COMIENZO
DE LA BATALLA
Desde el lado
peruano relata José Torres Lara[1] … Un poco á la
derecha de las posiciones que habíamos ocupado al principio, se había alzado en
un mástil que habíamos notado de día una luz roja, una luz blanca, otra luz
azul: los colores simbólicos de Chile que anunciaban la presencia real de su
ejército por la derecha, centro e izquierda.
Una o
más horas transcurría desde que nos despertaron, cuando unas detonaciones
aisladas primero y descargas sucesivas después, se percibieron bastante
apagadas por la distancia, en nuestra ala derecha. Como los desgarramientos de
las nubes en las tormentas andinas, el bronco ruido de los cañones se dejó oír
luego y el relampagueo de la explosión nos indicaba el sitio del ataque…., un
vivo resplandor como aureola, se extendió por todas las colinas de San Juan, y
un fuego graneado de fusilería nos anunció que la batalla estaba empeñada en
toda la línea. Si graneado se inició el fuego de la infantería, el de la
artillería con sus resplandores más extensos y más intensos, se rompió también
con su rabia, y su continua sucesión expresaba la impaciencia, el coraje y la
serenidad de los que manejaban los cañones. Un ¡viva el Perú!
espontáneo y estentóreo, respondió a nuestras filas a los ruidos del combate:
nuestro pabellón fue sacado de su caja, enarbolado en su asta, y el porta, el
subteniente Ugarte, tomó la insignia del batallón para no soltarla mientras no
lo obligara una bala enemiga…
EL ÉXITO
PARCIAL DE LA DIVISIÓN LYNCH
La defensa peruana[2]: Por el lado
de la defensa Peruana se encontraba integrada a la derecha “de las colinas de Santa Teresa.
Las tropas disponibles para defender
el área eran, El Guardia Peruana N° 1,
Cajamarca N° 3, el 9 de Diciembre N° 5 y el Tacna N° 7. Estos últimos tres
iban paralelos a un camino que unía Villa con Chorrillos En el llano el “Batallón Callao N° 9
ocupaba, a vanguardia de la línea, la parte exterior de la casa de la hacienda
de Villa (es decir su línea era la defensa de la Villa), apoyado por Los Lanceros
de Torata.
Por ese sector, como muestra el
mapa, antes de llegar a la Hacienda de Villa, existían dos “abras” o caminos
con dirección Lurín-Chorrillos. Este sector es defendido por la Primera
División de Iglesias. Su extremo izquierdo estaba en el Cerro Zigzag Occidental. De derecha a izquierda iban: Batallon Nº13 "Junin" el que disponía, a cargo del teniente coronel don J. R. Puente y el sargento mayor don
Mariano Casanova, 15 White, 4 Grieve, 4 piezas de acero
Walgely,1 Armstrong y 2 Vavaseur, uno de éstos de cargar por la boca. Batallon Nº15 "Ica" con el teniente coronel don Eloy Cabrera: 8 piezas White y 2 Grieve. Libre de Cajamarca N° 21; Libres de Trujillo N° 11 en el vértice del ángulo saliente que forman los cerros de Santa Teresa. Y en este último reducto (Cerro
Zigzag Occidental) al mando del sargento
mayor don ramón Dañino existían 4
piezas White, 12 Grieve y 2 pequeños cañones de acero sistema Selay de
retrocarga, construidos en la factoría de Bellavista. La infantería
integraba a la 3ª División del Norte.
Inclusive caballería, artillería y demás fracciones, puede calcularse el total
de estas fuerzas, o sea del primer cuerpo, en 5.200 hombres, poco más o menos.”[3]
A las 03.45 hrs la División Lynch
avanza dividido en tres fuerzas, cada una con un propósito distinto: a la
derecha, con el Regimiento 2º de Línea en guerrilla y el Regimiento “Colchagua” a retaguardia, en columnas por
Compañía, para atacar el morro de la derecha de Santa Teresa; al centro, con el
Regimiento “Atacama” en guerrilla y el Regimiento “Talca” en columnas, en segunda línea,
destinados a conquistar el morro Occidental de Santa Teresa; y a la izquierda,
con el Regimiento 4º de Línea desplegado a vanguardia y el Regimiento “Chacabuco” a retaguardia, para asaltar la
Hacienda de Villa y el camino real entre el Portachuelo de su nombre y los
cerros Occidentales que se alzan a retaguardia de Villa, como primeros
contrafuertes del Morro Solar.
Mientras
avanzan hacia las líneas peruanas a
la derecha de la primera división, se divisa una masa movediza que se confunde
con las arenas; son los chinos del Capitán Villarroel, que se arrastraban, encargados
de cortar los alambres de las minas y hacer estallar las bombas a su
momento….Durante el avance pausado y silencioso de las Divisiones Chilenas, los
soldados peruanos se percatan que delante de ellos, se mueven bultos blancos
que escarban la tierra. Se trata de un grupo de chinos,
jóvenes y resueltos, que estaban al
mando de los pontoneros del Capitán Villarroel. Su tarea es desactivar las minas, bombas automáticas y
cortar los cables de las baterías eléctricas.
Estos hombres buscan
la minas peruanas, señaladas por objetos brillantes, cajas de conserva,
botellas y discos de lata, atados por un alambre a cubos de hierro, enterradas
a profundidad, cargadas con 1,2 y a veces con 10 libras de dinamita, asentados
sobre un depósito de bicromato de potasio cuyo fulminante estalla por la simple
presión del pie. Había también minas de grueso calibre, unidas por alambres a
los atrincheramientos peruanos, desde donde se las hacia explosar por contacto
eléctrico.
Estos chinos prestaban
muy buenos servicios a los chilenos al entrar en la zona minada peruana. Con la
calma propia de su raza, ubicaban las señales y enseguida cortaban los hilos
conductores. No obstante, aunque se tomaban las precauciones, estallaban
algunas minas. Los demás no se preocupaban del compañero, tal vez lo
envidiaban, pues iría a resucitar a Cantón[4]
La 1º División
continuo su marcha en columnas por unos 200 metros más y finalmente se desplegó
en línea de batalla, situando a su izquierda a los RI "Chacabuco"
y al 4º de Línea tras ellos situó como reserva a la Artillería de Marina, en el
centro desplegó a los RI "Atacama" y "Talca"
y en la derecha al RI 2º de Línea y el "Colchagua"
junto a la hacienda de Villa se encontraba, por el sur en tanto la columna
volante de Soto Aguilar, avanzaba contra el batallón Nº1 "Guardia
Peruana", que era rechazado hacía el morro Solar, junto con los
demás cuerpos.
En ese instante el comando chileno se
dio cuenta de que la 2º división no entraba en combate aún y se hacía necesario
proteger el flanco derecho de Lynch, por lo cual Baquedano demostrando sus
progresos como comandante en jefe hizo entrar tempranamente en acción a la
reserva de Martinez (6 batallones), quienes atacando con energía aislaron a
Iglesias del resto del ejército, Iglesias parapetó entonces a sus tropas en el
morro Solar a la espera de ser reforzado o resistir hasta el final.
Justo Pastor Dávila, defensor de
la zona entre San Juan y los cerros de Pamplona
El ataque de flanco sobre el Morro del Solar….: Son enviados dos unidades, El regimiento Coquimbo y el batallón Melipilla. Las unidades salen del campamento Lurín el día 12 y se une al Regimiento Coquimbo a las 6 PM. Son las primeras unidades en cruzar el puente de Lurín. Las órdenes transmitidas por el jefe de la primera división, Patricio Lynch, son marchar hacia el frente, por el lado de la playa Cochán y bajo las órdenes del jefe del regimiento, José María 2° Soto. Este último le infoma que “marchábamos a atacar las fortificaciones de la derecha de la línea enemiga, situadas en los morros del Salto del Fraile.”[5] Explicado por el corresponsal de El Ferrocarril: “Estos dos cuerpos debían seguir por la orilla del mar, dejando a su derecha las casas de Villa, para caer y sorprender, si era posible, al enemigo por el morro más avanzado a la izquierda nuestra y en dirección a las lagunas y vegas de Villa”[6]
Por delante va el Coquimbo y
cubriendo la retaguardia el Melipilla. Siguen el camino de la playa en columna
y silencio. A las 1 AM se separan del cuerpo principal de la primera división.
La noche es obscura y la camanchaca, neblina norteña, se aparece. A eso suma el
terreno ondulado. Y el silencioso avance
La marcha se alarga y en el Coquimbo
cuentan que la “falta de conocimiento
exacto de la distancia que debíamos de recorrer, las precauciones
indispensables a fin de no ser descubiertos por avanzadas enemigas, y lo pesado
de la marcha por esos médanos, retardaron un poco nuestra llegada al lugar en
que debía empezar el ataque.”
“ambos cuerpos pasaban las vegas de Villa antes de amanecer, yendo inmediata a la
playa una guerrilla del Melipilla, y dos compañías apoyando la derecha del
Coquimbo por el lado Villa”
Por el lado peruano, el “Batallón Guardia Peruana cerraba esta ala (derecha
para Perú, izquierda vista por Chile), a
proximidad, hacia el este de la caleta de la Chira, y lo seguían a su izquierda
y paralelos al camino más occidental de Lurín a Chorrillos, el Cajamarca número
3, Nueve de Diciembre número 5, y Tacna número 7….En el cerro de Marcavilca y a
inmediaciones de la Chira, dominando la playa de Conchán y sus adyacentes,
había cuatro piezas sistema Grieve al mando del sargento mayor don José
Ambrosio Navarro.”
La armada chilena se sitúa en las
Aguas de la bahía de Chira. Es el Blanco,
y el Cohcrnae, la O´Higgins y la Pilcomayo y la lancha a vapor del Blanco, armada con una
ametralladora en su proa.
Finalmente a las 4 45 AM del día 13
de enero se avistan las posiciones por parte de los atacantes y las unidades se
extienden en guerrillas. Cruzan un estrecho sendero hacía una ensenada vecina
(la de Chira) donde estaban dos fortines, que podían entonces tomarse por la
retaguardia. La fuerza era integrada por el Coquimbo y cuatro
compañías del Melipilla. Las otras dos compañías del Melipilla subieron el
cerro por el lado de las vegas de Villa. La pediente sumamente pronunciada por
los obligaba a subir usando los yaganes como apoyo al enterrarlos y apoyarse en
ellos.
La fuerza principal encontró los dos
fortines vacíos, sin defensores ni artillería, entonces retroceden y se unen a
la fuerza más pequeña y tomar las alturas. Ya a mitad de la pendiente se abren
los fuegos. “el enemigo rompió sus fuegos
sobre las primeras guerrillas del Coquimbo y las de Melipilla, al frente de las cuales marchaba el
valiente sargento mayor don Nicolás González Arteaga; y en breve tiempo el
enemigo fue desalojado de sus primeras fortificaciones, replegándose a otras de
mayor altura”[7].
A su vez Panizo relata que “recibí aviso del Mayor Haza de que parte de
la Escuadra enemiga aparecía frente a la Batería “Mártir Olaya”. En el acto
marché a ese punto, llegando en circunstancias de que este Jefe, con el cañón
de 500 libras rompía los fuegos sobre la Cañonera Pilcomayo y la lancha Toro,
que ya disparaba, también sobre esta Batería (con una ametralladora Gatlin). Como una hora duró este pausado cañoneo,
sin producir resultado alguno, retirándose en seguida dichos buques, para no
aparecer más.”
Lynch, tomada la línea defensiva peruana. Al fondo Morro Solar, donde se combate denodadamente
Desde el punto de vista peruano, un
sobreviviente, oficial del Guardia
Peruana, cuenta que vi entre la espesa bruma, el centelleo de los
rifles….poniendo al batallón sobre las armas esperamos el ataque por nuestro
frente, cuando el teniente Fausto Navarrete nos participó que por nuestra
derecha se veía serpentear una sombra negra y que creía fuesen fuerzas
enemigas…. El jefe ordenó desplegar la batalla a la derecha momentos ya en que
la segunda división, compuesta por los batallones Tarma, Trujillo y Callao fue sorprendida y rodeada por
fuerzas enemigas, y como al ejecutar el despliegue notásemos que el enemigo
seguía avanzando con el objeto de cortarnos la retirada, emprendimos al trote
la ascensión a un cerro que había a nuestra retaguardia por compañías escalonadas desplegándose la
sexta en guerrilla y rompiendo fuego sobre los chilenos…Al mismo tiempo
hacían sobre nosotros, el Cochrane y la
Pilcomayo, fuego de ametralladoras y de multitud de lanchas próximas a la playa
para impedirnos dicha ascensión. Por ambas partes fue una carrera desesperada
en dirección a los cerros, pues los que llegasen primer tenían que llevase el
triunfo por ese lado.. Marchando sobre un arenal muerto ya íbamos dejando
muertos o heridos a muchos de nuestros compañeros, pero ganando terreno sobre
los chilenos y llegando nostros los primeros se rompió por todo el batallón y
una ametralladora un fuego nutrido y certero conteniéndolos….”[8]
Sin poder detenerlos, pese a los
disparos, el Coquimbo llega a la cumbre y expulsa a los defensores, los que
se retiran hacia un morro desde donde inician el fuego de ametralladora y
cañón. Ante la exposición se retiran los chilenos hacia la primera línea de
trincheras tomadas, y en la imposibilidad de avanzar se quedan en el punto y
responden el fuego.
Atacando el sector de Santa Teresa: La primera división o División Lynch se hallaba
integrada de dos brigadas. Se lanzarán sobre la posición de Santa Teresa la
Brigada Martínez (regimientos: Segundo de Línea, Atacama, Colchagua, Talca y
Artillería de Marina) y la Brigada Amunátegui (Cuarto de Línea y Chacabuco).
El orden del ataque inicial iría
así: frente a la línea peruana en Chorrillos (izquierda para Chile, derecha
para Perú): segundo batallón del 4° de Línea, con el segundo batallón
del Chacabuco,
desplegados en guerrilla. Les seguían por detrás y cien metros de distancia, los
primeros batallones de ambas unidades. A la derecha el Atacama con el Talca
ocupando la segunda línea por detrás y a la misma distancia, unos 100 metros.
Junto a los atacameños, a su derecha, iba el Segundo de Línea con el Colchagua
como segunda línea. La artillería, al mando del sargento mayor Gana se situaba detrás como a 1500
metros de las alturas ocupadas por los peruanos. Se trataba de las baterías Errazuriz
y Fontecilla (ambas unidades armadas con cañones Krupp de 75 mm) y protegidas
por 80 hombres del regimiento de Artillería de Marina . (ver mapa).
En cuanto a las tropas del
Chacabuco, narra en su despacho “A las 3
A.M.,… el regimiento se desplegó en batalla en la forma siguiente: el 2º
Batallón a la izquierda del 2º Batallón del 4º de Línea, y el Primer Batallón
en la misma situación del Primero del Cuarto de Línea, emprendiendo así una
marcha que duró dos y media horas más o menos.” El Batallón Nº9 "Callao",
situado a las afueras de la Hacienda
Villa fue arrollado por las tropas de Lynch, y rechazado hacía el resto de
las fuerzas que defendían el sector (I Cuerpo de Ejército del Coronel
Iglesias), estas tropas a su vez fueron siendo desalojadas de sus posiciones,
en esos momentos 12 batallones chilenos en primera línea avanzaban contra 8
peruanos, pero estos oponiendo una enérgica resistencia retrocedían sin
desbandarse. En ese
momento las unidades de la División Lynch “se
encontraban en una ondulación de terreno, pesada y arenosa, y al pie del cordón
de deros que debía atacar, a una distancia de 800 metros de las fortificaciones”[9].
Portal Santa Teresa después de la batalla. Acuarela de un oficial inglés. Vista tomada desde el camino que une Lurín con Chorrillos. Nótese la doble línea peruana, una a mitad de los cerros y el otro en la cúspide. Al fondo el Morro Solar y su acceso se alcanza a divisar el camino en zigzag. Alcanza a asomar la torre de la iglesia de Santa Teresa. Oleo hecho con posterioridad de la batalla.
De pronto, y cuando no aclaraba
aún, oímos una terrible descarga por nuestra izquierda, seguida de fuego
graneado e incesante, al cual se mezclaba el estampido de piezas de artillería
de campaña, y, a trechos, el mucho más sonoro e imponente de varios cañones de
grueso calibre. ¡No había duda: la batalla empezaba por el ala derecha del
enemigo, hacia el lado del Morro! La división Lynch se batía ya[10].
Para los oficiales superiores
peruanos, sitos en el área "A las 4
y media de la mañana se sintieron los primeros disparos, muy lejanos, á nuestra
izquierda. La batalla había comenzado. La comandancia en jefe y el Estado Mayor
se dividieron en 3 grupos: 1er. Grupo: General en Jefe, ayudantes y varios
jefes de sección, entre los que recuerdo al coronel Mariano Frias, jefe de la
Sección de Caballería. 2do. Grupo: Coronel Jefe del Estado Mayor. 3er. Grupo:
con el Subjefe. Todos se dirigieron á la izquierda[11].
En la retaguardia,
con la reserva, cuenta José Torres Lara, el veterano peruano, “… Ya era de día cuando se dio orden a todo el 2° Cuerpo del Ejército
para que fuera a ocupar un lugar más próximo a las posiciones en que se batían
los nuestros. Desfilamos sin demora, atravesando por la plazoleta de la
hacienda San Juan, y fuimos a desplegar los seis batallones a retaguardia del
centro de batalla… De entre el ruido atronador del combate percibíase
claramente la música de “San Miguel de Piura”, que tocaba probablemente el
pabellón de este nombre para unir en esos instantes supremos el pensamiento de
nuestra Patria chica al de Patria grande. Otros cuerpos tocaban diana, y era
patente que nuestros soldados, nuestros reclutas, puede decirse, hacían buena
cara al enemigo. Pero no era un espectáculo gratuito el que contemplábamos; una
batalla no se ve de cerca impunemente. Las grandes parábolas que los
proyectiles enemigos describían alejando sus efectos de nuestras filas, fueron
acortándose a medida que rectificaban sus punterías; muchas bombas reventaron
en un lugar pantanoso o anegado, salpicándonos con el lodo que sublevaban; una
reventó entre la cola del batallón Ancash y la cabeza del nuestro, y fue una
fortuna que no causara más que un herido, un soldado del Ancash, que recibió
sobre la espalda un casco que le ocasionó una herida grande, pero no grave,
pues aunque bañado en sangre lo vi alejarse rápidamente sin necesidad de ajeno
auxilio. No paso mucho tiempo de esto cuando sentí un ligero chasquido cerca de
mí a retaguardia; todas las miradas convergieron hacia ese punto, y si la
situación y la causa no fueran tan graves, riéramos de la cara espantada y
grotesca que ponía un ranchero de mi compañía, al mismo tiempo que exclamaba: -
“Me han heredo”. En efecto, un hilo de sangre le corría por la mejía derecha y
por la izquierda le salía una masa verde-sanguinolenta. Sin duda la bala le
penetró en trayección horizontal en momentos que introducía la coca y le había
pasado por el vacío sin tocarle la lengua. Seguido de un numeroso
estado mayor, cuyo selecto personal no podía ser disimulado, el Jefe Supremo,
tan impasible al silbido de las balas como á las aclamaciones de los soldados,
pasó delante de nosotros, dirigiéndose a la derecha en donde la acción se hacía
cada momento más severa. El efecto
eventual de los proyectiles perdidos del enemigo no había sido con todo hasta
este momento de daño tan grave como para inspirar temor; pero la acción entraba
ya en su período álgido y nuestra situación se modificaba con gran desastre.
Sigue narrando Víctor Valle Riestra “El
Primer Cuerpo que teníamos á este lado (la izquierda peruana) era “Libres
de Trujillo”. Acaba de bajar de sus trincheras el Coronel Iglesias que se
había dirigido a la izquierda. Billinghurst habló ligeramente con el jefe
coronel Borgoño, quien ofreció responder de su tropa. Se tenía plena confianza
en esa fuerza, en la cual existía entusiasmo y resolución de no ceder. “Junín” e “Ica” le seguían[12].
Al bajar de los parapetos del “Ica”,
se extendía una pequeña pampa, costeada por un lado por una serie de pantanos,
y por el otro y al Barranco. En el fondo de esta pampa, a la izquierda se
elevaba el cerrito o lomada que tenía que defender “Libres de Cajamarca Nº 21” - A su retaguardia se encontraba, en el
fondo de la pampa, el escuadrón “Escolta”.”
Los disparos desde las líneas
peruanas provoca que el orden en que venían avanzando las unidades chilenas se
rompa, pues a las compañías extendidas en líneas de guerrillas, se le juntan
con las unidades que venían de detrás. Esto ocurre precisamente con el Chacabuco
y el Cuarto
de Línea, disparando para contestar el fuego. “Mi tropa avanzó desplegada en guerrilla…, sin contestar los fuegos
contrarios durante algún tiempo, hasta hallarse en posición de emprender el
ataque, el que ejecutó simultáneamente con el 4º. A pesar de la gran dificultad
que ofrecía la calidad arenosa y pesada del terreno para el camino ascendente,
y del mortífero fuego que nos hacía el enemigo estando detrás de excelentes
trincheras, las alturas fueron tomadas en cuarenta minutos próximamente,
llegando a ellas en los momentos en que aclaraba el día.”[13].
A las 05.06 hrs a una distancia
de 1.000 metros, Gana emplaza su Brigada de Artillería
del Regimiento Nº2 y las 2 Baterías chilenas contestan a las contrarias,
situadas al Sur del Abra de Santa Teresa y sobre los 2 cerros, Zigzag
Occidental y Zigzag Oriental, de esta posición peruana.
Se traban en duelo las Artillerías.
El Atacama y el Talca
empezaban a subir por la pendiente del cerro (los segundo y primer batallón de
ambos, respectivamente). A la derecha del primer batallón del Talca, desde el
cerro situado en ese lado, disparan de enfilada a la unidad chilena. Interviene
entonces el segundo batallón del Talca. El que se dirige al punto para, a su vez,
dar fuego de enfilada a los peruanos, cayendo muerto el teniente coronel Carlos
Silva Renard, segundo jefe del Talca, mientras dirigía al mentado
segundo batallón.
También desde el cerro situado a la
derecha del segundo batallón del Talca también empieza a disparar, dándole
fuego de flanco al batallón mencionado. En vista de eso, es atacado, a su vez,
por el Batallón N° 1 del Regimiento Atacama. La arena movediza de los flancos
empinados del centro e izquierda peruana y el nutrido fuego de mampuesto de sus
rifles y ametralladoras, dificultan grandemente el avance chileno.
La Brigada
Amunátegui consigue más ventaja por la izquierda chilena, desalojando a las tropas
peruanas de las casas de Villa y arrojándole a las líneas atrincheradas de los
collados orientales del morro. El Cuarto de Línea y el Chacabuco
se encontraban ya a tiro de pistola de la línea de trincheras.
El Segundo de Línea y el Colchagua
también ya están frente a las posiciones peruanas respectivas. Cuando llegan a
corta distancia de la primera línea de trincheras se toca calacuerda y a
bayoneta asaltan la línea, la toman y siguen hacia delante, ahora capturando la
posición completa. Estalla la carga que arroja la llamarada rojiza indicando la
caída del cerro en manos chilenas.
….llega el auxilio de la Reserva… La falta en la llegada de la División Sotomayor,
atrasada en su ataque a la línea peruana, obliga a Baquedano a ordenar que la
Reserva, en posición más cercana del frente, se dirija de inmediato a apoyar a
la Brigada Martínez.
Aparecen, entonces, el Tercero
de Línea, en formación de guerrilla, el Valparaíso más a la
derecha y Zapadores en orden disperso. Tenían todos órdenes de no abrir
fuego sino a las 500 metros de distancia de los peruanos. El Tercero
de Línea captura una línea de trincheras a la bayoneta. El Valparaíso
por error dispara sobre el Segundo de Línea, hasta que el coronel del Canto
ondeando un pañuelo blanco da señales del error, y se suma al ataque el Colchagua
y el Segundo
de Línea hacían. El Zapadores imitando al Tercero
de Línea avanza también a bayoneta.
A las 5 35 de la mañana el fuego
empieza a disminuir, reconcentrándose en el Morro Solar y luego en la cumbre
mas alta de esa posición. A esa altura se capta perfectamente la doble línea de
trincheras peruanas, una a media falda del respectivo cerro y otra en la
cúspide.
Visto desde el
lado peruano, precisamente en la reserva, el soldado José Torres Lara rememoró… Desde que
ocupamos la retaguardia de la línea de batalla, una interminable procesión
sangrienta pasaba por delante y por detrás de nuestras filas; unos heridos iban
todavía con paso firme y prometían llegar a la ambulancia; otros, con pasos
vacilantes no tardarían en caer; los abnegados ambulantes no se daban abasto….y
pasaban y repasaban incesantemente, penetrando hasta las mismas filas del
combate. Varios de estos meritorios soldados cayeron….Nuestra posición, repito,
nos permitía observar detalladamente este aspecto triste de la batalla: a
nuestro frente, a menos de 200 metros, teníamos los cerros de San Juan, y a
cada momento veía aparecer esos heridos que después miraba pasar a nuestro
lado; otros eran sacados por los mismos soldados de las filas de combate y
puestos en lugar seguro para ser socorridos por la ambulancia.
La artillería cobraba su precio. La
batería Wood ataca los fuertes de la
izquierda. Las baterías Keller y Pereira hacia el centro. Y la de Reserva del coronel Velázquez dispara
oblicuamente en todas direcciones, especialmente hacia la izquierda.
Finalmente el Cuarto de Línea y el Chacabuco
consiguen tomar el cerro delante de ellos. Una explosión, “inmensa y roja llamarada”. Es un cohete, que alerta a los peruanos
de la caída del bastión (sindicado con la letra K en el mapa de abajo). Se
capturan en la posición dos ametralladoras y ocho cañones Grieve. La Bandera de
Chile flamea en el lugar, para evitar que la artillería o la fusilería amiga se
dirija a esa punto. Mediante un ataque a la bayoneta asaltan las trincheras.
Sin embargo tales posiciones a su vez estaban dominadas por otra altura, desde
donde continúa el fuego peruano.
Ahora el Atacama y el Talca
toman un breve descanso mientras unen el ala izquierda del Talca, liberada
luego de la victoria del Chacabuco y el Cuarto de Línea. El
oficial peruano Victor Valle Riestra
recordará años después “El día comenzaba
á aclarar: ya se percibían los objetos. Al bajar de las trincheras del “Ica” para atravesar la pampa, éste fue
el espectáculo que se nos presentó á la vista. El Ejército chileno había roto
la línea de San Juan, y nos había flanqueado por la izquierda tomando á la vez
la retaguardia de “Libres de Cajamarca”,
e interponiendo sus primeras guerrillas entre este cuerpo y el escuadrón “Escolta”. El “Escolta” en lugar de cargar
despejando (como lo pudo fácilmente hacer) la pampa a que he, hecho referencia,
creyó, el caso perdido y en masa volteó, tomando posición a la derecha.
Soldado del Atacama
“Libres de Cajamarca”, perdió
su Primer jefe apenas se inició la batalla; y al ver que el escuadrón “Escolta” se retiraba, imita su ejemplo
en la creencia de que todo se había perdido. En tal momento, se dejó oír la voz
del Sub Jefe de Estado Mayor, quien gritó: - ¡Afuera sables! ¡ Carguen contra
los que se retiren!.
La situación era grave; con la izquierda flanqueada, había llegado el
momento, después de la retirada de la “Escolta”
y de “Libres de Cajamarca”, de que
la división Suárez, fuerte de 3.387 hombres, atacase, reconstituyendo la línea
pero la división Suárez, situada como reserva en el sector extremo de su izquierda (extrema
derecha chilena) retrocedió en masa,
hasta la escuela de clases en Chorrillos[14].
“Ica” aún no había roto sus
fuegos – El coronel Arguedas comandante en Jefe de la 3ra. División, estaba a
caballo. Alguien le ordenó: - Coronel: que se mande una guerrilla que defienda
el avance del enemigo por la izquierda; de orden del coronel Billinghurst.
Arguedas se inclinó sobre su caballo y, señalando al frente dijo: “Por
allí también vienen”; se quedó mirando por un momento, como reflexionando.
Instantáneamente se escucharon dos descargas cerradas del enemigo. El coronel
Arguedas había recibido incalculable cantidad de heridas y cayó muerto del
caballo, este, también gravemente herido, se tambaleó un rato y cayó sobre el
cuerpo del jinete. Ambos habían muerto.
¿Qué pasó con la tropa del “Ica”?
No me explico, pero con pena recuerdo, que en 10 minutos los jefes y oficiales
del Estado Mayor quedaron solos en la trinchera, mientras los chilenos
avanzaban al trote por frente, izquierda y retaguardia. Había que
reconcentrarse a la derecha.
Mientras tanto el “Junín”
rompía sus fuegos sobre los chilenos. Su tercer jefe, mayor Véliz, intentó dar
una carga; pero rodeado por tres fuegos, caía herido mortalmente por
innumerables balas que habían hecho destrozos en su cuerpo. Este batallón trato
de defenderse, pero su situación fue insostenible y se dispersó. Su jefe
coronel Porras, herido yá, hizo cuanto pudo por evitar la retirada y
desesperado se abrió camino con unos cuantos hacía la derecha en donde ya sin
tropa, peleó como soldado y como valiente. El coronel Porras, fue dos veces
desmontado por las balas del enemigo
- Si su tropa no hizo todo lo que debió hacer, él cumplió su obligación.
El mayor Véliz pudo ser conducido hasta la carpa del ingeniero Carlos Peste, y
sus últimas palabras fueron: ¡Que cargue Junín!...".[15].
Mientras por el lado chileno, el
comandante del Atacama, el coronel Dublé
Almeyda, ha solicitado y obtenido de Lynch el
refuerzo del Talca, que estaba situado a su retaguardia. Con ambos
regimientos ahora unidos se lanzan al ataque, en orden disperso. Durante 20
minutos el fuego arrecia. El coronel Dublé
Almeyda atacó
por la derecha y el Comandante del “Talca”, Silvestre
Urízar Garfias, por la izquierda, hasta tomar las 1º trincheras, en las cuales se
echaron a tierra sus tropas, rendidas por el cansancio de la excursión y la
carrera. Luego comenzó a notarse que las trincheras del morro de la derecha
enemiga, amagadas ya de cerca por el 2º Batallón del Regimiento “Talca” y el 2º Batallón del Regimiento
“Atacama”, apagaban paulatinamente sus
fuegos, haciéndose éstos más nutridos en la derecha chilena (en la zona del Segundo de Línea y el Colchagua).
cantinera chilena
Pocos momentos después, cuando la
claridad del día permitió percibir con claridad los objetos, se vio todo dicho
morro coronado por los chilenos. Entretanto, el 1º Batallón del Regimiento “Talca”, que escalaba con el 2º
Batallón del Regimiento “Atacama” el segundo cerro que era el
Cerro Cabras, mucho más empinado que el primero, se encontraba a media falda,
recibiendo el fuego del enemigo. A las 5 45 el Cerro Pucará (objetivo del
Chacabuco y el Cuarto de Línea) y a las 6 el Cerro Cabras (del Atacama y el
Talca) han caído.
El ataque al cerro Zigzag Occidental: El morro más alto (Cerro
Zigzag Occidental, defendido por los Batallones “Libres de Trujillo” Nº11, “Lima”
Nº61 y “Canta” Nº63), atacado por parte del
“Atacama” y el “Talca” y las trincheras que habían correspondido al 2º
de Línea y “Colchagua”, se resistió por más de 2
horas, estando allí apoyado el enemigo por algunas fuerzas que defendían las
trincheras que tenían en la Hacienda de San Juan.
El coronel Juan
Martínez, efe de
la 1º Brigada de la División Lynch, al sentirse sostenido por su
derecha, ordena cargar a la bayoneta sobre el Zigzag Occidental, a los
Regimientos “Colchagua” y 2º de Línea, y parte de los Regimientos “Atacama”, “Talca” y “Artillería
de Marina”.
A su vez, el Tercero de Línea, “Zapadores” y “Valparaíso” Nº1 se lanzan al asalto del Cerro
Zigzag Central (posiciones de la 1º División del coronel Ayarza, del 4º Cuerpo de
Ejército de Cáceres, Batallones “Lima” Nº61, “Canta” Nº63 y “28 de Julio” Nº65) y se traba un combate al arma
blanca con feroz encarnizamiento en las trincheras del bajo y después el cerro
a sus espaldas.
Oficial del batallón Lautaro
Considerando el Comandante Urízar
del Regimiento “Talca” que un ataque simultáneo por
vanguardia y retaguardia de dicho morro aceleraría la victoria, reunió en la
falda opuesta del primer cerro las fuerzas disponibles que quedaban del 1º
Batallón del Regimiento “Talca” que lo había atacado, para
guiarlas por la espalda del 2º cerro. Y a las 06.00 hrs el flanqueo de
parte del Regimiento “Talca” logra que en poco tiempo más
los Estandartes del Regimiento “Talca” y Regimiento “Atacama”, que habían hecho la ascensión
juntos, se vieron flamear en las trincheras enemigas. A las 06.10 hrs El
coronel Cano (2º División del 1º Cuerpo de Ejército Iglesias) se
retira hacia los Cerros Santa Teresa y Marcavilca, mientras que el coronel Ayarza (1º División del 4º Cuerpo de
Ejército de Cáceres) lo hace hacia la Hacienda de San Juan, ambos vía Hacienda
Santa Teresa. La Brigada Martínez se adueña de los atrincheramientos.
Los chilenos controlaban dos de las
tres posiciones iniciales fijadas. Cuenta Patricio Lynch “De los tres morros sobre los cuales dirigimos el primer ataque, dos
cedieron luego al vigoroso empuje de los regimientos 4º de Línea y Chacabuco y
parte del Atacama y Talca. El morro más alto, atacado por parte de los dos
últimos regimientos y las trincheras que habían correspondido al 2º de Línea y
Colchagua, se resistieron por más de dos horas, estando apoyado el enemigo por
algunas fuerzas que defendían las trincheras que tenían en la hacienda de San
Juan.
[1]
soldado
del batallón Concepción N° 27, formado mayoritariamente por conscriptos de
Junín, al mando del coronel temporal Juan E. Valladares y junto con el Ancash
N° 25 y Zepita N° 29 formaba la 5ª división del Ejército del Norte. La mayoría
de soldados peruanos tenía el uniforme color blanco
[2] Parte del General Silva, tal como
aparece en http://gdp1879.blogspot.com/
[3] Parte del General Silva, tal como
aparece en http://gdp1879.blogspot.com/
[4] http://revistamarina.cl/revistas/2012/5/garcia.pdf
[5] Parte del comandate del Melipilla,
según aparece en http://gdp1879.blogspot.com/
[6] Chorillos y Miraflores: batallas del
Ejército de Chile páginas 58
[7] Parte del comandate del Melipilla,
según aparece en http://gdp1879.blogspot.com/
[8] La guerra del Pacífico en imágenes,
relatos y testimonios Mellfae Maturana, Rafael y Pelayo Gonzlalez, Mauricio
páginas 241-242
[9] Chorillos y Miraflores: batallas del
Ejército de Chile páginas 70
[10] Alberto del Solar
[11]
Víctor Miguel Valle Riestra, escribió un folleto
sobre la batalla de San Juan, llamado ¿Cómo fue aquello?, donde relata algunos
hechos durante la batalla, entre ellos la muerte de Pablo Arguedas:
[12]
Se presentía algo raro en esa tropa. No se veía un
rasgo de entusiasmo, sin embargo de que sus jefes, principalmente el del
“Junín” mostraba resolución.
[14]
Para entender esa actitud ver el relato del soldado peruano
[15]
Víctor Miguel Valle Riestra, escribió un folleto
sobre la batalla de San Juan, llamado ¿Cómo fue aquello?, donde relata algunos
hechos durante la batalla, entre ellos la muerte de Pablo Arguedas:
mmm es muy interesante muy bien detallado
ResponderEliminarme interesa estos temas
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