El labrador y la serpiente

En una ocasión el hijo de un labrador dio un fuerte golpe a una serpiente, la que lo mordió y envenenado muere. El padre, presa del dolor persigue a la serpiente con un hacha y le corta la cola. Más tarde el hombre pretende hacer las paces con la serpiente y ésta le contesta "en vano trabajas, buen hombre, porque entre nosotros no puede haber ya amistad, pues mientras yo me viere sin cola y tú a tu hijo en el sepulcro, no es posible que ninguno de los dos tenga el ánimo tranquilo".

Mientras dura la memoria de las injurias, es casi imposible desvanecer los odios.

Esopo

jueves, 19 de abril de 2018

LA SIERRA CENTRAL. 1882 (VI)


Nahuelpuquio y Acostambo: El 5 de abril en las montañas que rodean  Nahuelpuquio, comenzaron a aparecer grandes grupos de gente, como queriendo cortar las comunicaciones de ese pueblo con Huancayo. Empezaron a disparar ya hacia el pueblo ya hacia el camino. Lo que hizo que redoblara la vigilancia ante la posibilidad de alguna sorpresa.
En Acostambo, donde se situaba Alejandro Guzmán (constituido en jefe del cantón por el viaje de su superior Roberto Bell) con 30 lautarinos y 100 Carabineros. Ordena al capitán Sepúlveda, también del Lautaro, y que guarda Nahuelpuquio con 80 hombres de esa unidad, también esté preparado. En la noche las avanzadas cruzan disparos y las fogatas dan una idea que el ataque se aproxima. Esa misma jornada, en Nahuelpuquio, poblado que contaba con una guarnición de 80 soldados del batallón Lautaro, una partida de caballería chilena (Idelfonso Alamos, el mismo de Comas, cuatro carabineros y algunos arrieros) que venían de Huancayo y que transportaban municiones en dirección al pueblo, fueron atacadas por montoneras. Desde el pueblo salió un piquete de soldados para protegerlos y dispersar a los peruanos. Durante todo el día  los peruanos disparan ya contra quien transite por el camino, bien hacia el pueblo o saliendo de él, pero sin provocar bajas
Al día siguiente, 6 de abril, a las 6 am empezó el fuego de fusilería, ahora desde los cerros al poniente del pueblo  de Acostambo (desde Chilgua al cerro de Chuquibraca) y que lo dominan. En la población las tropas han sido diseminadas para escapar a esa fuego. Un número creciente de montoneros subían al morro San Cristobal, al oriente del pueblo. Guzmán envía 10 carabineros a tomar la altura. Los primeros intentos chilenos de controlar el morro fracasan por la fuerte resistencia de los serranos y el aumento de sus números. Se envían refuerzos, de 11 hombres, pero no son suficientes para la lucha que se desarrolla. Y con 20 carabineros más, tercer refuerzo, que suben también y que tras hora y cuarto toman el cerro, dejando una treintena de muertos peruanos. Mientras la infantería situada fuera del pueblo se habían mantenido activa alejando a los montoneros de la izquierda hace tocar al corneta retirada hacia el pueblo. Los peruanos bajan del cerro, pero Guzmán ha enviado algunos soldados a una loma al pie del cerro y desde allí rechazan a los atacantes. Ha optado por retirarse de Acostambo hacia Nahuelpuquio y para ello envía una partida de caballería a solicitar un refuerzo de infantería.
JACALMARCA
En el intertanto la infantería había estado rechazando los ataques por la izquierda y seguían ya a bastante distancia. Se ordena toque de corneta retirada a los chilenos y los indios y serranos empiezan a avanzar, por lo que se colocan algunos tiradores en lomas que se encuentran a los pies de las alturas de las que descienden los peruanos, conteniéndolos. Se contaron casi 80 cadáveres en la zona, al costo de dos heridos a lanza y tres heridos por piedras.  Y la masa montonera ha estado armada de rifles, hondas, garrotes y lanzas
El oficial a cargo, Alejandro Guzmán, pretende retirarse hacia Nahuelpuquio, por lo que envía a un piquete de caballería a solicitar infantería de refuerzo (10) para organizar la retirada. Esto ocurre a las 4 PM. A las 6 PM llega el mayor Roberto Bell y toma conciencia del tamaño de la montonera, unos dos mil hombres, con unos 300 armados con rifles y uniformados. Y a ellos se suman otra partida que ese mismo día ha cruzado el río Mantaro a través de un cable que han instalado en Cacas. A las 7 PM hacen bastante ruido de cajas y cornetas pero no prosiguen el ataque en la noche.
A su vez, ese mismo día 6, en Nahuelpuquio, el oficial del Lautaro, Narciso Sepulveda ha situado (tras el aviso de Guzmán del día anterior) una avanzada en un cerro al poniente de la población, desde la que llega el informe que los montoneros tenían rodeados a los arrieros y carabineros (los mismos que habían llegado el día anterior). Ya a las 9 AM, antes de las noticias que recién se daban, los peruanos habían ocupado los cerros en una extensión de 18 km más o menos, flanqueando el camino que une ese pueblo con Pucará y cruzando tiros por espacio de una hora y media. El grupo de caballería que había enviado Guzmán por refuerzos, y recién había arribado, ahora transportaba en su grupa, por orden de Sepúlveda, a un grupo de infantería (son 11 de caballería y 11 de infantería), mientras un piquete a cargo del teniente Francisco Benavides flanquea a los peruanos. Y otro va al sur. Por último Sepúlveda parte con 15 restantes, para atacar por el frente y así liberar la presión que ejercían sobre Nahuelpuquio. A las 4 PM el combate se hace general y cuando los montoneros empiezan a retroceder, la caballería carga, dejando 21 muertos en el camino (esos son los que quedan en el campo), a costa de un herido de Carabineros  al costo de un solo carabinero herido. Y un rifle se quebró al golpear a un indígena.
El 7 de abril toma el mando de Nahuelpuquio el sargento mayor del Carabineros de Yungay, Manuel Barahona, en esa jornada en los cerros que rodean Nahuelpuquio asoma una gran masa de gente, que se calcula en un millar. Lleva entonces Sepúlveda toda su tropa de lautarinos, avanzan en guerrilla al acercarse a la cumbre. Le separa una quebrada y el pueblo de Tongo de los peruanos, aunque queda a tiro de fusil. Hay un breve intercambio de fuego y entonces los peruanos retroceden de su posición original. Luego vuelven al pueblo.
Como la montonera que les había atacado anteriormente no había sido destruido o al menos dispersada organiza una pequeña columna para tales propósitos. Así en la madrugada del 8 dirige una columna, integrada con tres compañías de infantería pertenecientes al Segundo de Línea, Chacabuco y Lautaro respectivamente, una pieza de artillería y un escuadrón de Carabineros.
El 8 a las 7 AM, sale Sepúlveda de Nahuelpuquio con una compañía del Lautaro, de 100 soldados. Se les envía a recorrer las cumbres de los cerros que separan el río Oroya de Nahuelpuquio y Acostambo, para caer a la derecha del río  y cortar el puente en Cacas. La idea es presionarlos y empujarlos hacia Huanturo y allí la columna Barahona les cortaría el paso y los aniquilaría avanzando por la quebrada de Acostambo en dirección al río. Sepúlveda manda a la mitad de sus hombres con Benavides para que bajen hacia el río sigan la orilla hasta el puente y lo destruyan, mientras él lo protegía desde media falda del cerro. Al otro lado del río quedaba Pilichaca donde había una tropa en formación y  con una banda de música a los que se les hizo fuego hasta despejar la plaza. Alcanzaron a matar a dos hombres que iban a caballo en dirección a Izcuchaca, a dar aviso. Luego hubo más bajas, provocadas por el grupo de Benavides, al costo del caballo del teniente, que de un disparo rodó y cayó al río. Quemó dos casas (no dice si en el pueblo o en su trayecto) y se retiró.
Mientras tanto la columna Barahona sale y descansa una hora para darle tiempo a la tropa de Sepúlveda de cumplir su misión. Al desaparecer los nublados alrededor de las alturas por cuyas faldas debía pasar, dejaban ver que estaban ocupadas por pobladas, como asimismo las que se encontraban al frente. Frente a esto Barahona envía un grupo de tropas de carabineros y del Segundo de Línea  (25 y 50 respectivamente) para que asciendan por la cuesta de Chilgua, en lo que demoran 40 minutos por lo difícil del  terreno. Los guerrilleros se habían concentrado entretanto en un morro, y usando rifles, hondas y galgas para defenderse, se ralentizó el flanqueo de la tropa que subía y, además, empezaron a ocupar otro morro para molestar el ascenso por el flanco, pero fueron dispersados con algunos tiros del cañón, lo que alivió la presión de los que subían, quienes (los segundinos) tomaron pronto control de su objetivo, con al menos 7 muertos en el campo (por la caballería que los cortó) y un número indeterminado de heridos. (en la altura del morro, por los rastros que encontraron)
A su vez el grupo de Lautaro al sorprender en Pilichaca, al otro lado del río, a un grupo de 200 hombres formados. El puente de cordeles Caca por donde pasaban los montoneros de Pilichaca fue cortado por ellos mismos al retirarse. La tropa chilena destruye los puntales que estaban a su lado del río para evitar que sea reparado. La columna Barahona al llegar al río, observa que la montonera se ha corrido al pueblo de Cuencas, al cual le dispara algunos proyectiles de artillería, al no poder cruzar el río
En las cercanías de Jauja, el 8 de abril el pueblo de Murgue se negaba a entregar los víveres, los cupos y habían cortado un puente, negándose después a repararlo. Hay un estado de rebeldía en los pueblos de Huaripampa, Mito y otros. Se envía un pequeño destacamento de 30 hombres para obtener por la fuerza el restablecimiento de las comunicaciones, la entrega de lo debido y vigilar los movimientos de la indiada que vivía por esos rumbos. El grupo sale de Jauja y llegan a Huaripampa a las 7 de la tarde por lo que pernoctan allí y al día siguiente (9 de abril) parte a las 8 AM y avanza para acercarse al puente que había sido cortado. A las 9 30 cuando ya se acercaba se entere que el puente de Huaripampa había sido cortado, dejándolos aislados de Jauja, y rodeados por indígenas liderados por hacendados de la zona, el teniente Figueroa al ver la amenaza de ser impedido de pasar opta tomar las alturas y retroceder combatiendo. Logra desalojar a los atacantes de las alturas, pero al tomar el camino hacia Huaripampa desde las alturas les lanzaban galgas que provocaron la muerte de un chileno y cuatro heridos. Aunque siguieron las pedradas sólo causaron contusos. Al estar efectivamente cortado el puente, se refugian en la casa que estaba junto al puente, donde resisten toda la noche mientras atacaban con piedras y algunos tiros de fusil y dejando 4 heridos más. Durante la noche los ataques fueron varios igual que los disparos, incluyendo un intento de los sitiadores para quemar la casa con pólvora. Al amanecer siguiente salen haciendo fuego en retirada hasta la orilla del río esperando allí los refuerzos del teniente Vivanco, quien llevaba cabalgaduras para permitir el paso de los chilenos arrinconados contra el río. Aunque las bajas peruanas las calculó el oficial en 400 (y 5.000 atacantes), otros las estimaron más realmente en 200.
Del Canto envía un comunicado a Lynch, informándole de lo que acontecía en el departamento, en cuanto a que la actitud de rebelión de las comunidades de los indígenas alrededor de Concepción y Jauja.
Esta serie de combate obliga a un redespliegue y un abandona de las posiciones avanzadas de Nahuelpuquio y Acostambo y cuyo propósito era controlar el paso por el puente de Izcuchaca, ruta más lógica para el regreso de Cáceres. La idea es poder disponer de tropas para operar contra los montoneros, confiando en que las guarniciones en Pucará  y Huayacachi, nuevos puestos de vigilancia, pero mucho más atrasado, puedan ser lo suficientemente fuertes para servir de alerta y sostenerse en caso de ataque. Esas tropas son tres compañías de infantería y un piquete de caballería.
El 8 de abril desde Lima informan a del Canto: van en camino 300 soldados del Santiago para cubrir las pérdidas, que saldrán el 10. Se le autoriza a usar un solo cuerpo en todas las guarniciones que sean necesarias y reunir al resto en un solo punto. Asimismo se envían víveres que van a aliviar momentáneamente la situación.
El 11 de abril del Canto envía a la columna Barahona (la misma de Nahuelpuquio y Acostambo) a la hacienda de Huari, perteneciente al Obispo del Valle para que requise animales y si se niegan a entregarlos o informar su ubicación detenga al administrador, mientras busca el ganado (200 vacunos y 1000 carneros) y luego vuelve a Huancayo, donde la columna se disgregará y las unidades que la integran volverán a sus cuerpos originales (la compañía del Segundo de Línea a Huanyucachi, la del Chacabuco a Pucará y el Lautaro a Huancayo, igual cosa la artillería)
EL TERRITORIO SERRANO
El 15 de abril le comunican que partidas de indios y montoneros habían interceptado las comunicaciones entre Concepción y Jauja. El 16, Del Canto parte con una compañía del Chacabuco alguna caballería y dos piezas de artillería; marcha por el camino real pero se da cuenta al llegar a la zona que no hay tal interrupción de las comunicaciones. Con antelación ha enviado otra columna, a cargo del comandante José Antonio Gutiérrez, jefe del Tercero de Línea y que inicia su derrotero desde Concepción. Toman por el camino de Ocopa, pasa la cuesta del mismo nombre y en algún momento rodear Apata. Está integrada por tres compañías del Chacabuco y 50 Carabineros.
A la columna Gutiérrez le llega el aviso de Del Canto en cuanto a que no hay guerrilleros en Apata, por lo que le ordena que siga hacia Jauja. Se encuentra en el camino con un oficial, quien ya había avisado de la llegada de esa columna a la ciudad, para que le tuviera listo el rancho a su llegada. El mismo sujeto le comunica que cerca de San Lorenzo habían aparecido montoneros, en Pachaco y que le habían disparado. Al llegar la columna a San Lorenzo hizo devolver la mitad de su caballería a Concepción, lugar en que había mejores forrajes.
En Huaripampa reconoce el puente que cruzaba el Mantaro en ese punto e informa que este tiene las 7 cadenas que fueron cortadas en la otra ribera por lo que puede llegar a ser reparado y vuelto a poner en operaciones en pocos días. También en el pueblo, sabedores de las operaciones punitivas chilenas han pedido que no se hagan represalias contra el pueblo, a cambio de expresar sus deseos de paz. Informa que los caminos aún no son seguros y de hecho el 15 de abril una montonera bajó y asesinó a un indígena que traía animales prestados por el cura de Concepción. Y la tropa de caballería que había enviado a Concepción para proteger el correo (y también el camino) le comunicó que en Huaripampa estaban entrenando gente, pero no se veían armas y que las montoneras se veían desde las afueras de Concepción hasta las inmediaciones de Ataura. La buena noticia es que hay confirmación que el batallón Santiago, de casi 700 plazas está en la Oroya.
Antes de llegar al río cerca de San Lorenzo se veían en los cordones de cerros las montoneras, que de vez en cuando les disparaban, inútilmente, porque estaban a más de 3 km. Al llegar al punto donde se había impedido el   que la conducta no volviera a producirse y hace fuego con algunos tiros hacia un pueblo (previa aviso del acto) y a los montoneros que se asomaban por el cerro, los que desaparecen, para volver cuando la columna reanuda su marcha. Pasa por el río que se encuentra cerca de Alaceca y dispara un par de proyectiles de artillería cuando le disparan con fusiles que, debido a la distancia, se vuelven inútiles. Al caer la granada los indios volvieron a desaparecer. En el pueblo de Muquillahue también les disparan pero sin mayor efecto, por lo que también le dispara un par de granadas de artillería. Luego avanza hacia Jauja donde llega al final de la tarde. Informa que los peruanos mantienen el puente cortado con una pequeña guardia en la que flamea una bandera peruana. Respecto de las montoneras las califica de mal armadas y peor disciplinadas y que no serían más de 300.

Una correría como las de Arauco: Para someter a las pobladas rebeldes del lado izquierdo del río Mantaro, el coronel del Canto, envía tres pequeñas divisiones o columnas:
a.    La columna Gutiérrez, por Jauja, dirigida por José Antonio Gutiérrez e integrada por cuatro compañías del Tercero de Línea, una compañía de Carabineros y dos piezas de artillería. Corre por la ribera sur del Mantaro. Este oficial informará que las poblaciones de Huaripampa, Muquiyahue, Muñí y Huanconi han enfrentado la columna y se ha reprimido a la poblada, causándole alrededor de 200 muertos, y vuelve con 200 vacunos y 100 animales de ganado menor. El costo ha sido dos ahogados y un sargento y tres soldados muertos en combate. Ha destruido en Huaripampa al batallón guerrillero del cura Buenventura Mendoza, quien junto a autoridades civiles, quienes organizaron y dirigieron la montonera, que incluso llegó a contar con un pequeño destacamento de caballería, la que fue destruida el 22 de abril, cuando a la altura de Antoshpampa divisaron al regimiento chileno que venían por la ruta de Atishi. En las Pampas de Huyucan y Pirataco precisamente donde fueron aniquilados por un escuadrón de caballería con el que se encontró en terreno llano, perfecto para los chilenos. La población fue incendiada entera luego de saquear todos los alimentos disponibles para cubrir el pago de las cuotas no pagadas. Para el 23 de abril, permanece en Cinces, algunos días.
Sin embargo a la mañana siguiente los chilenos cruzan de igual manera el río, levantando un puente improvisado y empiezan la correría para saquear de alimentos los diversos pueblos que no han entregado el cupo requerido. Se producen escaramuzas entre Pilcomayo, Sicaya y Chupaca, siendo la última una de las más violentas. Y en las pampas de Huyuycán y Pirataco se enfrentan con el batallón guerrillero “Libres de Sicaya” que es destruido por la columna Gutiérrez. Sus altos oficiales que se han salvado intentan cruzar el puente Viso sobre el río Cunas, en el límite de Pilcomayo y Huamancaca Chico, para dirigirse al sur, hacia Chongos Bajos, a encontrarse con las fuerzas del Coronel Ceferino Aliaga y reforzar a los emponchados del Cunas. Disfrazados con poncho y macora, al intentar cruzar el puente una patrulla chilena los detiene y los lleva a Huancayo, donde 3 serán fusilados y uno no por estar herido
b.    La columna Robles, por el puente de La Mejorada, dirigida por Eulogio Robles con cuatro compañías del Lautaro, batallón que dirige, un escuadrón de caballería y dos piezas de artillería. La noche previa al cruce, el 17 de abril a la medianoche inutilizan el puente colgante de La Mejorada (frente a Huancayo) a punta de combo y cincel. Atacaron el cable principal del puente el que cae estrepitosamente al río Mantaro. Una patrulla chilena es alertada por el ruido y lanza una descarga. Los atacantes, una partida pequeña, huyen a la rastra para escapar de las balas, contentas de su éxito. También, otro grupo hace caer el puente en Chongos Bajos.
Pero al día siguiente los chilenos improvisan un nuevo puente con el que cruzan y siguen su marcha
c.    La columna Barahona, que se mueve por Chongos Bajos con el mayor Manuel Barahona que avanzó con tres compañías el Segundo de Línea, dos piezas de artillería y una compañía de caballería. El 19 de abril en Chupaca (o Carato) se enfrenta con el batallón guerrillero Los Emponchados del Alto Cunas, liderado por Ceferino Aliaga, al cual destruye con escasas bajas. Los peruanos derrochan un valor suicida pero terminan en el suelo por centenas. La población es incendiada.
La campaña tomó 10 días (desde el 19 al1° de mayo) en marchas, ataques y dispersiones de montoneras, pacificando (aniquilando) a la mayoría. El número de muertos de los peruanos, catalogados de montoneros, ascienden a 470. Se trajeron gran cantidad de animales, mayoritariamente corderos. De armas sólo 9 fusiles de distinta clase se capturaron y varias lanzas. La columna Robles capturó 700 animales vacunos y unas ocho mil ovejas, además de “21 cargas de azúcar, 4 sacos de arroz y 10 barriles de licor. La división del coronel Gutiérrez trajo 146 animales vacunos y 86 ovejas, como igualmente 8 sacos de arroz y 6 barriles de manteca… De los animales traídos se está sosteniendo la división de mi mando.[1]

El subteniente Benavides recordó una expedición a mediados de mayo, en la que se envió a parte del Lautaro con tropa del Carabineros: “pasamos uno a uno y con grandes precauciones el puente Lautaro, y en la tarde todo el batallón vivaqueaba en la orilla opuesta”. Parten al día siguiente y primero llegan a una hacienda abandonada recientemente por sus moradores, arrancando de los chilenos. Encuentran en un potrero unas 3.000 ovejas y se da orden que se las sacrifique, porque “no se pueden llevar ni mandar a Huancayo, y si se dejan al enemigo las puede esconder en alguna quebrada” Solo permanecen en el lugar para efectuar la masacre de animales. Luego marchan y al rato empieza a caer una plumilla que luego se convierte en copiosa nieve que en una hora crea una cubierta de 20 centímetros de profundidad, cansando a la tropa pues se hunde en ella. Avanzan por senderos poco frecuentados los que permite tras más de 24 horas sin comer y con algunos descansos solamente para ordenar las filas llegar a la hacienda Incahuasi.
HUARIPAMPA
Los carabineros que les precedían les esperan. Han capturado al administrador de la hacienda. Pero no encuentran animales. Ocupan hasta el último centímetro de las casas y también los patios. En la noche cae nieve pero en menor cantidad. A la mañana siguiente los carabineros hacen reconocimiento en diversas partidas pero todos llegan con el mismo parte: de animales no hay huella alguna. En la tarde se envían más partidas, ahora del Lautaro, nutridas y vigilantes por alguna celada que les tendieran las montoneras. En la tarde cuando empiezan a volver una llega con buenas noticias: encontraron una gran cantidad de animales escondidos en un vallecito. En toda la tarde y parte de la noche y el día siguiente se ocupan de traer los animales y llevarlos hasta los corrales de la hacienda que ocupan. Caballares y vacunos se encargan los carabineros y las ovejas van de parte de los del Lautaro.
El llevar las ovejas fue todo un desafío a veces corrían jadeantes y caían  y se pisaban y a ratos se estrechaban y marchaban unas en pos de otras; pero en círculo, al que siempre daban  vueltas y más vueltas. Para que el piño siguiese la marcha había que romper violentamente las desordenadas filas y hacer que un carnero de astas caracoleadas, cuánto más caracoleadas mejor, tomase la delantera” Toman por el camino real, pero cuando entran en una pequeña población los animales se arremolinan en círculos de nuevo y se les suma el piño de animales que venía detrás, empeorando el caos, hasta que toman cuatro de los carneros caracoleados, los atan por las astas y se abren paso hacia la salida que se deseaba tomar y luego las demás ovejas las siguieron hasta un puente donde empiezan a cruzar, pero una se cae al río y la empiezan a seguir otras, las que mueren ahogadas. Pero terminan de cruzar y tras una marcha de ocho a diez días consiguen llegar a Huancayo donde las entregan a los faneadores para que las distribuyan en las unidades, dejando unas mil en el camino.

A finales de abril, del Canto recibe una comunicación de Lynch, con fecha 22 de abril. En ella el vicealmirante responsabiliza de la revuelta a los municipios que imponen las cuotas sobre los indígenas pero dejan en paz a los hacendados. Recomienda tratar directamente con los caciques y comprar lo que a ellos se les retire. Le propone que organice una junta con los oficiales superiores de sus unidades para discutir el tema. Respecto del Santiago, le recomienda que lo mantenga cerca suyo y reunido como unidad porque no confiaba en la conducta de su oficialidad

En las filas del Lautaro y en las demás unidades se oyen los rumores de una vuelta pronta a Lima. Pero son sólo eso, rumores.
Sin embargo organizar esas divisiones ha provocado que se desguarnezcan o debiliten las guarniciones. Así en Pucará solo quedarán 50 soldados del Chacabuco, luego reforzada por una compañía del mismo batallón.
Las compañías del Segundo de Línea abandonaron Huancachí. Posteriormente los peruanos atacan a la guarnición en Huanyucachí, integrada por el Segundo de Línea, pero pronto sale otra columna para escarmentar a los atacantes, integrada por el batallón Tercero de Línea, una compañía del Chacabuco, un par de piezas de artillería y algo de caballería. Y para no dejar desamparado Concepción, donde estaban los del Chacabuco, se manda otra compañía del mismo batallón.


[1] Parte de combate de Estanislao del Canto

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