SEGUNDA CAMPAÑA DE LA
SIERRA 1882
LA SIERRA CENTRAL
PRIMERO: LYNCH Y GANA
(1° DE ENERO-11 DE ENERO)
Avance sobre Chicla: Cáceres se encontraba
instalado con su ejército en Chosica, de la que su cónyuge, Antonia Moreno de
Cáceres, recordó década después: “hacia
la otra banda del río, la tropa había levantado sus blancas tiendas de campaña
y sus armas en pabellón se extendían por la quebrada, entre el verde de la
llanura amurallada por los macizos de los Andes, en cuyas laderas las altivas y
elegantes llamas eran conducidas por pastores indios de pintorescos vestidos… Cáceres
se ocupaba personalmente del bienestar de sus soldados, a quienes quería como
hijos, acercándose a la hora del “rancho” para probarlo y asegurarse de que
estuviese bien guisado. Los soldados, al ver tal gesto de su jefe, ponían cara
alegre y se reían. Le llamaban “Tayta” cariñosamente, cuando veían que el
tomaba la cuchara y les preguntaba si estaba bien…. [1]
El pueblo presentaba un animado ambiente, pleno
de movimiento: los uniformes de los soldados, así como los vistosos trajes de
las indias, de amplias polleras, llevando sobre las espaldas un pequeño manto
de color rojo y azul, guarnecido de una franja bordada de colores y, sobre la
cabeza, un pequeño sombrero,…. En su mayoría, eran fruteras: naranjas, limas,
chirimoyas, granadillas, matizaban la nota de color. Todas estas graciosas
indiecitas, circulando continuamente por las calles del pueblo, contribuían a
darle mayor carácter y atractivo, pareciendo aquel lugar una feria dominical...”
Patricio Lynch |
La sierra
peruana tiene una estación de lluvias que va de enero a marzo, no es la mejor
época para subir a las serranías. Presionado desde Santiago de Chile es que se decide por Patricio Lynch hace subir una nueva expedición a la Sierra para
destruir el único ejército semi instruido (pues es una mezcla de regulares e
irregulares o guerrillas que incluyen a blancos y mayoritariamente indiada) y
que tiene el Perú en armas. Pero también
está la circunstancia que en los últimos meses la peste en el valle del Mantaro ha debilitado a las
tropas caceristas, llevando incluso a sublevaciones y deserciones (por ejemplo
la división Vento y la guerrilla de Huarochirí). En ese momento las tropas
peruanas están instaladas en Chosica.
El plan
es emplear dos divisiones, una a cargo del mismo Lynch y otra al mando de Francisco Gana, envolviendo a Cáceres. Lynch tomaría la delantera situándose detrás de Cáceres, mientras que Gana avanzaría un poco más delante y
hacia el frente del general peruano para fijarlo en un punto mientras Lynch caía a sus espaldas.
Las
instrucciones que da Lynch se
extienden a toda la campaña, desde Lima
a Chosica. Las que se dieron
directamente a Gana eran:
a.
no
entrar en combate con Cáceres, sino
estrecharlo en la quebrada. Siempre situarse detrás de Cáceres, que se calculaba se retiraría hacia Chosica en cuanto los chilenos avancen. Si toma hacia Cienaguilla o bien por la rivera norte
del Rímac, lo seguiría hasta extenuarlo o que se disperse.
b.
Vigilancia
de posibles emboscadas, tomando posiciones de altura ante la amenaza.
c.
No
consumir sino el agua filtrada por purificadores que llevan para tal efecto,
especialmente respecto de las aguas del Rímac.
d.
Se
restablecerá las comunicaciones vía ferrocarril y por telégrafo.
e.
Respecto
al tratamiento de las tropas capturadas se les considerará como piratas de
tierra (fusilamiento sobre el campo).
f.
El
destino final de la división, en esta primera parte, será Chosica
Veremos
el actuar de esas divisiones separadamente.
La división Lynch: La división que manda
Lynch se integra por los batallones Buin (1° de Línea), Santiago
(5° de Línea), Tercero de Línea (Pisagua), Esmeralda (7° de Línea) y
el batallón movilizado Maule, acompañado de dos compañías
de artillería de montaña del Regimiento de artillería, el regimiento de
caballería Carabineros de Yungay y una compañía de Granaderos a caballo.
Esta
unidad parte el 1° de enero, que
toma un camino que sale por el norte de Lima y que los lleva por el valle del
rio Chillon, correntoso y
bullicioso, de ahí su nombre, ascendiendo hasta los flancos de la cordillera en
la
Canta. El plan es que llegado a ese punto, marche hacia el sur, cruce el
cordón de cerros que separa los dos valles y situarse a la retaguardia de Cáceres. Mientras Gana y su tropa avanzan hacia Chicla.
Lynch cruza por
el valle, van orillando el Chillón
por angostos y malísimos caminos, cortados en la falda de los cerros de la
derecha del valle. Primero se dirigen a Zapan
a 66 kilómetros, al que llegan tras dos días de marcha punto en que se recogen a
los rezagados, distribuyendo el servicio y colocando avanzadas al otro lado del
río. El calor (es a mediados del verano) hace lenta la marcha. El 5 continúan su paso para arribar el 6 de enero al cacerío de Yazo 54 kilómetros de Zapan, célebre por los insectos y
sabandijas venenosas que lo habitan, víboras, alacranes y salamanques. El
campamento es bastante estrecho, y la tropa está en el fondo de una verde
quebrada, nacimiento del valle de Carabaillo,
que contiene un mísero caserío. Por la noche las luciérnagas dan un espectáculo
de luz para los soldados.
Al
marchar se toma una compañía integrada por soldados de varias unidades, la que
va por el cerro protegiendo a la columna de ataques desde las alturas. El
camino es estrecho y va a orilla de río, lo que facilita el ataque desde las
alturas.
Es en se
punto que la división Lynch se
divide en dos grupos, al enterarse que Cáceres
apresuraba su retirada frente a los avances chilenos.
Uno
dirigido por el mismo Lynch,
integrado por una columna ligera (ahora la llamaremos columna Lynch), con un efectivo de 300 hombres, 150 de caballería
y, montados en la grupa de los animales, 150 de infantería. El resto de la
división se organiza una segunda columna, la columna Castillo (el oficial a
cargo es el jefe del batallón Maule, Wenceslao Castillo).
La columna Lynch siguió la ruta. Al llegar
a Canta, “situado en pintorescas lomas que forman cuatro pueblos, casi en la
misma Cordillera”[2] los invasores encuentran
que el pueblo está desolado, su población huyó al interior al saberse el avance
de los chilenos. La población se describe como compuesta de “unas cinco o seis casas de mui pobre aspecto
i unos veinte ranchos”. Otra parte de la división se instalan en Obrajillo, incluido Lynch
y su Estado Mayor, que es una población de mejor ver donde hay varias
tiendas e incluso un hotel.
Cáceres ha levando su campamento en Chosica el 4 de enero y se dirige al departamento de Junín. Sin embargo el
tifus se apodera de las filas del Ejército
del Centro, así como batallones y guerrillas. Su objetivo final es
retirarse hasta Huancayo donde
espera juntarse con las tropas de Panizo
y ahí enfrentar a los invasores. De los 5.000 hombres que llegó a tener en su
máximo tamaño, sin embargo ahora estaba reducido a 2.500. Incluso en esta
marcha se subleva una unidad de caballería, lo que obliga a fusilar a sus
oficiales. Llega a Matucana en la
noche del 4.
Mientras
la columna Lynch sale de Canta y toma primero hacia Obrajillo y luego a Pariamarca. Se les recibe, dice un periodista, si es posible
creerlo, “con flores, repiques, cohetes i
una banda de música compuesta de tres ciegos que tocan harpa, violín y guitarra”,
aunque a su favor puede ser en razón de los festejos de año nuevo en la Sierra.
En esta última posición envía orden a la columna Castillo para que envíe de
vuelta a la artillería, acompañada del Buin, como asimismo que pase al valle del Rimac por la quebrada de Santa Eulalia.
En Lachaque tienen un recibimiento
similar, aunque la mayoría de sus habitantes se encuentran aún ebrios por las
fiestas de fin de año. Continúan su marcha hasta San Pedro de Laraos, pueblo más pobre que los anteriores, donde ya
ha nevado y existe una densa neblina, la indiada que vive ahí y en los
alrededores se encuentra celebrando, “al
acercarnos, sentimos ruido como de balido de ovejas o música, i al fin nos
hallamos frente a un gran patio lleno de indios e indias, vestidos con los
trajes más originales, llevando acerumas (largos palos cubiertos con papel de
color cortado). La orquesta consta de dos harpas, un violín, una quena i 20
chirisuyas (especie de clarinete por la forma y cuyo sonido se aproxima al
chirrido de la guitarra). Las mujeres, también vestidas de fantasía, bailan con
15 payasos, ataviados de cascabeles, cuentas i relumbrones, un baile
indescriptible y complicado. Todos llevan en los sombreros panes, galletas y
flores, i los músicos de cuerda, una
pieza de balletaque mientras tocan, sostiene un indio por encima de los
instrumentos”. Llueve, cae un verdadero aguacero seguido de granizo en el
camino, mostrando las durezas de las condiciones geográficas. A ese momento se
comienza a sentir el soroche. Y el
camino entre Carampoma y Huanza empieza a subir una cuesta que tiene 30 zig-zags, cortados en piedra viva y es de tal gradiente la
pendiente que es necesario apearse de la montura, asiendo con una mano la brida
y con la otra asiendo la cola del caballo que les antecede. Se encuentran en el
camino con 10 desertores del ejército de Cáceres
que se les unen y los informan del movimiento del Brujo de los Andes hacia Tarma,
sufriendo deserciones como las de ellos por todo el camino. Hay que entender
que son indígenas serranos para los que el concepto Patria no está presente por
la escasa relación con el la costa peruana. Su lucha contra los chilenos es más
bien producto de la ocupación y las tropelías cometidas en ellas (especialmente
por la expedición Letelier) que en la abstracción que significa ser parte de la
nación peruana. Siguen al cura o al
hacendado pero no están acostumbrados a la disciplina militar que se les quiere
inculcar. Al atardecer llegan a Chicla
finalmente, donde encuentra a la división Gana
que ha llegado con dos días de retraso en relación con la retirada de Cáceres.
A su vez
la columna Castillo (Buin,
Tercero
de Línea, Santiago, Maule y Esmeralda) separada de
Lynch, se empieza a mover a las 3:30 PM del día 6 de enero. Se ha convenido que cada batallón se alternaría en la
vanguardia cada día, y esa unidad estaría a cargo de guarnecer previamente las
casas con centinelas, para evitar cualquier saqueo por la tropa que marchaba a
continuación. Y en el lugar donde se pernoctara dicha unidad destinaría tropa para hacer de policía
militar. Mientras el Buin y los artilleros, junto a
enfermos y heridos irían en la retaguardia. Asimismo se adelantaron los
elementos para el rancho a cargo de un oficial del Tercero de Línea, para
que en el lugar designado para acampar distribuyere con antelación a la tropa
los lugares para descansar y tuviera preparado el rancho para cuando arribara
el grueso de la columna. En la primera jornada, al carecer Canta de agua (donde el Tercero puso los centinelas) se tuvo
que seguir a Obrajillo (que le
correspondió al Maule), llegando allí a las 8 de la mañana del día 7. En el pueblo la tropa se comportó mal, hubo
desórdenes y la población escapó del pueblo, lo que obligó a poner centinelas
en cada casa y formar una compañía para que en la noche vigilara y patrullara a
los soldados de la columna. Lo que permitió la vuelta de parte de la población.
En ese pueblo se encontraron municiones para los rifles Peabody y las armas
existentes se destruyeron. Hubo saqueos en algunos caseríos, en el camino, obra
de algunos arrieros (civiles) que iban a llevando los animales de carga.
Como en Canta se había establecido por el
coronel Vento un depósito de ropa y
calzado, se ordenó su entrega a los chilenos, pero sólo quedaban trece pares y
un vestido de la cónyuge del coronel peruano. El calzado se repartió en la
tropa el vestido fue devuelto. El
encargado peruano dijo 3 días antes Vento
había retirado casi todo.
La
artillería seguía muy atrasada y les obligó a quedarse un día más (8 de enero) en Obrajillo, hasta que recibieron la orden de Lynch de hacerla devolver (junto al Buin). Cinco soldados son
dejados en el pueblo por su imposibilidad de moverse, a cuidado de la
autoridad, hasta su recuperación y su vuelta a Lima.
El resto
de la columna sigue. Parten de Obrajillo
y a las 4 PM están en Lachaqui. Esta vez la tropa es
instalada fuera del pueblo, vigilando con el Maule el orden público en
la población peruana. El jefe del Esmeralda y un cirujano demandan acampar
dentro del pueblo pero se les niega la autorización. Al salir, el 10 en la
mañana, los tomó una lluvia y luego una nevazón que duró tres días de marcha en
dirección a Laraos, llegando primero
el Esmeralda
y el Santiago,
desde las 4 PM hasta las 9 PM, el Tercero de Línea a las 10 PM y el Maule
llega en parte a las 11 y el resto queda en la montaña sufriendo el rigor de la
altura y a nieve toda la noche, junto a todos los rezagados, que sumaban más de
300. El 11 bajaron al pueblo, pero
se precisó de dos días para ir a buscar a todos los rezagados. En Laraos encontraron 9 fusiles
enterrados. En esas sierras “donde no
había por el camino más que un hombre de a uno en fondo. Los animales había que
descargarlos en muchas partes para poder pasar”[3]
En la mañana
del 13 sigue la marcha ahora hacia Asunción de Huansa. Un mensaje de Gana le avisa que no cruce de nuevo la
cordillera sino que se dirija a Chosica,
por lo que tiene que desandar parte de lo marchado. La columna no tiene
problemas mayores salvo la lluvia, que azotó durante todo el día. Arriban
entonces a Pongo, en la tarde, con
el Tercero
de Línea. Mientras que el Esmeralda se queda en Huansa y el Santiago en Carampomo,
debido a los efectos de la lluvia. Y el 13 pasan a San Jerónimo a las 4 PM. En
la mañana temprano del 14 parten
hacia Chosica, donde llegan a las 10 AM con el Tercero de Línea. En ese último punto llega en la tarde el Esmeralda
y el Santiago.
De allí los llevan en ferrocarril de vuelta a Lima
El costo,
sin haber entrado nunca en combate son como siguen: El Tercero de Línea, un
muerto y un desaparecido. Santiago con 5 desaparecidos. Esmeralda
2 desaparecidos. Maule, un enfermo muerto en el camino y dos desaparecidos.
También se han perdido algunas mulas, 2.500 balas y algunas camillas 11 muertos
o desparecidos
Cáceres: El 5
de enero en la madrugada se subleva lo que queda del Cazadores del Perú, y la
rebelión tiene que ser aplacada con fusilamientos. Hay que hacer notar que la
caballería, como la artillería, está formada por blancos, porque son unidades
especializadas, y a quienes se supone imbuidos por el espíritu del patriotismo.
Cáceres persigue a los desertores con dos batallones,
el Zepita
y el Tarapacá.
Captura a un grupo de 8 en la línea del ferrocarril y los ejecuta y luego otros
15 que son llevados al mismo lugar pero se liberan rogando piedad, y según Cáceres cumplieron la promesa de luchar
que le hicieron. El 6 pasan de Chicla
a Casapalca, el 7 avanzan hasta Morococha y cruzan la cordillera por el
monte Meiggs (a 5.000 metros de altura). Para el 8 la Primera División (Morales)
está situado en La Oroya,
específicamente el Zepita.
La división Gana: Esta unidad creada ex
profeso con los batallones estacionados en Lima
y sus alrededores se integraba por los batallones Segundo de Línea, y los
batallones movilizados Lautaro, Lontué, Aconcagua
y San
Fernando, dos baterías con artillería incluyendo sus ametralladoras y
un escuadrón del Cazadores.
El 4 de enero José Francisco Gana ordena a
las 13:00 horas, la constitución de una pequeña columna de
vanguardia, antes de partir con el grueso de su división, la que operará como
exploradores. Parten a las 15:30. Está dirigida por el mayor Manuel Jarpa, la que marcha en tren y
alcanza los 300 hombres de todas las armas, además tiene como tarea ir
arreglando la línea férrea y el telégrafo hasta donde pudiera avanzar. A las
23:45 se detiene en Huascote, una
finca peruana, al encontrar por cuarta vez interrumpida la línea, encontrando
en ella armas municiones y uniformes, se ordena incendiarla. El mayor Jarpa ordena incendiarla, dejando
los muros calcinados y nada más. A las 4:40 descansa la tropa en Pampa Morón, que fuera el campamento de
Cáceres el día anterior.
Continua
su avance a las 7 AM para estar en Chosica[4] a las 11:30, población
calificada como un “delicioso lugar de
veraneo, lleno de parques y jardines… Es un punto estratégico importante; allí
termina un camino que comunica el valle del Rímac con el de Lurín. Junto a la
base de los cerros que cierran a este último por el sur corre un camino que va
de Pachacama a la Sierra y a Huanochirí. Cerca de Balconcillo se desprende con dirección
al norte, una buena senda de herradura[5]…
Esta senda es la que termina en Chosica….(de
ese pueblo) se pasa fácilmente al valle
de Santa Eulalia, lleno de recursos…es estación de primer orden, en la línea
del Oroya, con depósitos de carbón y
una pequeña maestranza. Frente al hotel puede pasarse…un esplendido puente de
mimbre sobre todo el Rímac, el único que había…hasta Santa Clara”[6]
Ese día 5 lo recordó el soldado Marcos Ibarra[7] en su diario de campaña: “Estábamos en la mañana haciendo ejercicios
de armas en el recinto del cuartel. A las 10 A. M. nos hicieron armar
pabellones y nos dieron descanso, en ese momento llegaron unas noticias al
cuartel, que el General peruano Avelino Cáceres había llegado a la estación de
Chosica con más de 4.000 hombres bien armados y había aprisionado una
locomotora con 6 vagones. Y que había dicho Cáceres que de la noche a la mañana
entraría a Lima con los 4.000 en armados hombres bien armados y había
aprisionado una locomotora con 6 vagones[8].
Y que había dicho Cáceres que de la noche a la mañana entraría a Lima con 4.000,
y derrotaría al ejército chileno, (Lynch) hizo llamar a los coroneles de los batallones al Palacio de los
Virreyes,…les dio una conferencia a los coroneles y formar una división para ir
a atacar al enemigo. Y que salieron lo más pronto posible y darle alcance al
enemigo a las 2:30 P. M. Llegó mi coronel Canto al cuartel de 2º de Línea y llamó al segundo jefe, Eleuterio Dañin y le dio órdenes que a
la hora de la retreta al Corneta le hicieron tocar tropa y le diera órdenes a
los capitanes de compañía, que se equipara el Batallón con el equipo para salir
en marcha al interior de la sierra.”
Mientras
el batallón movilizado Lautaro, apenas llegado a Lima,
después de haber estado de guarnición en El Callao, tiene que preparar el
ascenso a la Sierra casi de inmediato. En el tren, a la altura de la estación Matucana, se dan cuenta que la mascota
del batallón, un perro vago, de esos que llaman quiltro (mestizo) y que acompañaba a la tropa ya bastante tiempo,
al bajarse en la estación de tren de Lima había salido corriendo y desapareció
en la estación. Pero el animal, fiel, subió sólo detrás de la unidad hasta Matucana, donde se encuentra con sus
felices dueños[9],
donde llegó flaco y herido en el pelaje. Ese pueblo “es como todos los pueblos que se encuentran en la elevada cordillera, una triste aldea, con
algunos casuchos de barro con techo de paja medio arruinados, y con sólo dos o tres casas
de tabla. Edificado entre escarpados cerros es un lugar húmedo y malsano.
La capilla…, ocupa uno de los costados de la
pequeña plaza del pueblo y el día de nuestra visita estaba abierta y en
completo abandono. Las paredes carcomidas y llenas de tejidos de arañas, de
cuevas de ratas y lagartos; los altares, antiquísimos, yacen esparcidos en
medio del recinto, que es un montón de inmundicias y un foco de fetidez…, la
tal capilla,…(sirvió)
de campamento de las hordas de Cáceres.”[10]
El 5 ya se había restablecido por los
chilenos, una línea telegráfica desde Santa
Clara hasta Encalada y en la
tarde ya estaban listas las comunicaciones entre Chosica y Lima. La mitad
de la división se encuentra en Santa
Clara, en la que va el mismo Gana, y la otra mitad llega a Chosica, con el Segundo de Línea, enviado
en tren, que arriba a las 4:30 PM y el Aconcagua llega más tarde, unidad
que había tomado la ribera opuesta del Rímac.
Al
siguiente, 6 de enero, en la mañana,
se concentra la división en Chosica.
En ese pueblo quedarán 200 hombres del Lontué. El mismo día al mediodía la columna Jarpa avanza para capturar a un
grupo de 300 hombres que, dicen, se encuentra como a 18 km de distancia. La
noticia resulta ser falsa. Parte también un convoy con el Segundo de Línea y que avanza
hasta Matucana sin novedad.
El 7
llega a Matucana el Lautaro,
en un convoy que salió al mediodía. Llegó junto al coronel Francisco Gana, con su
Estado Mayor y llega a las 4:30 PM. El 8
parte una locomotora, la que
lleva a una compañía del Segundo de Linea, la que va
reparando la vía mientras avanza y que se dirige a Chicla. Según Marcos Ibarra
“se supo por una mujer serrana que
Cáceres se había ido para Chicla en
el tren y tal vez haya pasado la cordillera, y Cáceres hizo fusilar más de 30
peruanos porque no lo quisieron acompañar a la Sierra (los desertores del
Cazadores)”
Al
unísono se organizó una columna ligera a cargo del sargento mayor Manuel Jarpa Merino, integrada por caballería e infantería montada (300
soldados, 150 de caballería y 150 de infantería) que es enviada al mismo punto.
Al llegar
allí primero Jarpa, se entera que Cáceres seguía su retirada desordenada
en dirección a Casapalca para de ahí
tomar a la cordillera y seguir hasta Tarma.
Entonces, informado de ello, Gana
ordena reforzar a Jarpa con
infantería y dos cañones, con el propósito que prosiga con su persecución. El 9 de enero llega a Casapalca y a las 3:30 PM está informado Gana del hecho que está en Chicla.
Esa población era el fin de la línea férrea “no es propiamente un valle sino una quebrada…separa las dos
ramificaciones que se desprenden de la cadena occidental de Los Andes en
Casapalca y entra las cuales baja la más caudalosa de las corrientes que forman
el Rímac…La quebrada de Chilca
(entra la estación y Casapalca) es enteramente improductiva , salvo una que
otra diminuta planicie donde el indio
cultiva habas y alfalfa…El mejor hotel de Chilca
está a 80 pasos al oriente de la estación” el cual es bastante grande y hay
varios en el lugar. Otro testigo dirá “es
una aldea como todas las que habíamos conocido en el viaje. Cuenta, sin
embargo, con dos hoteles, uno de los cuales, el Hotel trasandino, nos
proporcionó regular caldo y buen café, que nos fueron de mucho provecho, pues
hacía bastante frío y el agua, muy helada en ese lugar, caía con fuerza.”[11]
A las 4
30 llegó Lynch a este último punto,
por el camino de Canta. Hasta esa
fecha durante lo que va la campaña se han tomado 200 prisioneros. Gana
escribirá que a la altura de Casapalca,
el Ejército del Centro peruano y Cáceres se repliegan “con un pequeño ejército desorganizado, no dejando otra huella de su
paso que una verdadera cadena de muertos, y soldados y oficiales muriéndose de
enfermos y miseria, a quienes era necesario ir recogiendo y auxiliando”.
El día
siguiente se descansa porque la caballería de Lynch llega agotada y es conveniente no hacer el cruzar la
cordillera en ese estado. Mientras Jarpa
se encuentra en Casapalca con su
columna a la que hace acampar allí. En este pueblo el terraplén del tren está
hecho, pero la línea férrea no ha llegado hasta allí en esa época. Allí
comienza la escarpada cuesta que lleva hasta el otro lado de la parte
occidental de Los Andes. A esa altura el soroche o puna se afecta a todos. Una
vez cruzada la cordillera el espectáculo no es para nada grandioso, “una falda tan abrupta como la occidental,
pero reducida a la quinta parte; en seguida una ancha meseta de un verde
oscuro; al sur del camino las suaves ondulaciones del terreno pertencientes al
establecimiento minero “La American”; al
norte del camino el lago de Morococha. Al oriente, el horizonte es limitado, el
terreno desciende a la ancha depresión , donde está Pachachaca y cuyo fondo no
alcanza a divisarse desde la cumbre”[12]
El 11 de enero Jarpa cruza la cordillera, con una partida de solo 25 Granaderos
por el paso Piedra Parada y en la
medianoche ocupa el pueblo de Jaulí,
donde impone una contribución de animales para el resto de su columna, que se
encuentra en Casapalca y se queda
todo el 12. Igual carga le impone a Pochochoca,
llave de la quebrada de Chicla cuando
llega allá el 13. El cruce no era
nada sencillo, “…sobre todo, atravesarla
cuando se desencadena alguna de sus terribles tempestades….el cielo
empieza a oscurecerse
lentamente y, de repente,
se encuentra una
en la noche
más lóbrega que
pueda imaginarse, en medio de la puna desolada; se desbordan tremendas
cataratas sobre los infelices viajeros, que no encuentran ni una triste caverna
donde guarecerse. En seguida hacen su aparición los truenos, estremeciendo toda
la mole andina, y al cuadro pavoroso concurren deslumbrantes relámpagos,
zigzagueando en seguida
los rayos en medio
de las tinieblas[13]
[1] Antonia Moreno de Cáceres, Recuerdos de la Breña
[2] Abraham Quiroz, del
Tercero de Línea
[3] Abraham Quiroz
[4] Su nombre significa lugar de búhos, ave que tenía su hábitat en aquel
sector.
[5] Solo transitable para
personas y caballos
[6] La campaña del
Ejército del centro en 1882. Defensa de la plaza de La Concepción 9 y 10 de
julio de 1882. Pedro Eduardo Hormazábal Espinosa. Ignacio Carrera Pinto, el
Héroe
[7] Marcos Ibarra Díaz
ingresó al ejército el 4 de diciembre de 1881, siendo destinado como soldado al
regimiento Tacna 2º de línea, y que
el 30 de noviembre de 1883 fue dado de baja por inutilidad física.
[8] Rumor falso, pero da
una idea de las noticias que circulaban en Lima y entre las tropas.
[9] quienes en todo caso
lo someten a “juicio por deserción” y lo degradan de su rango de cabo y 25
azotes
[10] Amunátegui Rivera,
José D. Apuntes de un viaje al Perú durante la ocupación chilena. Cuaderno de
Historia Militar, N° 4 (diciembre de 2008) En
https://www.ejercito.cl/archivos/departamento_historia/cuaderno_4.pdf
[11] Amunátegui Rivera,
José D. Apuntes de un viaje al Perú durante la ocupación chilena. Cuaderno de
Historia Militar, N° 4 (diciembre de 2008) En https://www.ejercito.cl/archivos/departamento_historia/cuaderno_4.pdf
[13] Antonia Moreno de Cáceres, Recuerdos de la Breña
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