como dos
kilómetros por la altiplanicie y ya entrada la noche, nos dividimos para
esperar la batería de artillería que había quedado retrasada, detención que nos
sirvió de descanso. En esta situación sentimos un fuerte y prolongado temblor,
que duró como un minuto. La oscilación de la tierra era tan grande que
hallándonos acostados nos movía del lugar que ocupábamos y nos echaba unos
contra otros. Incorporada la batería de artillería continuamos la marcha hasta
casi encontrar la línea férrea que va al interior, tomando enseguida la
dirección al campamento boliviano para atacarlo por la retaguardia. Todos los
soldados marchaban silenciosos, pero con entusiasmo de batirse en pocas horas
más, soportando con resignación las fatigas de una marcha forzada. No se
presentó inconveniente alguno. No hubo un solo rezagado.
Imágenes de Pisagua tras el combate. El incendio |
Los heridos: Desde
Antofagasta no se había trasladado ninguna de las ambulancias, especies de
hospitales de campaña de la época. Las atenciones médicas que se podían dar
eran mas bien limitadas. Así lo relata Ruperto Marchant: “desde las tres de la tarde comenzaron a ser atendidos los heridos…. Es
necesario haberse hallado en el improvisado hospital de sangre para darse una
idea de lo que era aquello (un centener de heridos) tendidos en el suelo sin tener ni agua para lavar las heridas ; muchos
de ellos en fuerza de los sufrimientos, pidiendo a gritos la muerte; otros
clamando por algún remedio o alguna
bebida repitiéndose…un día y otro día: aquello era para partir el alma”
El
cirujano de Guerra Körner contará años más tarde que recién para el 11 de
noviembre (¡nueve días después de la batalla!) recién se embarcó desde
Antofagasta las ambulancias (hospitals de campaña) Valparaíso y Tercera de
Santiago. El 16 de noviembre le tocó el turno a Kórner en el Angamos rumbo a
Pisgua para llegar el 18 a Iquique y esa misma mañana a Pisagua. Sin embargo a
falta de “embarcaciones para el
desembarque, fuimos trasbordados con todo el personal y materiales, en los botes
del Angamos, al transporte Itata fondeado vecino a nosotros[3]…..El
día 20 desembarcó toda la ambulancia, instalándose en el hospital cuya atención
nos fue encomendada.”
La flota chilena |
Pisagua desde un buque chileno |
Atendieron
de inmediato a 180 heridos, ya de la batalla de Dolores, trasladando a 150
embarcados en el Copiapó. Este viaje dirá el cirujano “….los ocho días de aquella navegación fueron en realidad muy pesados. La
tarea de atender los heridos hacinados en las obscuras y mal ventiladas bodegas
del buque, con elementos enteramente insuficientes y con un solo ayudante, fue
casi superior a mis fuerzas.” [4]
[1] Aunque sea para
gloria de los atacameños el comentario, no hay que olvidar que los chilenos que
avanzaban no parecían detenerse por nada, aun cuando el fuego de los defensores
pretendía impedirlo. Ante ese espectáculo rojo-azul ascendiendo imparable, no
es de sorprenderse que los defensores pensaran en retirarse.
[2] Componían la división: una batería de cañones Krupp de montaña, al
mando del sargento mayor J. de la C. Salvo, el regimiento 3º de Línea, el
Navales, el Valparaíso y 100 hombres de caballería
[3] Reciben la
noticia y ven la llegada de la Pilcomayo capturada y las noticias del combate
de Dolores
[4] DIARIO DE CAMPAÑA DE UN CIRUJANO DE AMBULANCIA
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