El labrador y la serpiente

En una ocasión el hijo de un labrador dio un fuerte golpe a una serpiente, la que lo mordió y envenenado muere. El padre, presa del dolor persigue a la serpiente con un hacha y le corta la cola. Más tarde el hombre pretende hacer las paces con la serpiente y ésta le contesta "en vano trabajas, buen hombre, porque entre nosotros no puede haber ya amistad, pues mientras yo me viere sin cola y tú a tu hijo en el sepulcro, no es posible que ninguno de los dos tenga el ánimo tranquilo".

Mientras dura la memoria de las injurias, es casi imposible desvanecer los odios.

Esopo

jueves, 19 de abril de 2018

LA SIERRA CENTRAL. 1882. (VIII)


ALZAMIENTO GENERAL Y OFENSIVA CACERISTA JULIO DE 1882

El plan de Cáceres: Desde el refugio de Huancavélica Cáceres pudo planificar con tranquilidad sus próximas operaciones. Su excelente servicio de inteligencia, tanto en Lima como en la misma Sierra, le daba un conocimiento certero de la situación de la división del Centro o división del Canto.
El envío en “claro” de las instrucciones que el Estado Mayor chileno enviaba a del Canto, el 20 de junio, cerró sus informaciones con el mejor dato de todos: los chilenos estaban organizando su retirada masiva, al menos hasta la Oroya. Debilitados por la enfermedad y deserciones, era la oportunidad perfecta para dar un golpe y destruir a la división chilena.
Los chilenos habían cedido la ofensiva a las tropas peruanas. Se limitaban a mantener guarniciones, algunas muy aisladas. Por lo que él podía elegir el dónde y el cuándo atacar en fuerza.
Durante todos esos meses, de marzo a junio, Cáceres, al otro lado del puente Izcuchaca había reconstituido a su Ejército, agregando primero a  los soldados del coronel Panizo, o al menos aquellos que no aprovecharon la confusión para desertar. Y luego con llamamientos a la población a que se sumara pudo reconstituir batallones y organizar otros nuevos. Claro, mucho de ese personal eran simples civiles que se unían por patriotismo y a la que había que imponer disciplina militar y adiestrar en el manejo de las armas. También sumaba a las columnas guerrillas, y las montoneras, constituidas en su fuerte por los indígenas, llevados por el amor a Cáceres y a la venganza por las afrentas que les había causado la ocupación y las expediciones punitivas chilenas.
EL TEATRO DE OPERACIONES
Pero hacia mayo tiene 1.500 hombres en armas. Su artillería, servida profesionalmente contaba con 5 piezas pequeñas de  bronce, de ánima lisa (que son menos precisas que sus hermanas de ánima rayada) y tenía una caballería de alrededor de 300 hombres. Como en la zona de Ayacucho, Cáceres es amo y señor, fija cupos y cobra contribuciones y se endeuda en nombre del estado peruano para vestir, alimentar y amunicionar a sus nuevas tropas. Ha enviado emisarios a todo el departamento de Junín para organizar su red de información. Jauja, Ocopa y San Jerónimo son centros de apoyo cacerista.
El plan que concibe es el siguiente:
a.    Enviar por adelantado a la división de Vanguardia del coronel Gastó, fuerte en dos batallones (400 hombres), para que rodeen la posición chilena en Pucará y Huancayo, y avancen hacia el norte hasta lograr situarse en Apata. De allí, junto a las columnas guerrilleras del área, asalte y destruya las guarniciones chilenas en Concepción primero y Jauja después, para luego concentrarse en las montañas que rodean el camino que une Concepción y Jauja y espere a los chilenos que transiten por allí.
b.    El coronel Tafur se concentre en la zona de Casapalca, con la columna guerrillera del lugar y las montoneras para asaltar el puente La Oroya, destruir el puente y aniquilar la guarnición. El propósito es que esta vital línea sea inutilizada para el tráfico de refuerzos y víveres, así como de ruta de escape para la División. Posteriormente se una a Gastó en el área de Concepción.
c.    El grueso del Ejército del Centro asaltará las posiciones chilenas en Pucará y destruirá esa guarnición para seguir hacia Huancayo y batir a del Canto y obligarlo a retroceder en desorden hacia las alturas donde le espera Gastó.


Primer combate de Marcavalle: En el lugar llamado Marcavalle, se situó una avanzada, perteneciente a la guarnición de la población de Pucará. El 3 de junio dicha avanzada, una compañía del Santiago a cargo de Juan Castro empezó a ver que se acumulaba gente en los cerros delante de su posición. El oficial decide despejar la altura, cuando avanza hacia el sector de La Garita los peruanos se sitúan en un cerro pedregoso, y ahora gozan de un número relevante de armas de fuego, lo que imposibilita tomarlo por asalto, por lo que para, al menos, no quedar bajo las tropas atacantes, toma otra altura situada a la derecha de la posición peruana.
Una parte de la compañía queda protegiendo, desde la altura, el campamento y la otra queda frente a los montoneros. El teniente Castro envía un mensajero a Pucará para que le brinde apoyo. Así se dirige hacia allá otra compañía del Santiago a cargo del teniente Cervantes, con un efectivo de 90 hombres. Este le ordena a Castro que la parte que sigue con él, baje a proteger el campamento, mientras la compañía recién llegada, que sube al mismo cerro, se junta al resto de la tropa de Castro, que sigue en la altura (a cargo de un subteniente con 30 soldados). A ese momento los peruanos han avanzado por la izquierda (200) y la derecha de su posición (500). Armados de lanzas, hondas y armas de fuego (que calculó en más de 70). Los rechaza y los persigue hacia el puente Paso, y dejando en el campo unos 30 muertos.

Los movimientos peruanos: Reorganizado su Ejército en Ayacucho donde estaba su cuartel general, parte Avelino Cáceres y su Ejército del Centro del Perú el 1° de junio de Ayacucho en dirección a Izcuchaca. Antes de partir en su campaña de persecución al enemigo, las familias ayacuchanas organizaron en honor de Cáceres una cariñosa despedida,  ofreciéndole  un  baile  muy  animado.  Allá  en  la  sierra llaman “cachaspari” a esta fiesta del adiós. Todos le hacían afectuosas demostraciones de sentimiento por su viaje y los notables salieron hasta  fuera  de  la  ciudad  para  darle  la  última  despedida  como  un buen augurio de triunfo”. [1]
MERCADO DE HUANCAYO
Endereza sus pasos hasta Huancavélica el 16 de junio, donde permaneció tres días aprovisionándose de dinero, pertrechos y caballería. El 19 sale de allí y sigue su marcha hasta  que pernoctó en la hacienda de Acombabilla y el 20 ocupa Izcuchaca. En esa población encuentra una fuerte columna de guerrilleros a cargo del coronel Miguel Gálvez, los que eleva a 2.000 el efectivo disponible en ese momento
El 22 de junio  Cáceres realiza un reconocimiento de los pueblos de Acostambo, Nahuelpuquio, Tongos y Pasos, aprovechando de reunirse con las diversas columnas de guerrilleros que operaban  en la zona. Regresa a su puesto y ese mismo día se desprende de la División de Vanguardia (batallones regulares Pucará y Libres de Ayacucho), que sigue su propia ruta
A su vez, declara Cáceres, “con el objeto de desconcertar al enemigo, hacerle que distribuya sus fuerzas i fije sus defensa por todos lados” ordena a las tropas y guerrilleros bajo el mando del coronel Tafur situadas en la orilla izquierda del Jauja atacase La Oroya y destruyese el puente. Al mismo tiempo manda al subprefecto de Huarochirí que procedieran a atacar a la guarnición de Chicla.
 la que por caminos laterales y poco transitados, recibe la orden de flanquear Huancayo y dirigirse al norte, empleando la ruta Acostambo-Huaribamba-Paltarumi-Comas, para unirse a los guerrilleros de Ambrosio Salazar y establecerse en Apata, pueblo situado  sobre un camino de montaña a 4 km al Este de la ruta principal que une a Concepción con Jauja.

La conferencia: El 22 de junio el coronel Estanislao del Canto llega de Lima. El 19 ordena Lynch a del Canto que regrese a Huancayo para el 20, con el propósito de empezar a organizar la retirada desde la Sierra hacia una posición menos expuesta, para ello le da órdenes secretas para retirarse y dándole previamente mano libre para actuar según su criterio militar. Ya el último Virrey del Perú ha enviado comunicaciones a Santiago para informar de lo desastroso de su política de intentar mantener guarnecido el interior del Perú. No ha sido la única presión desde la capital chilena. Además el gobierno de Santa María ha presionado para que se reduzcan al mínimo los gastos de la ocupación y que soporta el erario chileno. Le han recomendado retirar tropas desde Callao y Lima para retornarlas a Santiago y desbandarlas, con ignorancia absoluta de las condiciones militares. Pero Lynch, sujeto a la obediencia, tiene que reducir gastos, así disminuye el número de ambulancias (hospitales de campaña) disponibles y los reorganiza de manera que de 6 pasen sólo a 4, reduciendo en un tercio el gasto destinado a ese ítem.
Se le entrega orden de disponer que el Segundo de Línea sea enviado de vuelta a Lima (del Canto dice que a petición suya) y que empiece a concentrar sus tropas entre Concepción, Tarma y Jauja. La idea es hacerlo de tal manera de sorprender a los peruanos y evitar ataques contra la retaguardia chilena y las pequeñas guarniciones a medida que se concentren en puntos más defendibles.
Al viajar de vuelta desde Lima, se envía desde el Estado Mayor un telegrama “abierto”, sin criptografiar, donde se indica que del Canto apurara la marcha hacia Huancayo para sacar la guarnición de allí y que al mismo tiempo (repite la instrucción) de enviar a los segundinos de vuelta a Lima. Ese telegrama, con fecha del 20 de junio, lo lee del Canto en Chicla, donde los telegrafistas son peruanos. El texto decía así: “Apure US su marcha a Huancayo para que llegando a aquel punto haga desocupar la guarnición que lo cubre conforme a lo ordenado. La marcha del Segundo de Línea, trate de llevarla a cabo cuanto antes. Espero que US, además, tome las medidas que estime conveniente a la salubridad de la tropa, distribuyéndola en los puntos más adecuados, para lograr este fin, conciliable en lo posible con las operaciones militares.” Este primer error chileno conducirá a la pérdida de la guarnición de Concepción. Del Canto está furioso pero ya nada puede hacer sino cumplir con sus órdenes a toda prisa. Ese mismo día los espías peruanos comunican a Cáceres el contenido del mismo. El Brujo ahora puede manejar los tiempos para su ofensiva.
Se ordena a las tropas incrementar la vigilancia, conociendo que las noticias difundidas por el telegrama ya estaban en conocimiento de Cáceres. La retirada sorpresa quedaba anulada completamente. Como no queda otra posibilidad, del Canto viaja a Huancayo, sede de su comando, para empezar a organizar la retirada, pues aunque se sabe que se efectuará, al menos los peruanos no saben cuándo se hará a ciencia cierta. Del Canto hará una parada en Tarma. Sabe que los dos hospitales de Huancayo, con 300 enfermos deben ser evacuados. Allí organiza el establecimiento de recintos para recibirlos cuando se retire en esa dirección. También en Jauja hay otro hospital con capacidad hasta 100 camas para que sirva de punto de descanso en dirección a Tarma.
El 26 de junio, llega a Huancayo donde es conocida la instrucción que tiene del Canto de evacuar la zona, “al día siguiente (del regreso de del Canto) el subteniente Pérez Canto le escribe a su padre: “El coronel llegó ayer y dícen que trae órden para llevarse a Lima al 2° de línea i al “Chacabuco”, por el buen comportamiento que han tenido durante toda la expedición”.
Del total de enfermos, que son 384, al menos 83 no tienen movilidad propia producto del tifus, la gran mayoría, o la viruela, en unos pocos casos. Se tienen que armar camillas, porque de ellas se carece y no hay madera con qué fabricarla en Huancayo, obligándose a usar incluso el cuero de animales faenados como telas. La operación dura 10 días. Cuenta Benavides Santossalieron varias pequeñas partidas al mando de oficiales a requisar burros y cabalgaduras aptas para conducir a los enfermos menos graves. Y con cueros de vacunos y ramas de árboles o trozos de madera, se hicieron camillas para los más graves, que debían ser conducidas por indios que fueron tomados con tal fin[2] Los porteadores indígenas no serán buscados sino hasta el último día para que no avisen la fecha exacta de la salida de la división.

Segundo combate de Marcavalle: A los dos días del regreso de del Canto, precisamente el 28 de junio de 1882 en Marcavalle, la guarnición integrada por la Tercera compañía del Santiago (Quinto de Línea), es atacada por una montonera integrada por las guerrillas de la zona a las que se ha sumado la columna de Pampas, recién llegada al lugar donde se encontraba instalado con el Ejército del Centro que ha avanzado, sin que los chilenos tengan noticias de ello.
A las 3 PM, los peruanos se instalan a mucha distancia frente a las avanzadas, unos dos kilómetros, para irse sobre ellas a las cuatro y media de la tarde. El oficial a cargo, capitán Claro Ríos, ordena a todos sus hombres subir a un cerro situado a su derecha, ocasión en que resulta herido un soldado, pero los peruanos no avanzan más allá. Ríos,  pensando que será atacado en la noche, envía al soldado herido para que vaya a Pucará a solicitar refuerzos. Desde ese punto, a las 11 de la noche, le remiten inicialmente 25 soldados de una compañía, pero luego llega el resto de la compañía (la Cuarta) y una pieza de artillería a cargo del capitán de La Torre.
Al llegar al lugar adopta posiciones defensivas: una fuerza de 60 hombres (Ríos) al cerro de la izquierda y 35 al de la derecha (Briceño). Los restantes 90 hombres quedan entre las dos posiciones anteriores, haciendo frente a los peruanos. Más atrás que el cañón. Los montoneros, una fuerza relevante armada, se calcula con 15 armas de fuego. Como los peruanos presionan mucho, intentan tomar el campamento, entonces de La Torre decide salir de sus posiciones y avanzar contra los asaltantes, haciéndoles retroceder más allá del campamento que ellos habían montado, el que los chilenos aprovechan de quemar hacia Paso. Luego empieza a retirarse
Mientras en Pucará, el sargento mayor Domingo Castillo, a cargo del batallón Santiago, estaba con la Quinta Compañía, , sin tener novedades en la noche ni a la mañana siguiente (29 de junio) por lo que avanza con otra compañía y al llegar a Marcavalle observa que las tropas de de La Torre están siendo rodeadas. Entonces apoya al grupo más pequeño que está sufriendo mayor presión y al cuál se le han hecho dos muertos cuyos cuerpos toman los montoneros y empiezan a arrastrarlos. Hacia allá se dirige Castillo, y avance al trote. Adelanta a los antes sitiados Logra recuperar un cuerpo, decapitado, desnudo y lleno de lanzasos. Los peruanos se han llevado las cabezas para empalarla, así como los dos fusiles de los chilenos. Se retiran aprovechando el terreno, perdiéndose hacia una altura. Tras eso, Castillo ordena una retirada ordenado en secciones, protegiendo el paso por las quebradas, por lo que los peruanos se regresan e intentan envolverlos por las alturas, pero consigue llegar a la posición en que se encuentra el cañón que hace fuego de apoyo y los mantiene a raya. Ahora ordena que la tropa de de la Torre se empiece a retirar hacia Marcavalle, a la que le hieren un soldado en el movimiento y vuelve hacia su posición original. La montonera permanece en posición pero no ataca y se retira al anochecer. En total ha costado dos muertos y tres heridos (la Tercera Compañía lleva los dos muertos y dos heridos).
Castillo al informar a del Canto sobre el combate, señala que faltó caballería para poder dar persecución y dañar realmente a los montoneros, lo que ha solicitado antes. En la posición del Santiago, como la adelantada de las tropas en Huancayo, sabe que será la primera línea de choque cuando los peruanos retornen al departamento de Junín.
Del Canto da la orden terminante, a todas las guarniciones y tropas chilenas, de no abandonar sus posiciones en persecución de montoneras y que se fueran retirando, pues “las bajas que nos hagan en la tropa, por muerte o heridas, no quedan compensadas con centenares de indios que queden en el campo”.
A finales de junio el batallón Santiago se encontraba así disperso: una compañía en Zapallango, una en Marcavalle, dos en Pucará y dos en Huayucachi.

CERRO PASCO
El 29 de junio a las 11 AM llega Cáceres y su Ejército del Centro a Acostambo, y se mantiene ahí hasta el 31 cuando se mueve a Pasos, donde monta su campamento, para organizar la tropa regular así como la enorme masa de guerrilleros e indiada que le acompaña. El general peruano dirá en su parte de la campaña que “resolví emprender el ataque formal sobre los chilenos el 9 (de julio). Tal pensamiento comuniqué al coronel Gastó: en un mismo día y hora asaltar la guarnición chilena de Concepción que era la retaguardia del enemigo, a la vez que con el grueso del Ejército emprender sobre Marcavalle, Pucará, Zapallanga y Huancayo simultáneamente

Mientras los peruanos se refuerzan. El 24 de junio Cáceres envía mensaje a Ayacucho solicitando que se le remitan más armas para los voluntarios que van llegando y anunció la llegada de unos seiscientos guerrilleros (lanceros) que forman parte de la columna guerrillera Acoria y en camino venían dos compañías más.
El 28 el mismo Cáceres y sus ayudantes se adelanta para hacer un reconocimiento del terreno y de la guarnición chilena más cercana a sus tropas. A esa altura los guerrilleros han sido encuadrados, dice el mismo Cáceresen tres divisiones que la forman  seis batallones de más de 500 hombres cada uno, todos entusiastas y decididos”. Y como es tal la cantidad de montoneros “y para ellos es de precisa necesidad el consumo de la coca (pide) el acopio de la mayor cantidad que sea posible de este artículo, entre las provincias de Huanta y Lamar, cuyos productos deberá remitirse a medida que se vayan consiguiendo”.
El 29 avanza la Segunda División desde Izcuchaca hacia las proximidades de Marcavalle. Ese día también llega una columna guerrillera de Colcabamba (Sanchez Reyes). Y el 30 se moverá el resto del Ejército en busca de los chilenos. A esa altura los hombres del Santiago no tienen idea lo cerca que se encuentra Cáceres con sus posiciones, al carecer de exploradores.


[1] Antonia Moreno de Cáceres, Recuerdos de la Breña

[2] Benavides Santos, Arturo Seis años de vacaciones, página 180

No hay comentarios:

Publicar un comentario