El labrador y la serpiente

En una ocasión el hijo de un labrador dio un fuerte golpe a una serpiente, la que lo mordió y envenenado muere. El padre, presa del dolor persigue a la serpiente con un hacha y le corta la cola. Más tarde el hombre pretende hacer las paces con la serpiente y ésta le contesta "en vano trabajas, buen hombre, porque entre nosotros no puede haber ya amistad, pues mientras yo me viere sin cola y tú a tu hijo en el sepulcro, no es posible que ninguno de los dos tenga el ánimo tranquilo".

Mientras dura la memoria de las injurias, es casi imposible desvanecer los odios.

Esopo

jueves, 14 de enero de 2016

BATALLA DE MIRAFLORES (III)

PRELUDIO A LA BATALLA
El Plan original de Baquedano para tomar Lima: Viendo que aún quedaba otra línea de defensores peruanos antes de llegar a Lima, en el Ejército chileno se planificó cómo sería el plan de maniobras para la siguiente batalla: Para este se consideró a la armada con sus grandes cañones, ya que las condiciones del terreno lo permitían y el único punto de resistencia para ellos sería el fuerte Ugarte. Así, el “jefe de la escuadra[1], a fin de utilizar en un combate de tierra los cañones de más largo alcance de sus buques, había despachado en la madrugada del 14 el Cochrane a sostener el bloqueo del Callao y traído a Chorrillos el Huáscar y la Pilcomayo.
El plan, en esta ocasión, consistía “en un doble movimiento envolvente por los flancos del enemigo, destinado a coger a Lima dentro de una red de fuego, como a Sedan. Para esto, la división Lagos….atacaría, sostenida por la escuadra, la extrema derecha de los peruanos que se apoyaba a orillas del mar en la fortaleza Alfonso Ugarte, posición verdaderamente formidable, al paso que la segunda división ejecutaría un ataque simultáneo por la izquierda, faldeando los cerros de Vásquez y siguiendo las sinuosidades del cauce de Surco….
La fatigada división Lynch,….empeñaría más débilmente el ataque de frente, sostenida por la reserva del comandante Martínez.
Las baterías del Morro Solar, manejadas ahora por marinos de la escuadra servirían de respeto a retaguardia y aun podrían quebrantar, disparando por elevación, las líneas enemigas.


Linea de Reductos Peruanos


En la mañana del 14 de enero el coronel Lagos “se había adelantado desde Chorrillos a Barranco,…, distante una media legua por el barranco del mar o sea 2.400 metros” Iba acompañado del coronel Barceló. “Siguiendo los rieles, el coronel Lagos había detenido su caballo a la puerta de una panadería situada a cinco o seis cuadras del Barranco, y allí supo por dos italianos que custodiaban sus hornos y bateas que el pueblo estaba desierto….al menos de tropas peruanas porque en el pueblo había “diversos pelotones de soldados chilenos, en número de quince o veinte, registraban a sus anchas las casas y especialmente las bodegas…. Interrogados por aquella avilantez, contestaron como siempre que «andaban viendo». Todas las suntuosas habitaciones del lugar se hallaban abiertas y abandonadas; muchos de los muebles, especialmente lujosos sofás y cómodos divanes tapizados de brocado carmesí o de amarillo, habían sido sacados a las aceras para el regalo del sueño (o como) botín. En el salón de gala de una casa primorosamente alhajada, uno de los ayudantes del jefe de la tercera división,…, encontró sobre mesa ricamente tallada un álbum de fotografías.
Reconocido el pueblo…la partida de reconocimiento se adelantó ocho o diez cuadras hacia Miraflores, siguiendo siempre la trocha del ferrocarril o el camino carretero, que en toda esa distancia hasta las portadas de Lima corre más o menos paralelo a la vía férrea y por su costado del poniente. Miraflores dista una legua de Barranco o sea 4.000 metros en línea recta. Desde Miraflores a las puertas de Lima, es decir, al edificio de la Exposición, situado en las afueras de su barrio sur,….hay una distancia lineal de 6.800 metros.
Desde su puesto de observación “podían divisarse con la vista desnuda los puntos avanzados de la línea de Miraflores, echados los jinetes perezosamente sobre la verde hierba a la sombra de los naranjos o de los plátanos, mientras que otros corrían en diversas direcciones llevando órdenes y alarmas. Estudió Lagos durante larga media hora el sitio, recorriéndolo en varias direcciones con sus ayudantes, y después de explicar a éstos los diversos puntos en que debían colocar los cuerpos de su sección, regresaba tranquilamente a Chorrillos a las dos de la tarde…. Su punto principal de mira había sido una casa pintoresca de cinco miradores que pertenecía a un opulento italiano llamado Bregante y un molino de viento que quedaba un poco a su derecha.
Dos horas después, y en cumplimiento de órdenes recibidas, la 3.ª división se movía por el mismo camino que había recorrido su comandante general, conducida en persona por el coronel Barceló, jefe de brigada, y se acampaba a las seis de la tarde a cuatro cuadras del pueblo de Barranco.
Una hora después, jinetes chilenos a las órdenes de un oficial reconocían la abandonada y pintoresca población y le prendían fuego por sus cuatro costados. El objetivo era evitar los problemas con la soldadesca que se habían vivido en Chorrillos, eliminando de un golpe el botín y el alcohol, ya que la “presencia de los merodeadores de la mañana era ya un síntoma de mal augurio.

A su vez, desde la noche del 14 al 15 de enero, la caballería había realizado exploraciones “especialmente por los cazadores divididos en pequeños pelotones”, para conocer el terreno. “Uno de éstos al mando del alférez don Carlos F. Souper guiado por el capitán Mac Cucheon, que de corresponsal de un diario neoyorquino había pasado a ser oficial y práctico en el estado mayor del ejército de Chile. El capitán norteamericano conocía apenas la comarca de Lima; y después de haber vagado en los campos y en los senderos de Vásquez cubiertos de cadáveres sableados por los chilenos en la mañana del 13,…se dirigieron al amanecer hacia las líneas de Miraflores, y estuvieron escuchando un rato sus dianas del despertar, con la pierna echada sobre la crin de los caballos….Souper regresó a su campamento sin más novedad que el sacrificio de un tierno potrillo que, muerta la madre peruana en los combates de la víspera, se puso a la siga de su caravana; y como relinchara a cada instante, dos soldados se bajaron de sus caballos y después de enlazarlo, de un sablazo lo mataron para evitar que el ruido del animal advirtiera de la presencia chilena en el lugar.




La actuación de los diplomáticos: A las 5 AM llegaba el tren con los diplomáticos. Cuenta Diego Dublé Almeyda: “se sintió el silbato de una locomotora que venía de Miraflores, la que pronto se hizo visible desde larga distancia por una inmensa bandera blanca. Todos, oficiales y soldados, corrieron a la orilla de la línea férrea para verla pasar. Las murallas de los potreros paralelas a la línea se cubrieron de nuestras tropas. La máquina disminuyó su andar, y pudimos ver dentro del carro que arrastraba tres o cuatro señores que saludaban al pasa.”[2].
Una vez llegados al campamento chileno, se reunían con Baquedano, Vergara y alguos funcionarios politicos que actuaban dentro de sus funciones. La primera postura chilena fue que no habría negociaciones de paz hasta que los peruanos rindieran incondicionalmente Lima y el Callao. Quien llevó la voz cantante en la discusión por el lado de los neutrals fue el diplomático británico quien informó que el había sido instruido por su gobierno para tomar todas las medidas necesarias para proteger a los súbditos británicos y que él actuaría conforme a esas instrucciones. Que el almirante Stirling protegía el consulado y todas las personas que en ellos se encontraran y que cualquier herida sería un problema para todos los involucrados y que la misma actitud cabría con todas las demás legaciones extranjeras y ciudadanos neutrales de Lima. Argumentando que aunque se prometió que las propiedades extranjeras en Chorrillos serían respetadas, eso no ocurrió así, sino que se saquearon y asesinaron peruanos y extranjeros, sin distinción. Por dos horas se habló, hasta que los chilenos salieron de la sala para consultas privadas. Al rato vuelve Baquedano quien dio su palabra de honor que no habría tropas chilenas en Lima hasta que la ciudad e rindiera e instalaría su caballeria ante la ciudad peruana para evitar que tropas desbandadas chilenas pudieran actuar de la misma manera que en Chorrillos. Y llegado el momento las tropas que ocuparían la ciudad serían de elite. Por lo demás se extendía el armisticio hasta la medianoche de ese día.


Oficial del Atacama

Evacuación de los neutrales: Del mismo modo que se negociaba con Baquedano, en el lado peruano los almirantes Stirling y du Petit Thouars conversaban con el ministro de relaciones exteriores peruano, Pedro José Calderón, en el Palacio Nacional para el traslado por trenes de los neutrales hacia Ancón. El ministro se niega a tomar esa responsabilidad y les arma una reunion con Piérola, con quien llegan a acuerdo y da las órdenes de poner a su disposición los trenes necesarios. La reunion con el Dictador se realiza en Miraflores, donde llegan los negociadores, St Johns. De Vorges y otros diplomáticos para desayunar y para discutir los términos en que la paz podia negociarse  


En la mañana de 15 de enero, día sábado, el comandante de la artillería chilena, coronel Velasquez, quien “había solicitado en la noche del 14 la venia del general en jefe para ejecutar en la alborada siguiente una exploración prolija del campo, destinada especialmente a encontrar una situación adecuada para la artillería de campaña y de batir que estaba a su cargo y que debía llevar consigo…..(ya) antes de romper la luz estaba a caballo en los callejones de San Juan con sus cuarenta cañones…., camino del Barranco y de Miraflores. Para Velasquez, la actividad peruana en la línea de Miraflores eran los “aprestos de una nueva batalla”.
Al retornar a los campamentos en Chorrillos, en la estación de ese nombre descendían del tren los plenipotenciarios de Francia, de Inglaterra y del Salvador para dirigirse a las conferencias que produjeron el, así llamado, armisticio de San Juan.
Para Velasquez, que se encontró con ellos, fue de la partida de rechazar el armisticio, lo que hizo saber a Baquedano. Sin tener apoyo, volvió a donde sus cañones,

Mientras, para el recluta Pedro Rodríguez Rodríguez[3]  la mañana del 15 la pasó “tranquila con la incertidumbre de si habría o no combate y si se aceptarían o no las proposicionesdel enemigo.A las 9 a.m. llego Mariano llevándome cigarros y una botella de aguardiente que fue en aquellos momentos lo más[deseado] que podríamos recibir, los amigos tomamos un trago cada uno [ILEGIBLE] lo demás para los momentos mas apresurados. El rancho como de costumbre mala.


Uno de los blindados chilenos (Cochrane o Blanco) 

Velasquez llega de vuelta a Barrancos y ordena derribar “tapias en los potreros e improvisando puentes en las acequias de riego”, situó sus piezas de artillería hasta cuatro o cinco cuadras a vanguardia más adelante de nuestras columnas de infantería, y aunque un tanto desguarnecido” estimó que semejante potencia de fuego (con granadas de schrnappel y de metralla) podía bien combatir hasta la llegada de la infantería.
“Entre las diez y media y las once de la mañana…llegó el coronel Velásquez con sus ayudantes, y momentos después toda la artillería de campaña sin ninguna tropa de infantería; la artillería se detuvo al frente de una casa. Esta poseía cinco miradores y pertenecía a la señora Montecino de Bregante, situada como a ocho cuadras del puente de Barranco. En este lugar conversé con el coronel Velásquez sobre la importancia de traer más infantería, desde que la artillería había llegado a ese lugar. Le previne tenerle como 1.200 hombres de avanzada al frente con tales y tales órdenes. Después de esta conversación el coronel Velásquez con sus ayudantes avanzó a buscar un lugar donde colocar sus cañones. A las 12:40 p. m. encontré nuevamente al coronel Velásquez, inmediato a la casa de los miradores y me dijo: ‘Tengo colocada la artillería en una posición que serán barridos los enemigos; los voy a arrollar. ¡Ayúdeme Ud. para que dejen obrar la artillería si nos volvemos a batir, y verá Ud. entonces…’”[4]
Eran seis las baterías instaladas en el lugar, las de Flores, Nieto Ortúzar, Fontecilla, Besoaín y Montauban
El día 15 ya ocurrían pequeñas escaramuzas y violaciones al armisticio, narra un oficial peruano que “A eso de las nueve de la mañana mirábamos con el anteojo las llamas que rodeaban a un edificio del Barranco, en cuyo mirador flameaba una bandera francesa, cuando presenciamos un incidente de avanzadas…, la vía férrea está costeada como a una cuadra de distancia por una tapia, detrás de la cual había fuerzas nuestras emboscadas. Pues bien, de detrás de unas casitas blancas, dos jinetes primero, enseguida tres y a corta distancia dos, salieron de un bosquecito que se extiende en el frente, como a mil metros del reducto número 2, y avanzaron por el terraplén de la vía férrea. Los que nos rodeaban los notaron igualmente; más al ver la seguridad con que se dirigían a Miraflores cesó toda sospecha. Sin embargo, se detuvieron un momento como para reconocer el terreno, y sólo después de algunos minutos emprendieron de nuevo audazmente su marcha. De súbito parten repetidas detonaciones y los jinetes huyen al triple galope de sus caballos. Nos dirigimos al instante al lugar de donde habían partido los tiros. Cuando llegamos a él vimos a unos soldados en posesión de un caballo que conducían en triunfo; uno se había ya calzado un par de medias botas amarillas y otro enseñaba una polquita de mujer que decía ser del difunto. Efectivamente, a uno de los lados del terraplén de la vía férrea, se hallaba tendido un sargento chileno con el cráneo atravesado por un balazo y el pecho por dos. No sabemos de dónde salió un mataperros como de 13 años que nos enseñó triunfante su cartera, su retrato y un pañuelo blanco, en cuyo fondo estaban bordadas dos manos entrelazadas: «¡Pobre mozo, probablemente estaba de novio!


Ametralladoras


El Ejército chileno, por mientras, tomaba posiciones (pensaban) para la batalla del día siguiente: La “división Lagos,…se tendía en línea de batalla frente a las líneas de Miraflores, a retaguardia de nuestra artillería de campaña, protegida a más por el 3.º de Linea. El despliegue de las unidades chilenas, integrantes de la División Lagos, iban cubriendo “el espacio comprendido entre la línea férrea y el barranco del mar, integrada por la Brigada Barceló, la que estaba constituida por los siguientes regimientos, ordenados desde la costa (el barranco) hacia el interior (la línea férrea): Regimiento Concepción, comandante Seguel (665); Batallón Caupolicán, comandante del Canto (416) Batallón Valdivia, comandante Martínez (493) Regimiento Santiago, comandante Fuenzalida (872). Ésta unidad se encontraba enlazada con la Brigada Urriola, que en ese momento sólo tenía a su disposición dos unidades: el Regimiento Aconcagua, comandante Díaz Muñoz (1000); Batallón Naval, comandante Fierro (870)
El Concepción se extendía hasta los arrecifes cortados a pico del océano y cerraba así nuestra línea por su extremidad izquierda. Todas esas tropas se hallaban guarecidas tras de una muralla, excepto dos compañías del Concepción mandadas por los capitanes Fierro y Villar Eyzaguirre que quedaban a descubierto en una loma árida encima de la playa.

La Reserva, comandante Arístides Martínez, integrada por el Tercero de Línea, El Valparaíso y el Zapadores había llegado a esas horas a la altura del Barranco y allí se había tendido en línea de descanso sobre las armas, esperando órdenes. A ruegos del coronel Velásquez (a cargo de la artillería), el 3.º de línea se había adelantado un tanto para cubrir sus cañones (que se encontraban) demasiado avanzados sobre el enemigo.
La caballería, Granaderos y Carabineros, se guarecían también tras los muros calcinados por el fuego del pueblo de Barrancos.
Al mismo tiempo, y por órdenes expresas del general en jefe, tomaban las armas las divisiones Lynch y Sotomayor, y escalonándose sus numerosos cuerpos por la trocha de la vía férrea y por el polvoroso sendero de callejones que corre a su costado, como el camino real…, avanzaba simultáneamente para tomar su colocación de combate, la primera en el centro y la segunda en su extrema derecha. Dira en ese punto Dublé Almeyda que “Como a las 12 del día divisé al coronel Lynch que marchaba hacia nuestro campamento. Salté al encuentro y me comunicó las noticias que ya había tenido sobre el armisticio, y me ordenó que fuera a mi vivac porque se repartían municiones al Ejército. Haría una hora que las habíamos recibido cuando sentimos algunos disparos al parecer hacia el lado del Miraflores. Hacía rato que varios cuerpos de nuestro Ejército habían pasado a tomar colocación al frente de la línea de batalla enemiga. Yo recibí orden de marchar a continuación del 2º de Línea. Las tropas marchaban por un callejón angosto y terroso. Nubes de polvo envolvían a nuestros soldados.[5]

El regimiento Esmeralda (comandante Holley) quedaba en la Escuela de cabos custodiando a los enfermos y a los prisioneros, y el Bulnes desempeñaba a esas horas en Chorrillos el humilde oficio de enterrador de muertos.
El jefe de estado mayor de la 3.ª división (Lagos) comandante Gorostiaga había enviado a su inmediato superior repetidos avisos sobre los movimientos del enemigo, y uno de éstos por escrito.
En el Reducto N° 1, cuenta un miembro del Guardia Marina, don Manuel Layseca, que al amanecer “notamos que los buques de guerra, que habían fondeado muy cerca de la playa misma, abríanse a todo lo largo de la costa, por lo que presumíamos que la batalla habría de generalizarse sobre nuestra ala derecha. Justamente al mismo tiempo, observamos que las tropas chilenas, en columna cerrada, avanzaban sobre Barranco, introduciéndose en las chácaras Pacayar y Larrión, habiendo entre los que marchaban y nosotros, una distancia de ochocientos metros más o menos teniendo de por medio, la Quebrada Honda.
Como el armisticio…, debía terminar en la media noche de aquel día, nos mantuvimos tranquilos, ocupando el batallón Guarnición de Marina la chácara Armendáriz, posición estratégica pues desde ahí dominábamos perfectamente todo el camino a Barranco.




Baquedano pasa revista en el frente: A eso de la una y media de la tarde llegaba el general Baquedano por el terraplén de la vía férrea, y conducido…por el coronel Lagos visitaba la brigada Barceló….Lagos y Velásquez…le daban cuenta de la situación y de sus alarmas.
Declara el general Baquedano, a través de su parte posterior a la batalla, que mientras “practicaba aquel reconocimiento, pude ver que reinaba gran actividad en el campamento de los enemigos. Sus batallones se movían en todos sentidos; llegaban de Lima trenes con tropa, todo, en una palabra, anunciaba que allá se preparaban para un próximo combate. Los jefes de los cuerpos que habían recibido la orden de no hacer fuego, me hacían preguntar sino seria conveniente ya impedir aquellas maniobras. El Comandante General de Artillería, especialmente, teniendo sus cañones abocados a los caminos por donde llegaban gruesas columnas de infantería, me prometia despedazarlas en un instante si le permitia hacer fuego. El permiso, como era natural, le fue negado, i todo lo que me permití hacer, en previsión de cualquiera eventualidad, fue repetir mis órdenes para que las tropas que venían de Chorrillos apresurasen su marcha.
En el preludio de la batalla[6]: dispuse que a las 10 A.M. del 15, formasen todos los cuerpos en sus respectivos campamentos, para pasarles una revista personal y conveniente de su estado de animación y moral. Dada esta orden, me puse a la cabeza de toda la caballería y recorrí la línea desde el primer reducto hasta el de La Palma, con el doble objeto de conocer el estado de la tropa, del arma y llevar el mayor aliento posible al ánimo de los infantes. Habiendo contramarchado a la derecha, di principio a la revista anunciada. Hallábame en esta labor, cuando percibí que los enemigos formaban su línea. Coincidía este movimiento con el que en el mar hacían sus buques, que también se colocaban en línea de combate, amenazando a Miraflores.
En vista de lo anterior suspende “en el acto la revista que estaba pasando y previne que los cuerpos se conservasen en sus campamentos listos para combatir….Esperaba las órdenes de S.E., cuando, como a las 2 P.M., fui sorprendido por la detonación de nutridas descargas de infantería y de artillería, tanto de tierra como de mar.



[1] Se le llamó a tierra, y siendo que el general Baquedano…guardaba siempre, en oposición al ministro de la guerra, la más estrecha y cordial inteligencia con el almirante Riverosla coordinación no sería problemática.
[2] http://www.ejercito.cl/archivos/departamento_historia/cuaderno_8.pdf
[3] http://www.academia.edu/3653463/Unas_cartas_desde_el_Reducto_de_Miraflores_1881
[4] Diario de campaña del Ejército, citado por V. Mackenna
[5] http://www.ejercito.cl/archivos/departamento_historia/cuaderno_8.pdf
[6] Parte del general peruano Pedro Silva

No hay comentarios:

Publicar un comentario