El labrador y la serpiente

En una ocasión el hijo de un labrador dio un fuerte golpe a una serpiente, la que lo mordió y envenenado muere. El padre, presa del dolor persigue a la serpiente con un hacha y le corta la cola. Más tarde el hombre pretende hacer las paces con la serpiente y ésta le contesta "en vano trabajas, buen hombre, porque entre nosotros no puede haber ya amistad, pues mientras yo me viere sin cola y tú a tu hijo en el sepulcro, no es posible que ninguno de los dos tenga el ánimo tranquilo".

Mientras dura la memoria de las injurias, es casi imposible desvanecer los odios.

Esopo

jueves, 19 de abril de 2018

LA SIERRA CENTRAL. 1882. (X)


El 7 de julio salió el primer convoy con heridos y enfermos, los que pueden valerse por si mismo y van armados. Son 282 enfermos. Algunos en la grupa de los carabineros que les acompañan. Otros en burro y los menos, 24, en camilla. Van protegidos por una escolta del Carabineros de Yungay, a cargo del sargento mayor Alejandro Guzmán y una quincena de soldados del Segundo de Línea. Esa columna aloja el mismo día en Concepción. Arriban cerca de las doce horas “continúan su marcha hacia Jauja, donde se había dispuesto mejores acomodaciones, para recibir esta columna de enfermos y heridos de la división. [1]. Ese mismo día una montonera privó a una partida chilena las cargas de bagaje que había mandado a Oroya, con el teniente Manuel Escobar del Santiago, fueron perseguidos por otra partida de 20 hombres del Chacabuco bajo el mando del subteniente Miguel Santos, quienes los batieron en Rieran, no se encontraron las cargas y sólo pudo causarle dos o tres bajas.

PLAZA DE CONCEPCION
En Concepción, el capitán Nebel (también enfermo), el día 7 se encarga de reunir en la plaza del pueblo a todos los heridos y enfermos que puede. Los deja momentáneamente en el suelo o en camillas a los más graves, mientras organiza la evacuación. Ordena a los arrieros que los soldados capaces de montar lo hagan en las mulas disponibles. Dos hombres por animal. Nebel advirtió a Carrera Pinto, aún teniente, a cargo de la guarnición de Concepción que las montoneras estaban mostrándose audaces porque atacaron incluso llegando a la plaza para disparar y huir de inmediato, pero que nunca los habían podido atrapar.

Combate en Chicla: Al mediodía del 7 de julio llegó un indio serrano corriendo hasta la población de Chicla. Avisaba que una montonera de 300 integrantes se acercaba a la población. La guarnición se prepara al son de las órdenes transmitidas por corneta. Los sesenta soldados están listo, pero se hace necesario llamar a los refuerzos que podían disponer en tiempo, 27 soldados en Casapalca. Los asaltantes rodean a la población y se combate por largo rato hasta las 5 30 PM en que los fuegos disminuyen. No vencen a la guarnición, pero consiguen, eso sí, llevarse a 300 animales que tenía la guarnición, destrozando la vía férrea, al sacar algunos rieles, incluso el del puente de Infiernillo en varios puntos y cortaron las líneas telegráficas. Aunque cumplida su misión, la guerrilla no tenía capacidad de afectar las comunicaciones más que un breve tiempo, pues estas se restablecieron con prontitud.

El 8 de julio estaban como tropa de guarnición, de sur a norte, las siguientes cantidades de soldados: Marcavalle (114), Pucará (235) Zapallanga (180), Huayucachi (232), Huancayo (1644), Concepción (73), Jauja (423), Tarma (195) La Oroya (152), Junín (26) y Cerro de Pasco (492). Ese mismo día se había fijado como fecha para que la división empezara a salir de Huancayo, pero, dice del Cantotuve noticias que el hospital de Jauja no había sido evacuado, y como al siguiente día 9 debía moverse toda la división dispuse para ese día la marcha del resto del convoy de enfermos[2] Mientras tanto la columna de inválidos de Nebel avanzó ese día en dirección a Jauja a la que llegaron el 9. Esta fuerza quedó reforzando a la guarnición existente, lo que la hacía subir a más de 423 combatientes en Jauja.
El 8 debía salir la columna con los enfermos y heridos más graves, los que debían ser trasladados por camilla desde Huancayo. A cargo de ella iría el sargento mayor Quintavalla, segundo jefe del Chacabuco sin embargo para esa operación se requería la asistencia de indígenas que actuaran de porteadores, para lo que del Canto da la orden al Segundo de Línea a que se dedique a esa tarea, como recordó el soldado Ibarra, “mi Coronel ordenó que al día siguiente a las 5 A. M. fueran un Cabo con 8 soldados por compañía a la campiña a buscar cholos serranos y traerlos al cuartel para que carguen las camillas con los heridos y enfermos y que los lleven a la estación de Chilca y ponerlos en libertad a los cholos para que se vayan a sus pueblos y que les repartan coca para que lleven y no sientan el trayecto. Al día siguiente  (9 de julio) a las 8 A. M. habían traído más de 50 cholos, y luego repartieron coca para el viaje porque esa es la comida y yuta de copado y esto lo usan en las caminatas y sufrido para el hambre y la sed, y teniendo coca es una alegría para ellos.” Por lo demás tampoco el hospital de Jauja ha sido desocupado aún, por lo que decide del Canto que salgan el 9 a primera hora, junto a la división.
CONCEPCION MEDIADOS DEL SIGLO XIX
La orden es que avance sin detenerse hasta Concepción, para reunirse con la guarnición del Chacabuco que quedaba en el pueblo (Carrera Pinto). Y dio orden al Santiago, que ocupaba Marcavalle y Pucará, de concentrarse en Huancayo a primera hora de la mañana.

El Brujo de los Andes relató que el 8 de julio en la noche, finalmente “se puso en movimiento (el Ejército del Centro) con los guerrilleros de Chongos, Pasos, Acostambo, Acoria y otros pueblos, acampando sobre las alturas de Tayacaja que dominan la población de Marcavalle. La noche se pasó haciendo los preparativos para emprender el ataque en la madrugada,… Desde las posiciones de Tayacaja se divisaron perfectamente las avanzadas chilenas de Marcavalle.”. Tras el rancho ordenó la disposición de sus tropas para el ataque.

9 DE JULIO: Dice Andrés Cáceres en su parte, que sus tropas se distribuyen de la siguiente manera para iniciar su ataque:
a.    la 2° División de línea i los batallones Acoria, Colesbamba, Huando, Acostambo i Pillichaca de guerrilleros, atacaran por las alturas de la izquierda, de donde se domina Marcabaye i Pucará comandada por el coronel Jefe del Estado Mayor Manuel Tafur, por el coronel Subjefe de Estado Mayor Arturo Morales Toledo y por el comandante de la 2ª División Justiniano Arciniega
b.    Batallón Tarapacá de la 1° División de línea i los guerrilleros de Huaribamba i Pampas atacaran por el centro con parte de la artillería comandaba el coronel Secada, Comandante en Jefe del ejército, y el coronel Manuel Cáceres, Comandante General de la 1ª División
c.    Batallón Zepita i el Batallón Izcuchaca, con los guerrilleros de Pasos, Tongos i 2° Columna de Pampas emprendieran por la derecha un movimiento de protección,
d.    A cargo del mismo Cáceres estuvo el cuerpo de ayudantes, la escolta de honor i cuatro piezas rayadas de artillería” constituido frente a Marcavalle, hacia el costado derecho

En este orden, en la madrugada del 9, a las 5.30 A.M., en punto, se hizo el primer tiro de cañón sobre las avanzadas enemigas, atacando simultáneamente nuestro ejército, y con tal empuje que en media hora desalojó al enemigo, lanzándolo hasta Pucará, situado a un cuarto de legua de Marcavalle[3].
Así comenzaba el tercer combate de Marcavalle. La unidad chilena atacada era la Cuarta Compañía del Santiago, al mando de Diógenes de la Torre. Es la que sufre el peor golpe porque termina con trece soldados, un teniente, un subteniente y un sargento muertos.
Al aparecer los peruanos los chilenos son completamente sorprendidos por el violento fuego de las tropas caceristas. Ya se ha dicho que la falta de caballería privó al Santiago de la posibilidad de enviar exploradores, desconociendo la presencia del general peruano y su Ejército tan cerca suyo. Aunque no debe descartarse la responsabilidad del comandante del Batallón Santiago, Domingo Castillo, pues la escasa caballería de la que podía disponer, la tenía concentrada Zapallanga. El corresponsal de El Mercurio en Lima señala esta crítica, agregando la complicación de la separación entre la avanzada (a seis kilómetros) y el batallón extendido en una distancia de unos 24 a 30 kilómetros. Se lee: “un Jefe previsor y prudente no hubiera debido dar nunca lugar a que sus tropas se encontraran en tan comprometida situación”, pues además había limitación de municiones (80 tiros por hombre).
BUENAVENTURA MENDOZA, CURA GUERRILLERO
Los peruanos en 15 minutos logran dominar el terreno y a los chilenos retirándose (sino huyendo), dejando en el camino a los heridos, los que son repasados. Esto se deduce porque en el listado de bajas de la compañía no hay heridos, por lo que se entiende que fueron abandonados, junto con los muertos. La indiada serrana realizó su práctica de decapitar cabezas y ponerlas en la punta de sus lanzas (y quizás también el resto de sus miembros).
Los sobrevivientes de la compañía número 4 se retiran con rapidez (si es que no es que huyen) hacia Pucará. La ventaja de la artillería, ahora disponible para las tropas de Cáceres, a diferencia de lo ocurrido en febrero, les da un mayor poder de fuego.
El ataque peruano no es sólo por el centro sino que también por los cerros de izquierda y derecha, disparando desde las alturas y con la intención de envolver a esas tropas.
Dice de la Torre en su parte que la pequeña avanzada de su compañía situada en La Garita,  le fue ordenada que se retirara al cuerpo principal (la compañía). De la Torre avisa a Pucará, donde está el capitán Pedro Pablo Toledo con dos compañías del mismo batallón, informándole que se va a retirar en esa dirección y lo socorra. Sobre los chilenos empiezan a cargar “la 1° i 2° compañía del Batallón Tarapacá por el centro, i los guerrilleros de Acoria, Colcabamba, etc., por el flanco izquierdo, al mismo tiempo que atacaba por la derecha la Columna de Izcuchaca, i que la artillería hacia algunos certeros tiros[4].
A unos seiscientos metros de Pucará, el capitán de la Torre se junta Toledo. La debilitada cuarta compañía es apoyada por las otras dos, y se empeñan en combate pero la inmensa superioridad numérica peruana se impone con rapidez y los chilenos empiezan a retrotraerse hacia Pucará.
Mientras en Zapallanga, donde se encuentran dos compañías más del Santiago, y una escasa caballería de 30 hombres del Carabineros de Yungay, todos ellos a cargo de Domingo Castillo. Este oficial al oír los disparos del combate se dirige en esa dirección sólo con 30 hombre de caballería para saber qué pasa. En eso le llega el mensaje verbal de Pedro Pablo Toledo, transportado por un carabinero, indicándole la seriedad del ataque. En esos instantes Castillo ve cómo los cerros empiezan a poblarse de peruanos que avanzan rápido en dirección a Pucará, por lo que manda al mayor Fernando Pérez que le acompaña, junto a la caballería, para que tome el mando de las tropas que se repliegan. Lo hace con la orden de seguir la retirada y usar a la caballería para acelerar el traslado de los soldados que vayan a la grupa de los animales y se puedan retirar a una posición en terreno plano al otro lado del riachuelo. Castillo parte al galope a buscar sus otras dos compañías que están en Zapallango.
En el pueblo “se trabó un nuevo combate entre el…Santiago y cuatro compañías de los batallones peruanos Tarapacá, Junín y la Columna de guerrilleros Izcuchaca. Sorprendido el enemigo en estas posiciones por un ataque tan decidido, emprendió una fuga desordenada hasta la banda derecha del río, situada frente a Pucará; persiguiéndolo en su retirada únicamente las dos compañías del Batallón Tarapacá, viniendo detrás de éstas el resto del batallón pronto para tomar parte en el combate en caso de necesidad.”[5]
Castillo ordena al piquete que le acompaña que se dirija a Pucará, tomé el mando de las fuerzas que se encuentre allí y apoye la retirada de la compañía de De la Torre y de Pedro Pablo Toledo que evitaban el envolvimiento y dejaban el pueblo mientras combatían. Los chilenos cruzan el rio y se ubican en una posición llana. Como abandonan el pueblo, quedan en manos de los peruanos la documentación del cuartel, la mayor parte de los uniformes nuevos que habían llegado hacía poco y no habían sido desembalados. Castillo al galope va a buscar al resto de las compañías del Santiago ubicadas aún en Zapallanga. Envía un segundo aviso a del Canto para contarle del ataque y la necesidad de refuerzos.
SEVERO AMENGUAL
Los chilenos consiguen detener momentáneamente el asalto que se ha desarmado un poco, merced al fuego de los comblain, rápido y certero, pero la posición defensiva, salvo el arroyo o río que cruza, es bastante débil, por lo que los peruanos siguen avanzando y los soldados invasores se repliegan, ahora en orden, y mantienen la distancia hasta que se contactan en el sector de La Punta, a las 9 AM, a los refuerzos y ahora es todo el batallón Santiago el que enfrenta a los peruanos. Desde allí los chilenos optan por retirarse más hacia Huancayo, para encontrarse con las tropas solicitadas como refuerzos. Se han sumado nuevas bajas: tres muertos y doce heridos en la Tercera Compañía, más dos carabineros heridos
En Huancayo, donde estaba el mismo del Canto, llega el mensaje del ataque peruano a las 7 de la mañana, mientras se encuentran en misa. Desde esa ciudad parte el coronel para enfrentar a Cáceres, con el Segundo de Línea, Lautaro (salvo dos compañías), dos compañías del Chacabuco (la segunda y la quinta que no han partido aún), alguna caballería del Carabineros y 2 piezas de artillería. Deja dos compañías del Lautaro para proteger la ciudad y los heridos[6].
Al contactar con los del Santiago, avanza para encontrar a los peruanos, pero estos sólo se retiran, dejando a del Canto avanzar sin intención de entablar combate y ocupando las alturas. Pronto el coronel ordena volver, dándose cuenta que es una pérdida de tiempo y energías esa persecución y vuelve sobre sus pasos. Cuenta un veterano de la campaña, “estas tropas íbamos a marcha forzada…en el camino encontramos varios heridos; llegamos a Pucará a las 10 a.m. ya el enemigo se había marchado a las cumbres de los cerros donde no los alcanzábamos ni a tiro de cañón entonces mi coronel ordeno recoger los heridos i sepultar a los muertos[7]
El Santiago permanece en La Punta, junto con toda la caballería, hasta el 10 en la mañana, cuando inicia su marcha hacia Huancayo, al mismo tiempo que empieza la salida de la división de esa ciudad, a las 7 de la mañana.
Cuenta Andrés Cáceres en su parte de guerra enviado a Huancavélica, “Obligado el mismo día 9 a no continuar la marcha y permanecer en (Pucará)[8], ocupé el día en nuevos reconocimientos y en preparar todas las fuerzas para el ataque que debía emprender al día siguiente. Pero (los chilenos abandonaron) las posesiones de la Punta en las primeras horas del día 10, y más tarde la ciudad de Huancayo… Apenas tuve conocimiento de este hecho, continué la marcha suspendida…, y mis fuerzas ocuparon el pueblo de Zapallanga, al mismo tiempo que tres ayudantes con un piquete de caballería desfilaban a ocupar la ciudad de Huancayo, a la que penetraron a las 6 P.M. (y también) otro piquete de caballería formado de parte de la Columna de Honor de Pampas…(El 12 de julio) el ejército de mi mando ha ocupado a Huancayo y continúa su marcha en persecución del enemigo, que se halla hostilizado por todos los puntos por donde tiene que transitar…la precipitada fuga de los chilenos nos ha puesto en posesión de muchos fardos de ropa militar y otros artículos, entre los que se encuentran 18 cajones de munición. Acabo de recibir comunicación de la quebrada de Huarochirí, en la que me dan parte que todos esos pueblos se hallan en movimiento para atacar al enemigo y cortarle el puente de Purhuay.
El plan de Cáceres, al menos sobre Jauja y Concepción parece ir funcionando. El parece cuelga de su ignorancia acerca de lo ocurrido en La Oroya, donde el ataque fracasó y se realizó a destiempo y en Chicla el éxito fue muy parcial, aunque se realizó más sincronizadamente que el del coronel Tafur.


La División de Vanguardia: Cáceres dio órdenes para que “las columnas ligeras mandadas por el coronel Gastó y la columna “Comas”, asaltasen el cuartel de Concepción[9] Esto era sólo una parte del plan del Brujo. Al mismo tiempo el asaltaría a las tropas chilenas en Marcavalle y Pucará, las destruiría y luego se lanzaría en persecución de la división del Canto que se iba a retirar. Gastó luego de aniquilar a la guarnición de Concepción atacaría la de Jauja y la destruiría, posteriormente ocuparía las cumbres en el camino de Jauja a Tarma y de esta última a La Oroya para ir atacando a los chilenos en retirada. Y los invasores se encontrarían encerrados porque previamente el coronel Tafur habría destruido el puente de cimbra que corría por allá en La Oroya y Cáceres daría el golpe final a lo que sobreviviera a la división chilena.
Salieron de Izcachuca y transitaron por caminos menores, quebradas y cerros para llegar a su objetivo, lo que hacen el 30 de junio, al arribar al pueblo de Comas, donde les espera Ambrosio Salazar, jefe de la columna (montonera) del lugar, las que estaban armadas con palos, hondas y lanzas mayoritariamente y algunas armas de caza o personales por parte de los blancos. Gastó llevaba dos batallones de línea: Pucará (Freyre) y Libres de Ayacucho (Carvajal). Se da unos días de descanso a los recién llegados batallones que han arribado agotados de su larga excursión al tener que rodear Huancayo.
Salen el 8 de julio de Comas en dirección a San Antonio de Ocopa, donde pernoctan bajo la protección del enorme convento existente, y continúan su marcha al día siguiente, recibiendo en esa ruta el aviso que Cáceres atacaría Marcavalle. Será en San Antonio donde Giuseppe Benza, genovés, dueño de las haciendas Chimpimayo, Paltainioc y Misquipuquio[10], ubicadas en el valle de Uchubamba “cargó casi el total de sus acémilas para abastecer a los guerrilleros de coca, aguardiente y kerosene y los llevó un día antes de la Batalla de Concepción….los guerrilleros Apatinos eran casi un centenar,”[11]. La coca y el aguardiente era para la indiada que los acompañaba. El kerosene para incendiar el cuartel.
Las órdenes de Gastó, que estaban vigentes, eran atacar a Concepción o primero Jauja y luego seguir con la que estuviera aun indemne. Pero primero, se le ha encomendado constituirse en Apata, usando los accidentes del terreno a su favor, ya que está informado que la columna de inválidos se encuentra en ruta (la de Quintavalla) y poco guarnecida, lo que la convierte en un fácil  blanco para aniquilar en la noche. Cáceres también le ha asegurado que Tafur, ya desocupado de su trabajo en La Oroya, lo apoyaría muy pronto (Cáceres ignoraba el fracaso del puente y la persecución chilena que desarmó a la montonera).
El 8 de julio en San Antonio “a las cuatro de la tarde…arribaron al pueblo las fuerzas del improvisado ejército peruano,….llegó primeramente la fuerza de Comas (Ambrosio Salazar y Márquez),... formaba parte de la división vanguardia del ejército del Centro,…además, las ligeras columnas Ayacucho y Pucará, mandadas por el coronel Juan Gastó en calidad de comandante general; llegaron estas columnas una tras otra... La llegada de la división fué inesperada, sin embargo, con motivo de la recepción de la respuesta del general Cáceres, el pueblo estaba á la sazón reunido con todas sus autoridades. A su inmediata llegada, el jefe de la columna Comas se dirigió al pueblo á preguntarles como andaban de patriotismo, por que ya se acerca, dijo, el momento de probarlo prácticamente. Una de las autoridades, haciendo uso de su macarrónico castellano, le contestó: señor, estamos ejercitando guerrillas. (Salazar y Márquez) les volvió á preguntar si sabían de cuantos hombres se componía la guarnición chilena de Concepción; varias voces contestaron que, sin precisar el número, calculaban que habría unos cincuenta hombres. El aludido jefe Interlocutor, excitado con la espuela á su corcel de combate, dijo: apenas alcanzan una taza de té. Estas sencillas palabras hicieron subir de punto el entusiasmo del auditorio….No trascurrirían treinta minutos, (y llegó un mensaje) de los jefes venidos de Comas, de parte del (Obispo del Valle en cuanto a) que los chilenos no tardarían en retirarse á efecto de reconcentrase en la capital; pues dicho Prelado estaba al tanto de lo que pasaba en Lima, por cartas particulares que había recibido de la capital de personas muy enteradas de las disposiciones del general Linch (sic), desde quince o veinte días antes.[12]
AMBROSIO SALAZAR
La División de Vanguardia descendió a Santa Rosa de Ocopa para tomar después la esquina del panteón de Alayo, hacia la izquierda, para embocar por el callejón de Inquich y desde ahí desembocar a Lastay, que estaba a 3 kilómetros de Concepción, y a la que arribaron a las 4 PM (versión peruana). Según Ambrosio Salazar en ese punto “para distribuir á la fuerza de mi mando (columna Comas), que constaba de 170 hombres con rifles desiguales, las municiones que á costa de muchas fatigas me arbitré en Comas”. Según la versión de Atanasio Varela, luego “tomar el flanco izquierdo de la plaza de Concepción y emprender el ataque por allí, una vez desocupada ésta de la afluencia de gente que había concurrido á la feria dominical.[13] 
La decisión de atacar Concepción se tomó en un consejo de guerra. Gastó, recordémoslo, tenía la posibilidad de elegir cuál atacar: si Jauja o Concepción. Ambrosio Salazar (en su parte) describió que Gastóopinó que la hora era inoportuna para emprender el ataque y que además era necesario saber con fijeza sobre el paradero (de Cáceres) y su ejército, o de algún movimiento que éste haga contra el grueso del ejército enemigo (en Huancayo); y que, en consecuencia, era más conveniente…ocupar las alturas de este pueblo, para estar atento á las evoluciones que lleve á cabo dicho señor general y operar en seguida de concierto con ellas. Yo no quise cejar ni un punto de la resolución que traía desde que salí de Comas, de atacar al enemigo sin pérdida de instante. Viendo el sargento mayor don Luis Lazo, 2° jefe de la columna Ayacucho, que mi propósito era inquebrantable, se asoció á mi dictamen y dijo en voz alta, como á US. le consta, que él me acompañaría en mi empresa aunque sea solo.


[1] La campaña del Ejército del centro en 1882. Defensa de la plaza de La Concepción 9 y 10 de julio de 1882. Pedro Eduardo Hormazábal Espinosa. Ignacio Carrera Pinto, el Héroe
[2] Parte de campaña de Del Canto, de 30 de julio de 1882
[3] F Horta Correspondencia a El Eco de Junín del 26 de agosto de 1882.

[4] Parte de Guerra de Avelino Cáceres de marcavalle y Pucará
[5] F Horta Correspondencia a El Eco de Junín del 26 de agosto de 1882
[6] En sus memorias del Canto cuenta que a los oficiales de las diversas unidades no las encuentra y tiene que partir sólo, con únicamente dos compañías del Segundo de Línea, pero es inverosímil pues después se reúne con ellos en una junta y no los recrimina ni menos los sanciona por no estar en su puesto.
[7] Ibarra, Marcos, Campaña de la Sierra-La Concepción-Una aventura. El texto ha sido corregido de sus faltas de ortografías pero dejando su redacción original
[8] Cáceres lo justifica a consecuencia del furor de que estaban dominados, especialmente los guerrilleros, lo que hacía temer que en su frenético entusiasmo confundieran con el enemigo a los habitantes de esos pueblos y se lanzaran a una carnicería espantosa Dirá F Horta en  Correspondencia a El Eco de Junín del 26 de agosto de 1882. encendiendo en el ánimo de todos un valor que los hubiera llevado, quizás imprudentemente, a lanzarse de una vez sobre Huancayo, si el Comandante en Jefe y el mismo General Cáceres, previendo los resultados desastrosos del abuso del triunfo, no hubiesen ordenado repetidas veces que hicieran alto nuestras fuerzas.

[9] ASALTO DE CONCEPCIÓN: 8 DE JULIO DE 1882. Por: Ambrosio Salazar. *Crónica publicada en el diario “El Perú”, Lima, 8 de julio de 1886. 

[10] MANRIQUE GALVEZ, Nelson: Las Guerrillas Indígenas en la Guerra con Chile, Lima, 1981, p 39.
[11] COMISION PERMANENTE DE HISTORIA DEL EJÉRCITO DEL PERU: La Resistenciade La Breña, Lima, 1982, t II, p 42.
[12] Testimonio publicado en El Diario de Santa Rosa de Ocopa en noviembre de 1893 en http://gdp1879.blogspot.cl/2011/07/relato-de-atanasio-valera-sobre.html
[13] En http://gdp1879.blogspot.cl/2011/07/relato-de-atanasio-valera-sobre.html

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