El labrador y la serpiente

En una ocasión el hijo de un labrador dio un fuerte golpe a una serpiente, la que lo mordió y envenenado muere. El padre, presa del dolor persigue a la serpiente con un hacha y le corta la cola. Más tarde el hombre pretende hacer las paces con la serpiente y ésta le contesta "en vano trabajas, buen hombre, porque entre nosotros no puede haber ya amistad, pues mientras yo me viere sin cola y tú a tu hijo en el sepulcro, no es posible que ninguno de los dos tenga el ánimo tranquilo".

Mientras dura la memoria de las injurias, es casi imposible desvanecer los odios.

Esopo

jueves, 14 de diciembre de 2017

EL AÑO DECISIVO: LA MAYOR INTERNACIÓN DE ARMAS DE LA HISTORIA DE CHILE (I)

EL AÑO DECISIVO: LA MAYOR INTERNACIÓN DE ARMAS DE LA HISTORIA DE CHILE (I)

A partir de 1982 las protestas sociales contra el gobierno militar habían ido in crescendo logrando que parte importante de la población se sumara a las jornadas de descontento dentro de la crisis económica que había estallado en 1982. La cesantía masiva y el endurecimiento de las condiciones de vida de los sectores pobres de las ciudades, quienes habitaban los barrios marginales (en Chile llamados poblaciones, el equivalente a las villas argentinas) había dado un combustible inimaginable a los sectores políticos de oposición, entre ellos el castigado Partido Comunista chileno que dentro del arco político se situaba a la izquierda a través de movimientos como el MDP (Movimiento Democrático Popular que englobaba a esos sectores) frente a la Alianza Democrática de centro izquierda.
En las poblaciones dominaban ampliamente los comunistas por sobre miristas y socialistas, particularmente aquellas que eran consideradas las más combativas: La Victoria, La Legua, La Pincoya y otras muchísimas más. En ese marco las protestas fueron duramente reprimidas con decenas de muertos. Pero al mismo tiempo los grupos armados pertenecientes a la izquierda, El Frente Patriótico Manuel Rodríguez brazo armado del PC y en muchísima menor medida el MIR (antes y durante su atomización) atacaban a lo que ellos estimaban la represión: carabineros, militares, instituciones públicas, bancos y lo que representara la gran y mediana empresa privada. Entre 1983-1985 el escenario en Chile había sido de una violencia mutua considerable. Y el PC chileno que a partir de fines de los setenta había avanzado hacia una política de violencia de la que había carecido antes (salvo el llamado Reinosismo[1]), apoyado por el sistema o bloque de países del Este, especialmente Cuba, para preparar y armar a su gente. Dentro de la dirigencia comunista era la oportunidad de derribar a la dictadura a la que le aseguraban una rápida muerte, tomando como patrón las protestas en los sectores populares, especialmente en los jóvenes. Curiosamente en el sector obrero (trabajador asalariado) su penetración fue mucho menor en seguir esta política.

Asi que considerando que la situación les resultaba propicia se empezó a desarrollar el marco teórico de sus creencias: la llamada Sublevación Popular. Aunque no era una opinión unánime, cuenta David Canales, un sobreviviente del Partido Comunista de las persecuciones asesinas de 1975-1977 de la DINA y el Comando Conjunto e integrante del Aparato de Inteligencia del PC chileno[2]. Lo que sí la opinión que expresa la dará en 2015 o 2016. “…se trató de puro voluntarismo del grupo encabezado por Gladys Marín, que triunfó gracias a su incontrastable opinión personal[3]. Se postuló, por ejemplo, que toda la política del partido era una política militar y que el factor militar sería lo decisivo en la solución política del conflicto… Se puso fecha precisa al cumplimiento de objetivos  de lucha que no dependen exclusivamente de los revolucionarios; se dejó de lado en varias oportunidades el principio de que la lucha revolucionaria debe ser, en su momento de su desenlace, de masas, de mayorías, para ser efectiva y exitosa. Naturalmente, a los viejos revolucionarios (militantes y dirigentes) les ardieron las venas[4]. La mayoría de los miembros de la Comisión Política que trabajaba en Moscú[5] puso sus reparos ante cada error advertido y la polémica se arrastró hasta el extremo que, artificialmente, poco menos que se hizo creer que los que combatían en Chile eran revolucionarios decididos y los exiliados quienes tiraban para la cola[6]. Sin embargo la tesis de Gladys Marín se impuso.
Para elaborar el Plan de la Sublevación se creó un grupo de trabajo especial. La Comisión Política responsabilizó al encargado de la Comisión de Organización para encabezar el equipo, integrado además por el jefe del TMM (Galvarino Apablaza) y el del FPMR (Raul Pellegrin), un miembro de la Comisión Sindical Nacional, el jefe del Mando Zonal de Santiago y un alto dirigente de las Juventudes Comunistas. La propia elaboración del Plan fue dirigida por Mauricio, uno de los oficiales del PC con mayor experiencia y preparación[7]
Una vez elaborado, el Equipo de Dirección Interior (EDI) decidió que el oficial Mauricio se incorporara a la Comisión Nacional de Organización. Este especialista debía facilitar la comprensión de los componentes militares de la sublevación en las estructuras de dirección política del PC, además debía mantener una visión única de estos componentes a través de todo el país y de todo el partido. Esta decisión permitiría hacer extensivo el Plan de la Sublevación a todos los regionales del país a través de la Comisión Nacional de Organización[8].
El marco de trabajo eran las decisiones políticas del Pleno de 1985 (realizado en diciembre de 1984) y con el concepto de Sublevación Nacional donde “aparecieron estructuradas y de forma coherente, por vez primera, las definiciones políticas de la Rebelión Popular que dieron vida a una incipiente  doctrina militar del PC, la cual, a su vez, determinó un diseño estratégico para ese “enfrentamiento decisivo”.”…Esta relación de subordinación de la doctrina y estrategia a la “línea política” se ajusta estrictamente a la metodología marxista que integra en un “todo” la política, la economía, la sociedad y sus clases en conflicto, las fuerzas contendientes y su estado político, técnico y moral, los factores internacionales y la guerra. La estructura y diseño del plan respondían a formas y métodos de la estrategia militar; sus contenidos y esencia, a la singularidad dada por las definiciones fundamentales que hizo la dirección del PC sobre el conflicto de clases que se vivía en Chile.[9]

Para enero de 1985 se aprobó en el Comité Central la propuesta de la Sublevación nacional, vista como un nivel superior a la Política de Rebelión de Masas (PRM). Aquella se la podía definir como un estado de rebelión generalizado, que lograra la paralización real del país: alzamientos populares en los principales centros urbanos, con participación decidida del proletariado industrial, los estudiantes, las capas medias y el campesinado[10]. La idea detrás no era una insurrección ni guerra popular sino que las Fuerzas Armadas serían derrotadas a partir de su “desmoronamiento y quiebre”[11]. Para lograr tales objetivos, el documento incluye una “apreciación de las fuerzas del enemigo” y el “probable curso de sus acciones” en las etapas previas a la Sublevación y en su momento de definición…. la tarea de todos, era llegar a un paro general sostenido e indefinido, a un clima ascendente y generalizado de rebelión, y lograr que las masas organizadas (el pueblo), aprovechando un accionar paramilitar y miliciano, conducido por el Partido y el TMM[12], coparan los principales centros políticos y administrativos del país mientras la “fuerza propia”, golpeaba principalmente a las fuerzas represivas en su desplazamiento e impedía el cumplimiento de sus misiones combativas. La mejor de las expectativas (incluyendo, obviamente el triunfo) era que tenía que la situación llegara a ser “masivo, popular, rápido, coordinado, de una sólida y amplia unidad y voluntad de lucha colectiva, de una intensa y favorable lucha diplomática, de una dirección político-militar centralizada, capaz de conducir enfrentamientos paramilitares masivos hasta provocar el “desmoronamiento político moral” de la columna vertebral de las Fuerzas Armadas, neutralizándolas e impidiendo el empleo de su técnica y su poder de fuego.” Era una cruzada comunista a la que todo el Partido debía unirse y trabajar. 
El plan de Sublevación Nacional incluía un mapa de todo el país y específicamente para la capital que incluía “la ubicación de las fuerzas represivas[13] y sus probables misiones, así como ordenados trazos que delimitaban “zonas y áreas de sublevación” que envolvían a los barrios más combativos, desde donde salían símbolos que representaban columnas desplazándose hacia nudos de avenidas principales y centros políticos y administrativos.” Era la manifestación de una paramilitarización del partido que rayaba en el militarismo, lo que uno de sus creadores, especialista militar (entrenamiento militar formal en Cuba) reconocería como: “…Fuimos capaces de descubrir y poner en evidencia las debilidades del aparato militar de la dictadura, de sus planes operacionales, como también de aprovechar las ventajas que ofrece el estudio del Sistema General del Teatro de Operaciones Militares, y muy especialmente, de la aplicación creadora de las singularidades que propone la Estrategia….los cuadros políticos no podían entender de buenas a primeras un lenguaje extraño (el militar) y preciso que les recordaba el ‘ordeno y mando’ empleado en el mundo de los militares”[14]. Como se ve, en Chile el control de la estrategia pasaba de ser simplemente político a político-militar destacando la participación en su elaboración de egresados de las escuelas militares cubanas: Pellegrin, Apablaza y Marcos
En el pleno de 1984-85 “se precisaron tareas públicas a fin de llegar a los imprescindibles acuerdos con otras fuerzas políticas, y se habló de otras tareas más reservadas, como el incremento de unidades combativas en el Partido y en el Frente, la fabricación de armamento casero y la preparación de los cuadros...[15]
 A su vez el Frente tenía su propia versión del plan de Sublevación Nacional aunque acorde con la estructura del Partido Comunista, al que pertenecía[16]. “El Plan del FPMR era correspondiente y dependiente del Plan de la Sublevación del PC.; esto implicaba que la relación de misiones del Frente se desprendía, obedecía al Plan Nacional del PC,…el elemento determinante es de carácter político.  (En la ocasión) Hablaron de columnas de combate por cada zona en que se dividía el país, columnas suburbanas para las regiones apartadas y columnas territoriales urbanas en las grandes ciudades. Santiago, Valparaíso y Concepción debían formar, además, destacamentos o comandos para las misiones especiales. El plan del Frente contiene misiones concretas: “Golpes y hostigamientos a cuarteles, puntos de control y patrullas de fuerzas represivas”, “sabotajes y cortes a las vías de acceso en las regiones de sublevación” Su misión principal: “apoyo al desarrollo con éxito de la Sublevación de Masas y garantizar su permanencia y continuidad”…. las masas sublevadas eran quienes jugaban el papel principal. 
Pellegrin, jefe del FPMR hasta su muerte en 1988, tras el asalto a Los Queñes
Y era lógico, si como reconoció el jefe de Santiago no disponía para una capital de alrededor de 3 millones de personas un poco más de 150 hombres “jóvenes entusiastas y valerosos, con mínima instrucción militar, escaso armamento y repartidos por casi todos los barrios populares de la capital. (y en ese momento) “Todo aquello me parecía una locura inalcanzable. Mi esperanza sobre la capacidad de la organización se refugiaba en esa aura de ‘fuerzas especiales’ que ya rodeaba al Destacamento”[17]. Pellegrin desestimó sus preocupaciones asegurándole que el Frente seguiría aumentando su fuerza exponencialmente (desde noviembre de 1985). Le dijo “Si trabajamos convencidos de lo que estamos haciendo, ¿cuántos combatientes preparados podríamos llegar a tener? José insistió y le hizo una acotación relacionada con la gigantesca desproporción entre el Frente y las Fuerzas Armadas. La respuesta de Rodrigo fue categórica: “La Sublevación no es de nosotros, es de todos, no solo de todos los comunistas; para ganar debe participar la mayoría del pueblo”. Otro testigo expresó que Pellegrin recalcó el marco político de la Sublevación, es decir la participación del elemento “civil” en la misma. Sin ella la Sublevación no sería más que una serie de ataques aislados. El plan fue microfilmado y llevado a los distintos grupos “en él aparece la organización del mando para la sublevación, de las comunicaciones, la logística y la cooperación entre todos los participantes por etapas de la sublevación. Al final, los anexos muestran las tablas de fuerzas y medios para cumplir las misiones. La cantidad necesaria de “personal” calculado fue de 3.632[18]. Además de las columnas de combatientes, había pelotones y grupos de aseguramientos de diversa índole.[19]



[1] Corriente dentro del Partido Comunista chileno de los años ´50 que sostenía el uso de la violencia revolucionaria para la llegada al poder y que fue rechazada y expulsada del primero
[2] Ver Operación Exterminio de Manuel Salazar y otros autores.
[3] Hay que decir que Gladys Marín era una antigua dirigente comunista,  jefe de las JJ.CC en los sesenta. Casada con el diputado Jorge Muñoz, detenido desaparecido. Diputada hasta septiembre de 1973. Dirigente de mucho peso dentro del Partido hasta su muerte en 2005. Sumamente popular entre la militancia y reconocida incluso por sus enemigos políticos. Regresó a Chile en la clandestinidad en 1978. Y fue secretaria general del PC desde 1984 hasta su muerte.
[4] En el pleno del PC realizado en diciembre de 1984 y de donde sale la Sublevación Nacional ya definida, dirá Luis Rojas “Nunca antes en un Pleno del PC se había prestado tanta atención al elemento militar. En la propia dirección surgieron voces críticas ante el privilegio que recibían las tareas de carácter militar en desmedro, supuestamente, de la lucha de masas. Sebastián, jefe de la Comisión Militar, asegura que siempre en algunos cuadros se mantuvo esa contradicción aparente.” Rojas Nuñez, op cit


[5] En Chile no operaba la dirección del Partido sino el EDI (Equipo de Dirección Interna) que supuestamente estaría sujeta a la Comisión Política en Moscú

[6] Rebolledo, Javier. Camaleón, doble vida de un agente comunista, página 239
[7] Para el lector no familiarizado con la estructura del PC de Chile: históricamente la organización y el trabajo se estructuran en “comisiones”. La máxima autoridad del PC es la Comisión Política. La segunda en importancia es la Comisión de Organización. Después, una larga lista de “Comisiones" que atienden a diversos sectores que van desde “sindical”, “campesina”, “pobladores”, “mujeres”, etc. La estructura de militantes se organiza territorialmente por “Comités Regionales” a su vez divididos en “Comités Locales", atendidos y dirigidos por la Comisión de Organización. En este esquema es que aparece finalmente la Comisión Militar. Rojas Nuñez, Luis op cit
[8] Rojas Nuñez, Luis op cit
[9] Rojas Nuñez, Luis, “De la Sublevación Nacional a la

[10] Informa al pleno del Comité Central del Partido Comunista, publicado por Oscar Azocar: La Revolución Democrática  y la Política de Rebelión Popular. Semanario América Libre, enero de 1997. Citado en Capítulo VI de la historia inédita de los años verde olivo, página 3, serie especial de La Tercera publicado el domingo 27 de mayo del 2001.
[11] Siempre existió la “esperanza” de una sublevación incruenta (similar a la Revolución de los Claveles acaecida en Portugal), en la que cientos de miles de chilenos coparan masiva e indefinidamente ciudades principales y cuya presencia arrolladora provocara el quiebre o neutralización de las Fuerzas Armadas con el consiguiente desplome de la dictadura.

[12] Trabajo Militar de Masas
[13] Léase cuarteles policiales (Investigaciones y Carabineros), regimientos, cuarteles de la CNI
[14] Rojas Nuñez, Luis op cit
[15] El destacado es mío
[16] La dirección del PC chileno se mantuvo siempre en sus trece de intentar convencer al mundo que el Frente no estaba vinculado orgánicamente a él y no obedecía sus órdenes, algo así como que se “mandaban solos”, aunque se financiaba con dineros del PC, se entrenaban en Cuba con el apadrinamiento del PC, sus integrantes venían del PC y sus juventudes, sus dirigentes incluso llegaron a ser familiares de otros dirigentes del PC
[17] Los que ejecutaban los atentados mas relevantes y operaciones de envergadura
[18] Relaciónese esa cifra con las armas de infantería encontradas en Carrizal Bajo
[19] Rojas Nuñez, Luis op cit

No hay comentarios:

Publicar un comentario